El Cancionero de la guerra: retaguardias y represion.
de Urda Anguita, Juan Antonio
Cuando termino la guerra civil, los vencedores dedicaron diferentes
antologias a la poesia que sus intelectuales habian creado durante la
contienda. Siendo practicamente desconocida, una de las mas interesantes
es el Cancionero de la guerra, que fue publicada en 1939 con la edicion
de Jose Montero Alonso. Lo es no solo por incluir textos de autores
politicamente destacados del bando nacional junto a otros prestigiosos
pero poco senalados por su vinculacion a la causa franquista, como los
hermanos Alvarez Quintero; tambien sobresale porque, como propone ya
desde el "Preliminar", tiene la voluntad de representar dos
vertientes de la poesia nacional durante la guerra: la de los autores
conservadores que componian sus versos desde la zona franquista y la de
aquellos que pasaron, si no toda la guerra, al menos cierto tiempo en
zona republicana. Debido a esa circunstancia, Montero Alonso sostiene
que se trata de el "primer Cancionero completo de la guerra"
(11).
Como esta antologia es muy poco conocida, voy a comenzar analizando
su contenido, estudiando ese equilibrio que Montero Alonso propone entre
autores franquistas a ambos lados del frente. En cuanto a los que
estuvieron al menos algun tiempo durante la guerra en zona republicana,
se observa una especial relacion de esta antologia con el Madrid sitiado
de la guerra, aunque sea un vinculo no declarado abiertamente. Como
conclusion, examinare como ese interes en la vida de la retaguarda
republicana no es fortuito, sino totalmente oportuno porque forma parte
del aparato ideologico que el franquismo puso en marcha al final de la
contienda.
Dos fueron las antologias franquistas conocidas que se publicaron
mientras tenia lugar la guerra civil. La mas interesante es Lira Belica,
una edicion a cargo de Jose Sanz y Diaz que aparecio en 1939.
Tecnicamente fue publicada en 1939 pero en el "prologo-ensayo"
que abre el volumen el editor se situa en el ano 1937 y termina el texto
con la indicacion "Burgos, II Ano Triunfal" (11). Incluso
presagia obras de mas calado en el futuro escribiendo que cuando
"la guerra se acabe, surgiran los grandes cantores de esta magna
Cruzada, necesarios para el esplendor de nuestras letras y la formacion
de la conciencia nacional en el futuro de Espana" (9). La otra es
una seleccion de los poemas presentados a concurso para los Juegos
Florales de Vitoria en 1938.
Un caso especial es otro libro tambien aparecido durante la
contienda, Los versos del combatiente. Es un curioso librito que
proclama ser obra de Jose R. Camacho, sargento de morteros, pero resulta
ser en realidad otra compilacion de autores bien conocidos, como Jose
Rosales, Manuel Machado, Peman o Ridruejo (Verd 6-7), que optaron por
publicar sus poemas en este formato. Curiosamente, el nombre del autor
resulta ser una deformacion, ocultando el primer apellido tras una
inicial, del nombre del hermano de Jose Rosales (d'Ors 59).
Las restantes antologias aparecieron al concluir la guerra. Las dos
mas destacadas son la Corona de Sonetos en honor de Jose Antonio Primo
de Rivera y la Antologia Poetica del Alzamiento, esta ultima una edicion
a cargo de Jorge Villen. La primera incluye a los autores mas
reconocidos que apoyaron con su obra al bando nacional y declara sus
intenciones en el titulo. La Antologia es una obra mas general que
recorre casi todos los escenarios y tematicas de la guerra. Incluye a
poetas conocidos e intercala sus obras con poemas anonimos, algunos de
ellos tomados del volumen Los versos del combatiente que cite mas
arriba.
Entre todas las demas, Cancionero de la guerra tiene un lugar
especial por la circunstancia que cite anteriormente, la ambicion de
reunir la obra de poetas franquistas que trabajaron en la zona nacional
junto a aquellos que vivieron y escribieron en zona republicana. Es muy
interesante la terminologia con que Jose Montero Alonso se refiere a
estas diferentes condiciones en el Preliminar que introduce el volumen.
Afirma que "a lo largo de la guerra se han escrito muchos versos en
las dos Espanas: en la que podia gritar su fe y su gozo y en la que
lloraba y esperaba en silencio" (9). La tan usada expresion de las
"dos Espanas" cobra aqui nuevo sentido: habia una Espana que
vivia en territorio franquista y otra que se ocultaba en el republicano.
De esa habil manera se descarta retoricamente la posibilidad de que la
"otra" Espana, los que defendian la legalidad Republicana,
fuera tambien Espana. Solo los nacionales lo eran.
