摘要：La fecha 21 de septiembre evoca en las costumbres argentinas del siglo XX tres celebraciones principales cuyos sentidos devienen mixturados: el Día de la Primavera, el Día del Estudiante y el Día de la Juventud. A su alrededor suelen emerger performances gubernamentales (Schechner, 2000) que (re)citan las supuestas analogías entre la estación primaveral, la actividad estudiantil y la edad joven. Conjuntamente, los significados (re)construidos son condicionados por el imaginario político imperante que define tanto las representaciones sobre “juventudes” deseadas, permitidas y prohibidas como las biopolíticas para su promoción-vigilancia (Foucault, 1975). Durante la última dictadura argentina, desde un imaginario bélico, una mentalidad autoritaria y un modelo civilizatorio militarista (Cf. Quiroga, 2004; Elías, 2009), la población “joven” fue dividida en tres grupos: enemigos/subversivos, heroicos/virtuosos e indiferentes/desorientados. Cada uno de ellos, fue objeto de disímiles representaciones y domesticaciones que buscaban desde su control y exterminio hasta su glorificación y adhesión. En ese marco, las fiestas oficiales (Bajtin, 1989) en torno al Día del Estudiante constituyen un acontecimiento sugerente al momento de historizar las prácticas de socialización (in)formal de jóvenes virtuosos e indiferentes. En este artículo propongo el análisis de un caso paradigmático: las performances políticas por la Semana de la Juventud concretadas en 1982, una coyuntura donde se multiplicaron las presencias-ausencias “juveniles” y comemzó la crisis estructural del régimen. Si bien, “los jóvenes estudiantes” irrumpen como sujetos homenajeados durante toda la dictadura, los actos gubernativos cordobeses llegan a su apogeo en el ‘82, cuando se evidencia una multiplicación de tiempos, espacios y actividades ceremoniales (que comprendieron desde oficios católicos hasta festivales de rock). Esta investigación es abordada desde un enfoque de Historia Cultural y recurre a fuentes periodísticas como documentos principales.
