El golpe de Estado del 22 de junio de 2012 canceló la experiencia reformista encarnada en Paraguay por Fernando Lugo. Su destitución repuso en el poder, más que al viejo Partido Colorado, a una elite empresarial y a una nueva configuración social de las derechas locales vinculadas a una matriz rentista derivada de los productos de exportación paraguayos: carne vacuna, soja y electricidad. El empresario Horacio Cartes es el representante de la actual coalición conservadora en el poder.