Aunque hay despues un descuido en la logica de ese discurso cuando
compara la poesia de los dos grupos de autores y escribe que "la
poesia de los escritores que hubieron de quedar en la otra Espana tiene,
en cambio, un tono distinto" (10). En esa frase, la "otra
Espana" adquiere una acepcion geografica en cuanto a las zonas en
las que se dividio el pais y concede cierta entidad, si solo espacial, a
sus enemigos. Segun Montero, en esta antologia "mas que a una
seleccion rigurosa y critica se ha atendido a dar una vision panoramica
de la creacion poetica sobre temas de la lucha. Por primera vez aparecen
juntos, unidos en el fervor identico, versos--ineditos muchos de
ellos--de los poetas de las dos Espanas" (10). Aunque las
descripciones poeticas de la represion y la vida en zona republicana se
dan ocasionalmente en la poesia franquista, una declaracion de ese
proposito tan clara como en esta antologia solo aparece ademas en un
volumen de un autor individual: Lira de flechas. Versos de la 5a columna
de Enrique Castano Gallostra, que se publica terminada la guerra.
A pesar de este interes y de la inclusion de nombres ilustres, esta
antologia es ignorada en los estudios fundamentales del genero. Serge
Salaun no escribe nada sobre ella en La poesia de la guerra de Espana
pero hay que recordar que, a pesar de su titulo, la obra de Salaun se
ocupa solo de la poesia republicana. El enciclopedico trabajo de J.
Lechner El compromiso en la poesia espanola del siglo xx ni la menciona.
Natalia Calamai tampoco escribe sobre ella ni la incluye en la
bibliografia de su El compromiso en la poesia de la guerra civil
espanola. Entre las obras de referencia solo la Historia de la
literatura fascista espanola de Julio Rodriguez Puertolas la cita, pero
no merece nada mas que una linea al final de su exposicion sobre las
colecciones poeticas de la guerra (237).
Aunque Jose Montero Alonso no fue una figura intelectual de primera
magnitud, no cabe tampoco pensar que el olvido de su nombre es la causa
de que se ignore el Cancionero de la guerra. Montero Alonso compagino
ser profesor de secundaria de lengua y literatura con una intensa
actividad periodistica y de critica literaria ("Jose
Montero"). Conocio a insignes escritores y mantuvo entrevistas con
ellos. Obtuvo numerosos premios por su labor, entre los que destacan dos
Premios Nacionales de Literatura en 1928 y en 1949, el Premio Nacional
de Periodismo Jose Antonio Primo de Rivera en 1953 y el Premio de Ensayo
ortega y Gasset ("Jose Montero"). Aparece citado en articulos
especializados por sus entrevistas con escritores famosos (Balseiro 24)
e incluso es posible encontrar en la prestigiosa publicacion academica
Hispania la resena de una de sus publicaciones sobre literatura (Jato
578). Tampoco los autores incluidos justifican las omisiones sobre el
texto porque, como ya indique, muchos de ellos fueron famosos o, al
menos, reconocidos dentro de la cultura franquista.
El Cancionero comprende poemas de 31 autores (contando a los
hermanos Alvarez Quintero como uno). De todos ellos incluye Montero
Alonso una breve resena biografica en la que aclara su proceder durante
la guerra. El editor detalla si estaban en la zona nacional o en la
republicana y, en este caso, si la abandonaron o si fueron perseguidos,
encarcelados o, simplemente, decidieron abandonar toda actividad publica
o literaria. El orden de inclusion en la antologia no esta condicionado
por esa circunstancia, ya que el criterio fue simplemente el orden
alfabetico del primer apellido de los autores. De los 31 poetas
incluidos, 19 (una vez mas estoy contando a los Alvarez Quintero como
una sola entrada, ya que aparecen asi en la coleccion) tuvieron la
experiencia de ser conservadores, algunos de ellos muy significados
politicamente, en la zona leal. Ese numero supone el 61% del numero
total, de manera que ese equilibrio del que escribia Montero en el
preliminar se rompe en favor de los de la "otra Espana".
Pero me interesa mas su afirmacion de que la poesia de los de uno y
otro grupo tiene "un tono distinto" (10). Aunque una coleccion
tan amplia y compleja no permite hacer generalizaciones tajantes, si que
es posible encontrar tendencias de tema y tono. Aquellos que escribieron
su obra desde la zona franquista responden a las coordenadas tematicas y
formales de la mayoria de los poemas nacionales. Por un lado, dedican
poemas (normalmente sonetos) a las grandes figuras del bando nacional,
como Jose Antonio, o a las glorias de la Espana pasada que quieren
recuperar, como en el poema "Imperio" de Manuel G. Domingo
(66). El otro tema favorito de los autores franquistas es la contienda
en si, los distintos frentes y la gloria que este trance trae a soldados
y a Espana. Imbuidos de un espiritu belicoso cantan epicamente a la
guerra.
