La metáfora es una extensión semántica basada en similitud (se descubre una semejanza entre dos cosas), mientras la metonimia, en contigüidad (para hablar de una cosa se refiere a otro referente relacionado). El sujeto no animado está frecuentemente explicado como personificación (metáfora). El autor trata de demostrar que no son pocos los ejemplos de sujeto no animado basados en la metonimia. En caso de la frase metafórica con sujeto no animado, se observa la extensión semántica, no sólo en el sujeto, sino también en el verbo, y con paráfrasis con sujeto animado no se elimina el matiz de comparación. Pero, los ejemplos observados aquí, si se parafrasean los sujetos en frases de “instrumento”, “medio”, “conducto”, “lugar”, etc…, resultan interpretables literalmente y sin ningún matiz de comparación. Es decir, debe pensarse que lo que subyace en el uso de sujeto no animado en estos ejemplos no es la metáfora sino la metonimia, por la que el punto de vista al agente o participante humano se desplaza al instrumento que usa, la circunstancia en que realiza la acción en cuestión, etc… Además, en cuanto a algunos ejemplos metafóricos con sujeto no animado, cabe esperar que se basen primariamente en la metonimia y que la metáfora tenga un papel secundario, la cual no concierne en este caso a la personificación sino a otros tipos de metaforización.