摘要:Esta vez es diferente. Lo hemos oído muchas veces, pero en esta ocasión el adagio refleja verdaderamente una respuesta distinta de la UE a la pandemia si la comparamos con la crisis financiera precedente. Podemos así afirmar que, en esta ocasión, la respuesta ha sido distinta por tres razones. En primer lugar, la naturaleza del shock económico ha sido diferente . En el origen de la actual crisis se encuentra una pandemia (un problema de salud pública) y no una acumulación interna de desequilibrios, como los préstamos desmesurados a los propietarios de inmuebles o la fragilidad de los estados de la periferia de Europa; tampoco a acreedores imprudentes ni a deudores temerarios. Esta vez, el impacto sobre la economía ha sido más pronunciado que durante la Gran Recesión (2009-2013) y ha afectado en primera persona a todos los estados miembros. En segundo lugar, la crisis de la COVID-19 le llegó a la UE tras haber reforzado el marco institucional, precisamente, en respuesta a la crisis financiera global de 2009, limitando de este modo la balcanización de los mercados financieros que tan alto precio se había cobrado en 2011-2012. Finalmente, y en tercer lugar, el marco conceptual de las dos crisis ha sido diferente. Esto se ha debido en parte a que, como hemos dicho anteriormente, no era posible señalar a unos acreedores imprudentes ni a unos deudores temerarios. En esta ocasión, el coro de expertos que reaccionó al estallido de la pandemia en marzo de 2020 fue unánime al pedir a los gobiernos nacionales que actuasen rápidamente, y que hiciesen todo lo que fuese necesario para “mantener las luces encendidas” hasta el final de la recesión.