摘要:Existe la idea de que los usuarios de una segunda lengua son una especie de hablantes inperfectos que nunca llegarán a alcanzar el nivel de los nativos. En este artículo se argumenta que el dominio de un idioma se establece en tres dimensiones: la del sistema lingüístico, la de la complejidad de los textos y la de la situación comunicativa. A partir de ellas resultan varias posibilidades expresivas y todas son legítimas. Esta perspectiva permite una consideración novedosa de los hispanohablantes de herencia en EE. UU., los cuales tienen el español como segunda lengua apropiada, que no propia. Esto quiere decir que los hispanohablantes la aprenden porque fue la lengua de sus antepasados y se la apropian emocionalmente, pero no pretenden que reemplace a su inglés nativo, sino que conviva con él. De esta manera los hablantes de herencia pasan a integrarse en la Hispanofonía, el equivalente hispano de lo que en el dominio del inglés es el circulo externo de los hablantes de India, Nigeria o Jamaica.