Por el contrario, seria logico esperar que aquellos que
permanecieron en territorio republicano, que presenciaron y sufrieron
los avatares politicos y sociales del territorio leal o la represion de
retaguardia hubieran escrito poemas sobre dichos temas; pero no siempre
es asi. Las breves introducciones que nos proporciona Montero Alonso
explican si el poeta se paso toda la contienda en la zona leal o si
escapo a enclave franquista. Los que pertenecen a este segundo grupo, a
pesar de que la represion y el terror en la retaguardia republicana
fueron mas intensos durante los primeros meses de combate, parecen
haberse sustraido del posible influjo de esas experiencias y haber hecho
suyas tambien las tematicas generales de la poesia franquista. Este
fenomeno puede ser debido a que esa peripecia fue menos onerosa; pero
tambien porque una vez que cruzaron las lineas y se significaron en su
apoyo a la causa nacional, tuvieron que agregarse al aparato ideologico
y propagandistico franquista y se adaptaron a los tonos y temas
dominantes.
Por ejemplo, Alfredo Marquerie consigue "tras un mes de
zozobra y riesgo" (133) pasarse al lado franquista. La experiencia
no parece dejar huella en su poesia, porque el poema incluido es el
"Romance del soldado de las Brigadas de Navarra" (134-8). Jose
del Rio (que escapa del Santander republicano en unos meses) escribe
sobre "Imperio en Salamanca" (194-6) o "Canto de guerra
de Navarra" (196-201). Felipe Sassone (que era peruano y sale de
Madrid al principio de la guerra en una expedicion de extranjeros)
escribe "Las rosas de la guerra" (204-5) y en sus versos las
heridas pasan de ser rosas de sangre a ser miel tras la victoria, y esa
imagen se mezcla con alusiones a Isabel la Catolica (otra presencia
habitual en la poesia nacional); o dedica un poema al general Moscardo,
el heroe franquista del Alcazar de Toledo (208). Mariano Tomas, segun la
informacion de Montero Alonso, vive solo en Madrid los "primeros
dias del terror" (211) y se pasa a la Espana nacional; canta, entre
otros temas, tambien al Alcazar (213) en lugar de a lo que pudo haber
visto o vivido en Madrid.
Luis Arminan, que huye pronto del San Sebastian republicano, dedica
sus poemas a los "Caminos de la guerra" (25-8) y a la
"Navidad en el frente" (2830). Manuel de Gongora "tras de
vivir azarosamente la primera parte de la guerra y de la revolucion en
Madrid y en Valencia" (99), se incorpora a la zona nacional. Sus
poemas escogidos para esta recopilacion son "Dolor y resplandor del
18 de julio", donde reune los topicos del asesinato de Calvo
Sotelo, las glorias pasadas y el triunfo para Espana que supone el
levantamiento (100-4) y "Las brigadas de Navarra" (104-11).
Aunque el primero de ellos podria traslucir sus experiencias madrilenas
al tratar la muerte violenta de Calvo Sotelo, que ocurrio en la capital
antes del estallido de la guerra, los dos poemas estan muy alejados de
la vida de retaguardia en la capital.
En cuanto a los que permanecieron en territorio leal toda la
contienda (o la mayor parte de su duracion), tambien se hace necesaria
otra distincion. La lectura de las notas bibliograficas que Jose Montero
Alonso incluye permite detectar una coincidencia consistente: aquellos
autores que son descritos como muy activos politicamente antes de la
guerra, especialmente los relacionados con Falange Espanola, tienden a
no mencionar sus experiencias y a cantar en sus poemas a los simbolos,
como la bandera o Jose Antonio Primo de Rivera (que se convirtio en un
poderosisimo mito tras su ejecucion). Por ejemplo, Jose Maria Alfaro es
descrito como "uno de los nombres mas unidos a la doctrina del
movimiento" o "falangista de los dias heroicos" (18). A
pesar de que Montero afirma que fue perseguido, estuvo en la carcel y
solo consiguio huir refugiandose en una embajada, su aportacion es un
poema "En el recuerdo de Jose Antonio" (18). Tomas Borras
canta a la bandera de Espana, a la de Falange y al saludo falangista
(33-37). Estos poetas no inciden tanto en el desarrollo de la campana
belica en si (como la mayoria de los que estaban establecidos en zona
nacional), sino que se dejan llevar por el entusiasmo ante las grandes
imagenes.
