摘要:El autor realiza una revisión de los diez mitos que, a su juicio, configuran la visión de muchos profesionales sobre el consentimiento informado (CI). Visión, por otra parte, poco precisa y de baja calidad ética y jurídica. Los mitos son: 1. El CI es algo extraño a los deberes morales de los médicos. 2. El CI consiste en conseguir que los pacientes firmen el formulario en el que autorizan la realización de una intervención. 3. La buena práctica clínica consiste en realizar bien los actos clínicos desde el punto de vista científico-técnico; el CI no tiene que ver con esto. 4. El fundamento ético del CI es el principio de autonomía. 5. La obtención del CI es una obligación de los profesionales que realizan las intervenciones, pero no de los que las indican. 6. El CI no tiene ningún sentido porque la mayoría de los pacientes no desean ser informados. 7. Los pacientes tienen derecho a rechazar un tratamiento, pero sólo antes de que se les aplique. Una vez iniciado éste, los profesionales no pueden retirarlo. 8. La evaluación de la capacidad de los pacientes para decidir es responsabilidad de los psiquiatras. 9. El respeto a las exigencias del CI puede satisfacerse sin que las organizaciones sanitarias inviertan recursos adicionales en ello. 10. La obtención del CI es una responsabilidad de los médicos, pero no de la enfermería. En la conclusión se insiste en la importancia de desvelar el discurso oculto en estos mitos para poder cambiar las prácticas sobre el CI en nuestras organizaciones sanitarias.
其他摘要:The author reviews ten myths that, in his opinion, make up the perspective of many professionals on informed consent (IC). A viewpoint, on the other hand, that is imprecise and of low ethical and juridical quality. The myths are: 1. IC is something foreign to the moral duties of doctors. 2. IC consists in getting the patients to sign the form authorising an intervention. 3. Good clinical practice consists in carrying out clinical actions well, from a scientific-technical point of view; IC has nothing to do with this. 4. The ethical foundation of IC is the principle of autonomy. 5. Obtaining IC is an obligation of the professionals who carry out interventions, but not of those who prescribe them. 6. IC is meaningless because the majority of patients do not want to be informed. 7. Patients have the right to refuse a course of treatment, but only before it is applied to them. Once it is started, the professionals cannot withdraw it. 8. The evaluation of the capacity of the patients to make decisions is the responsibility of the psychiatrists. 9. Respect for the requirements of IC can be satisfied without the health organisations investing additional resources in this. 10. Obtaining IC is a responsibility of the doctors but not of the nursing staff. The conclusion insists on the importance of exposing the hidden discourse of these myths in order to be able to change the practices concerning IC in our health organisations.