摘要:En la medida en que un obituario representa un recorrido sobre el significado de la vida de alguien que falleció recientemente, el de Eduardo H. Rapoport (“Eddy”) debería ser una especie de espiral ascendente o un calidoscopio colorido. Su legado nunca será recordado por convenciones rígidas o lineales. Evocar a Eddy es pensar en su genialidad y en sus asombros de niño. En su gran sentido del humor y en su libretita (siempre en el bolsillo) en donde anotaba datos peculiares y “tarzanismos” (mezcla de dos o más expresiones populares tales como “no por mucho madrugar, Dios lo ayuda”). Recordarlo es rememorar su estilo trasgresor; Eddy se negaba a pensar la ciencia en una forma convencional, y eso lo convirtió en un ser trascendente.