Y son aquellos que, siempre de acuerdo a Montero Alonso, aun siendo
conservadores, no parecian ser tan entusiastas politicamente antes de la
contienda los que escriben sobre las miserias y el terror de la vida en
un territorio cuyos responsables los consideran elementos hostiles y
conectados con el enemigo. Son interesantes los poemas "Los carros
de lena" de Luis Fernandez Ardavin que glosa las privaciones de la
vida civil en el Madrid de la contienda y el deseo de que llegue la paz
(69-76) o "La noche larga" de Rafael Lainez Alcala, que
subtitula entre parentesis "Bombardeo sobre Madrid" (117).
Emilio
Carrere, que se fingio loco para ser ingresado en una "casa de
salud" (45), se centra en las repercusiones del triunfo nacional
para la capital en sus poemas "Madrid resucitado" (47-8) o
"El desfile de la victoria" (48-50). Los hermanos Alvarez
Quintero colaboran con un soneto satirico en el que ridiculizan a un
"gobernante de la revolucion" y que titulan "Caso
patologico" (22).
Particularmente interesante es Ricardo Leon, que paso la mayor
parte de la guerra refugiado en una embajada. Montero Alonso asegura que
le fueron ofrecidas garantias y comodidades por el gobierno republicano
"si firmaba un documento de adhesion a la llamada 'causa del
pueblo'" (119). Segun el editor de la antologia, su estado de
animo convulsionado "no dejaban al animo serenidad creadora"
(120) y casi no escribio durante ese largo tiempo en la embajada nada
mas que el romance que se incluye. El poema, titulado "
Alerta!" esta a mitad de camino entre casi todos los tonos y los
temas senalados. Comienza con una llamada a un centinela que vela en la
noche, con referencias imperiales comunes como el aguila, "genio
universal" o el yugo y las flechas. Se trata de un
Soldado desconocido
de la raza militar
que junto en una las almas
del santo y del capitan (121)
La llamada belico-imperial que fue tan insistente en la poesia
franquista esta muy presente en este poema:
Dadle a un espanol imperios
que perder y que ganar,
con la sangre de sus venas
con creces los cobrara. (122)
Junto al brio imperial frecuente en el campo nacional aparece, no
obstante, la angustia por la situacion. Por supuesto, este tema no es
extrano en los poemas de guerra; pero en este caso puede tambien leerse
el desasosiego de haber vivido perseguido durante un tiempo. La
incertidumbre parece mas la de alguien acosado que la de un soldado en
el frente:
Centinela, alerta! En armas
la Muerte ronda el umbral
[...]
Todo es inseguro, todo
trae de su fin la senal,
cada jornada es un riesgo,
cada minuto un afan. (124)
Algunos poemas son especialmente dramaticos porque describen con
aspereza las experiencias de la represion. Felix Curuquella, segun la
presentacion que de el hace Montero Alonso, sufrio en Madrid "una
vida de persecucion, de registro, de miedo y de hambre" (53). Los
dos poemas seleccionados tratan de los "paseos" o detenciones
ilegales que terminaban en ejecucion. Tienen titulos tan rotundos como
"Con cinturon de punales..." (57-9) o "En medio de
ladrones y asesinos" (54-7). Jose D. Quijano estuvo en la carcel
ano y medio y en ese tiempo escribe varios textos, incluyendo un libro
de poesia que son "versos de la carcel" (183). La dramatica
experiencia aparece retratada en esta compilacion en poemas que se
titulan "Recuento" (185-6), "Carceleras" (186-7) y
"Hagase tu voluntad" (187-8). El poema mas conmovedor de este
tipo es uno del ya citado Luis Fernandez Ardavin. Es interesante que
este autor comparte con Felix Curuquella, segun Montero Alonso, la
circunstancia de que escribian sus poesias durante la noche y las
llevaban despues al refugio de una embajada y una legacion
respectivamente, donde un amigo los preservaba. El poema al que me
refiero es el emotivo "Yo he sido un cobarde" (7781). Los
cuatro primeros versos definen perfectamente el espiritu de la obra:
Yo confieso que he sido un cobarde.
Yo he debido coger un fusil
y lanzarme a luchar por los mios,
a vencer ... o a morir.
MADRID, "ROMPEOLAS DE TODAS LAS ESPANAS"
Ese es, a grandes rasgos, el contenido y la tematica de la
antologia. Pero se hace necesario senalar un par de incoherencias entre
su contenido real y lo que establece el prologo de Montero Alonso. La
primera discordancia es una ausencia en el "Preliminar":
repasando la informacion que el editor proporciona sobre los autores, 17
de ellos (mas de la mitad del volumen) pasaron al menos parte de la
guerra en Madrid. Pero esa importancia en terminos estadisticos de la
capital en esta antologia no es consignada en ninguna otra parte como
una de las caracteristicas fundamentales de la obra y solo aparece en
las breves resenas sobre cada poeta.
