摘要:Cuando analizamos la prueba cartesiana de la existencia de Dios, es ineludible no apreciar evidentes resonancias del argumento ontológico. Esto es así hasta el punto de que muchas exposiciones del pensamiento cartesiano llegan a no diferenciar entre el apriorismo anselmiano y el "apriorismo" cartesiano. Es obvia la similitud entre ambos apriorismos. No obstante, es preciso, al menos, subrayar dos diferencias muy significativas. Primera: no parece que la argumentación de San Anselmo esté condicionada por planteamientos metafísicos y/o gnoseológicos previos, mientras que esto es así en el caso de Descartes. Segunda: el apriorismo cartesiano, a diferencia del anselmiano, es sólo aparente. La prueba cartesiana puede entenderse, debidamente matizada, como una prueba cosmológica que procede desde la naturaleza contingente de la consciencia y del carácter de algunos de sus contenidos, a su fundamentación trascendental