摘要:La prevalencia de disfagia varía según el método empleado para su detección. Tras ictus se ha descrito en el 37-45% mediante test de cribado, 51-55% mediante signos clínicos y 64-78% mediante test diagnósticos, como la videofluoroscopia o la fibroendoscopia. Se encuentra con frecuencia en pacientes neurológicos, ancianos y tras intubación o traqueostomía, sin olvidar la disfagia sarcopénica. Su diagnóstico es muy importante porque se asocia a riesgo de deshidratación, desnutrición y neumonía por aspiración. El gold standard para su diagnóstico incluye un cribado a pie de cama, seguido de una videofluoroscopia o un test de videoendoscopia. El problema es que estos test diagnósticos son caros, complejos y exponen a radiación. La ecografía es un método seguro, simple, portátil y aplicable a pie de cama. La ecografía se ha validado para valorar el tamaño y estructura de los músculos orales y masticatorios, lengua, faringe, laringe, esófago e incluso la existencia de residuo y aspiración. Se ha usado para determinar el tamaño de los grupos musculares relacionados con la deglución. De esta forma, los músculos atrofiados serían un signo de disfagia. Además, la ecografía permite valorar el movimiento de este músculo, que se correlaciona con la biomecánica de la deglución y con los síntomas de disfagia. Para la valoración ecográfica de la fase oral masticatoria recomendamos la medición del músculo masetero. Se ha relacionado con malnutrición, disfagia y fragilidad, considerándolo como un posible nexo entre las tres situaciones. En un estudio de nuestro grupo los puntos de corte fueron de 6,3 mm para mujeres y 6,6 mm para hombres con una especificidad y sensibilidad del 84,0% y 80,4%. La lengua también se ha valorado por ecografía. En pacientes con disfagia sacopénica se ha observado menor área de seccional de corte y menor ecogenicidad en comparación con ancianos sanos. Además, se han observado diferencias en la variación del grosor de la lengua con la deglución entre voluntarios sanos y los que requerían nutrición por sonda. Los músculos submentonianos o suprahioideos también se han medido por ecografía tanto para evaluar el tamaño de estos músculos en reposo como su acortamiento durante la deglución. El musculo geniohioideo empuja la lengua contra el paladar duro para que el bolo alimentario salga de la cavidad oral. Los músculos digástrico y milohioideo elevan el hueso hioides para empujar la epiglotis y cerrar la vía respiratoria. La ecografía del hueso hioides se usa como indicador anatómico del movimiento laríngeo por su radio- opacidad ecográfica. El hueso hioides y la laringe se desplazan de forma antero superior por la con- tracción de los músculos suprahioideos durante la deglución. Cuando existe un retraso o una disminución en el movimiento, es la principal cause de broncoaspiracion. Existen múltiples técnicas ecográficas para medir el movimiento del hueso hioideo. La ecografía también puede ser útil para visualizar la vía aérea, las cuerdas vocales y residuo en el sinus piriforme. Por último, la disfunción del esfínter esofágico superior suele ser por una relajación inadecuada del musculo crico-faríngeo por lo que queda residuo faríngeo y aspiración post-deglución. La ecografía en la deglución nos permite valorar no solo el tamaño de los músculos sino también su movilidad aportando información morfofuncional.