Esa cifra es hasta cierto punto normal considerando que la mayoria
son intelectuales o individuos vinculados a la politica o a la cultura y
que Madrid no era solo el centro de poder oficial sino tambien la
capital cultural, que contaba con la presencia mayoritaria de
editoriales y centros intelectuales. Aunque en otras grandes ciudades
espanolas que quedaron bajo control republicano, como Barcelona o
Valencia, tambien tenia logicamente que haber simpatizantes nacionales,
la represion fue mas brutal en Madrid por una serie de razones
estrategicas.
Como es bien conocido, la sublevacion militar de julio de 1936
fracaso en las principales ciudades a causa de la resistencia de los
movimientos populares. Partidos y sindicatos organizaron rapidamente a
sus simpatizantes y organizaron una resistencia que detuvo la intentona
golpista. Concretamente en Madrid la lucha tuvo lugar en el Cuartel de
la Montana, donde militares sublevados resistieron el asalto de fuerzas
populares hasta que fueron derrotados y, muchos de ellos, ejecutados. A
partir de ese momento, la capital se convirtio en el objetivo militar
mas importante para las columnas de los rebeldes. En noviembre de 1936
la toma de la ciudad (y con ella quiza el fin de la guerra) parecia
cercana. Pero la decision del pueblo madrileno y la presencia de las
brigadas internacionales frustraron la conquista por las tropas
franquistas y establecieron un frente alrededor de la ciudad sitiada que
se mantuvo hasta el final de la contienda. La ciudad fue atacada por
diferentes puntos y bombardeada regularmente en ese tiempo.
Esa situacion excepcional de plaza sitiada con el enemigo siempre a
la vista potencio que la represion se hiciera mas dura y los
simpatizantes nacionales que vivian en Madrid estuvieron en continuo
peligro. Especialmente durante los primeros meses de la guerra
diferentes grupos asumieron el control de la situacion ante la debilidad
del gobierno y no dudaron en depurar la ciudad de todos aquellos que
consideraban discrepantes. Todos aquellos que se hubieran significado en
la politica conservadora o hubieran sido miembros de algun partido
derechista fueron o pudieron ser objeto de detenciones, paseos o sacas.
Como en una gran ciudad era mas facil mantener el anonimato y ocultar la
pertenencia previa a asociaciones politicas conservadoras, no fueron
detectados y represaliados casi inmediatamente, de manera que la
situacion se prolongo mas que en otros espacios. La salida del gobierno
republicano a Valencia en noviembre de 1936 no hizo sino agravar esa
situacion al hacer todavia mas grande el vacio de poder y facilitar la
tarea de los partidos que deseaban imponer su criterio y de grupos
incontrolados. La cima de las represalias violentas la constituye las
ejecuciones en masa de prisioneros franquistas en la localidad madrilena
de Paracuellos del Jarama, que tanto debate e historiografia han
generado.
Por otro lado, algunos conservadores ofrecieron resistencia a las
diferentes autoridades republicanas de multiples maneras, espiando,
saboteando o disparando contra elementos republicanos. Se hicieron
famosas las palabras atribuidas al general Mola en referencia a que
cuatro columnas avanzaban sobre Madrid pero que habia una quinta, los
simpatizantes nacionales dentro de la ciudad, que iba a ser decisiva.
Como Manuel Chaves Nogales escribio en su libro de relatos sobre la
contienda A sangre y fuego, "pocas veces una simple frase ha
costado mas vidas" (20). Aunque Antony Beevor sostiene que la
mayoria de los ataques atribuidos a la Quinta Columna eran
malinterpretaciones de la asustada poblacion (173), un autor franquista
como Agustin de Foxa describe en su novela Madrid, de Corte a checa, los
"autos fantasmas" y el "paqueo" con que algunos
nacionales "mantenian la inquietud de Madrid" (343). Esas
actuaciones reforzaron el temor de algunos sectores contra los enemigos
que ya estaban dentro de la ciudad e hizo la represion mas brutal. Los
datos sobre la guerra civil son siempre confusos y problematicos por el
uso partidista que se hace de ellos y no voy a entrar en la guerra de
cifras, pero en cualquiera de las fuentes consultadas se estima que
Madrid fue la provincia espanola con mayor numero de victimas de la
represion republicana.
Si la situacion en la capital de Espana fue tan dramatica y muchos
de los autores incluidos tuvieron que sufrirla, por que Montero Alonso
no lo acentua mas en la introduccion? Podria tratarse de un simple
olvido, de una referencia que dejo atras en el proceso de forjar la
edicion. Pero tiene sentido cuando se examina el papel de Madrid en la
poesia (y la cultura en general) de la guerra de ambos bandos. Madrid
fue uno de los epicentros de la guerra civil espanola, no solo por su
importancia belica sino, especialmente, simbolica. Desde el principio de
la contienda Madrid fue visto por los republicanos como simbolo de su
resistencia, de que podian parar la maquina militar franquista y
revertir la situacion, y por los nacionales como el deseado objetivo que
llevaria a la victoria.
La ciudad y sus circunstancias cobraron singular importancia en la
cultura producida por el bando republicano y tuvieron multiples
representaciones: baste recordar la emblematica fotografia de una calle
madrilena con el cartel de "No pasaran". En cuanto a la
poesia, la lista de poemas y libros (como el Capital de la gloria de
Alberti) dedicados a la ciudad y su lucha es muy larga. Solo senalare
que la primera seccion del Romancero General de la Guerra de Espana la
constituyen los "Romances de la Defensa de Madrid" o recordare
el breve poema de Antonio Machado:
Madrid, Madrid; que bien tu nombre suena,
rompeolas de todas las Espanas!
La tierra se desgarra, el cielo truena,
tu sonries con plomo en las entranas.
Pero en la cultura del lado nacional no ocurrio otro tanto porque
en el imaginario cultural franquista, en Madrid conviven la importancia
estrategica con el sentimiento de frustracion y las alusiones no son tan
abundantes. Por supuesto que Madrid es mencionado en poemas y novelas.
No hay mas que recordar la ya citada novela Madrid, de Corte a checa de
Agustin de Foxa, donde se describen numerosas escenas de la represion
sobre los simpatizantes franquistas y sus diferentes formas de escape y
resistencia. Es Foxa el autor que mas frecuentemente cita a la ciudad,
porque uno de sus poemas se titula "Trincheras del frente de
Madrid" (Urrutia 331-2). Tambien hay referencias a Madrid en poemas
incluidos en la Antologia poetica del alzamiento a "El Cuartel de
la Montana" (49) o a los combates en la Ciudad Universitaria
(57-9). En el fa moso poema de Federico de Urrutia "Romance de
Castilla en armas", los jovenes falangistas se encaminan a liberar
Madrid de la "hidra roja" (115-7), aunque ese era un poema
temprano de entusiasmo y avance. Lo mismo ocurre con "Sobre
Madrid" de Juan Jose Tomas Marco, en el que a los ejercitos que
avanzan sobre Madrid todavia "nadie puede contenerlos" (Tomas
Marco np). Pero se trata de poemas aislados: el cuerpo de la poesia
nacional no concede a Madrid la importancia militar y simbolica que
realmente tuvo. La ausencia no es absoluta; pero no ocupo la capital un
espacio tan preferente como lo hizo en la poesia republicana. Muchos mas
versos se dedicaron a la resistencia en el Alcazar de Toledo o en
Oviedo, por obvias razones propagandisticas.
El recurso alternativo que suelen escoger los autores es describir
sucesos belicos que tuvieron lugar en los alrededores de Madrid sin
mayor alusion a que forman parte de la campana para tomar la villa. Ya
cite poemas al cuartel de la Montana o a la Ciudad Universitaria
incluidos en la Antologia, pero no son los unicos. En el poemario Poesia
legionaria de Jose Antonio Cortazar hay un poema dedicado a la
"Ciudad Universitaria" (79-83) y un "Romance del rio
Jarama" (33-7) y solo en el primero de ellos se menciona el nombre
de Madrid.
Curiosamente, tambien en el caso de los poemas franquistas que
tratan de la represion en retaguardia y los asesinatos politicos de los
simpatizantes nacionales se suelen evitar las referencias a Madrid como
marco espacial. Solo el poema "Romance de Madrid" de Rafael
Balbin de Lucas relaciona explicitamente Madrid y represion, pero
aparece publicado ya en 1941 (Balbin 20-2). No se menciona la villa en
"Ninos y mujeres..." de Francisco Javier Martin Abril
(Antologia 71-2) o "La brigada del amanecer" de Agustin de
Foxa (Antologia 78-9). Este ultimo poema es llamativo porque las
dramaticas circunstancias descritas ocurren en Madrid, que es donde
actuo esa "Brigada del amanecer", pero no aparece el nombre de
la ciudad castellana. Mas llamativo es el hecho de que en el texto
completo del citado volumen Lira de flechas. Versos de la 5a columna de
Castano Gallostra, que insiste en el sufrimiento y la represion sobre
los franquistas, tambien se soslaya casi completamente el nombre de
Madrid. Se habla de Salamanca como lugar del que irradia la esperanza
franquista o de Alicante. Madrid es mencionado solo una vez (50), en un
poema que narra como la aviacion nacional deja caer pan blanco, "el
pan de Franco" (47), sobre la urbe, en un simbolo del alivio a las
penurias y del futuro mejor que la victoria del general supondria para
su poblacion. E incluso en este caso aparece mencionada en el mismo
verso junto a Alicante, concediendo la misma jerarquia a una y otra
ciudad. A lo largo del poemario el autor generaliza y escribe, como en
el primer poema de la coleccion, sobre "una ciudad roja"
(9-13).
Solo en un poema de un autor que no esta incluido en las antologias
principales se alude claramente a Madrid y las congojas de los
franquistas en la ciudad. Se trata de "Madrid (La Ciudad
Universitaria)" de Jaime P. Villanova. Esta incluido en su libro
Romancero de la gesta nacional. 1936-1939 y es un poema extenso en el
que la voz poetica mira los combates en la Ciudad Universitaria con los
ojos de los nacionales dentro de Madrid. Se describen las sucesivas
tentativas a lo largo del conflicto por irrumpir en la capital a traves
de esa area, las esperanzas y el miedo de los franquistas que creen
varias veces que el combate va a ser un exito para su bando pero tienen
que continuar esperando.
En el Cancionero de la guerra no solo no hay referencia a Madrid en
el Preliminar de Montero Alonso, aunque luego lo menciona en la
informacion sobre cada uno de los autores individualmente, sino que en
los poemas en si tampoco hay ningun testimonio de que los hechos
retratados tengan lugar en esta ciudad. Tratandose de una compilacion
donde mas de la mitad de los poetas permanecieron en el Madrid
republicano al menos durante parte de la contienda, parece una omision
chocante. Madrid es una presencia/ausencia constante en estos poemas,
como ocurre en la poesia nacional en general.
LAS REPRESIONES
La otra incoherencia entre el "Preliminar" de la obra y
el contenido es que la introduccion hace hincapie en las voces y el tono
con que van a describir la dureza de la represion aquellos que la
vivieron de cerca. Montero Alonso da en su introduccion un gran valor al
hecho de que el volumen incluye descripciones de la vida bajo el
"terror rojo", insistiendo en que esa poesia tiene un tono
distinto, que "su emocion es mas recondita, mas solitaria, mas
dolorosa. Como si el terror, el hambre y el frio hubiesen dejado en esa
poesia--y en sus forjadores, naturalmente--una huella perdurable,
honda" (10). Pero, como indique, la mayoria de los autores que
estuvieron en zona republicana durante la guerra, incluso aquellos de
los que Montero Alonso afirma que sufrieron persecucion de algun tipo,
no manifiestan esa circunstancia en sus versos. De hecho, sus poemas
podrian pasar perfectamente por compuestos por uno de los autores que se
sentian seguros en territorio franquista, aquellos que, en palabras de
Montero, vivieron "el gozo de sentirse sobre suelo que no era
hostil y en ambiente que respondia de modo pleno al fervor que el poeta
llevaba en su espiritu" (161). Haciendo recuento resulta que solo
son ocho los poetas que realmente tratan en su poesia la angustia de
vivir represaliado; un numero muy bajo de los treinta y uno incluidos.
La llamada de atencion de Montero Alonso y esa cantidad real es el caso
contrario a la ausencia/presencia de Madrid que comente anteriormente.
Por que incide Montero Alonso en ese tono y en las circunstancias
de los poemas cuando estadisticamente no llegan a ser tan importantes en
el total? La causa hay que buscarla en la oportunidad historica del
momento. El Cancionero de la guerra se publica en 1939, con la contienda
recien terminada. En esos momentos, el franquismo tiene ante si la tarea
de construir el regimen y de afirmarse politicamente en un poder que ha
conquistado con las armas. Para ello utiliza diferentes estrategias,
desde el adoctrinamiento politico de la juventud a cargo de una
educacion que paso a estar controlada por la Iglesia Catolica (Beevor
408) hasta la represion del bando perdedor, las detenciones, juicios y
posteriores sentencias sobre todo individuo sospechoso de haber
colaborado con las autoridades republicanas o con alguno de los partidos
del Frente Popular. Gabriel Jackson afirma que "the Civil War was
also followed by a massive political repression" (496).
Esa represion tuvo lugar por muchos cauces. El historiador Julian
Casanova sostiene que fue organizada desde arriba, basada en la
jurisdiccion militar, y estima que no menos de 50.000 personas fueron
ejecutadas en los diez anos posteriores a la guerra y que a esa cantidad
habria que sumar cientos de muertes violentas arbitrarias y los miles de
muertes en las carceles y los campos de concentracion (159). Mantiene
que era un sistema "consistente en la multiplicacion de organos
jurisdiccionales especiales y que mantuvo su continuidad durante toda la
dictadura. Cuando una ley era derogada, la nueva normativa reiteraba el
caracter represor de la anterior" (160).
El jurista Carlos Jimenez Villarejo analizo los juicios celebrados
en la jurisdiccion militar para concluir que no ofrecian garantias
juridicas y que las victimas deben ser rehabilitadas y los juicios
anulados. En febrero de 1939 se construye el complemento civil a esa
sumaria justicia militar con la promulgacion de la Ley de
Responsabilidades Politicas. La guerra no habia concluido todavia, pero
ya se gestaba el marco legal para la represion que la seguiria. Aunque
el preambulo de la ley sostiene que "no es vindicadora, sino
constructiva", advierte no obstante que "la magnitud
intencional y las consecuencias materiales de los agravios inferidos a
Espana son tales, que impiden que el castigo y la reparacion alcancen
unas dimensiones proporcionadas" (324). El articulo cuarto se
dedica a detallar los supuestos en que se incurria en esa
responsabilidad, pero lo mas importante es que tenia caracter
retroactivo desde el "primero de octubre de mil novecientos treinta
y cuatro" (articulo 1); y ello a pesar de que en el preambulo
aparece que la subversion roja habia durado "mas de dos anos",
con lo que parece solo referirse en esa frase solo al periodo de la
guerra. Al retrotraerse a la segunda fecha incluye las jornadas
revolucionarias de 1934 dentro de su ambito.
Los supuestos que contempla son muy amplios. Entre otras cosas
declara la responsabilidad no solo de las personas fisicas sino tambien
de las juridicas y ratifica un decreto de 1936 que dejaba fuera de la
ley a todos los partidos y asociaciones "que se hayan opuesto al
triunfo del Movimiento Nacional" (articulo 2), de los que se
incluye una lista detallada en la que aparecen incluso la Logias
Masonicas. En el articulo 1 se menciona la responsabilidad de todos los
que "se hayan opuesto o se opongan al Movimiento Nacional con actos
concretos o con pasividad grave". La inaccion era tambien punible
bajo esta norma. Incluso algunas voces dentro del franquismo sugirieron
que se iba a producir una avalancha tal de procesos que se corria el
peligro de saturar los tribunales y que "los principales
responsables escaparian a la sancion" (Sanllorente).
Posteriormente, en marzo de 1941 entro en vigor otra ley mas especifica
para la represion de la Masoneria y el Comunismo.
No fueron estas las unicas vias por los que los vencedores
impusieron la represion. Francisco Ferrandiz escribe que "la
represion incluyo, entre sus multiples modalidades, el abandono
despectivo e intencional de las fosas comunes de los derrotados,
convertidas en instrumentos del terror permanente, perversos artilugios
de una tenebrosa pedagogia de la sangre" (80). Y Sara Ramos Zamora
recuerda que "Otro de los artilugios mas virulentos del aparato
represivo fue la depuracion de los funcionarios del Estado, siendo el
sector docente uno de los mas castigados" (170). Antony Beevor
resume la situacion escribiendo que "Nationalist Spain was little
more than an open prison for all those who did not sympathize with the
regime" (407). Pero los estudios de historiadores y teoricos
ignoran generalmente que a pesar de la victoria militar y del control
ferreo sobre casi todos los aspectos de la vida que el regimen instauro,
era necesario justificar esa terrible represion. Al respecto, Paul
Preston explica que:
As each area of Spain was conquered, there began a process of
political and social purge. This was justified in terms of
left-wing atrocities despite the fact that, in many places, the
military coup had succeeded within days, if not hours, and there
had been no such atrocities. (308)
El principal instrumento para esa labor justificadora fue la Causa
General, instituida por un decreto de 26 de abril de 1940. Dicho decreto
atribuyo:
al Ministerio fiscal, subordinado al Ministerio de Justicia, la
honrosa y delicada mision de fijar, mediante un proceso informativo fiel
y veraz --para conocimiento de los Poderes publicos y en interes de la
Historia--el sentido, alcance y manifestaciones mas destacadas de la
actividad criminal de las fuerzas subversivas que en 1936 atentaron
abiertamente contra la existencia y los valores esenciales de la Patria,
salvada en ultimo extremo, y providencialmente, por el Movimiento
Liberador (Causa 11).
Como se recoge en la Nota Explicativa, "reviste caracter
exclusivamente informativo" (11) y no es en si una accion judicial
o represiva, busca solo recopilar informacion. Fue el principal elemento
para fundamentar el castigo en la responsabilidad de las autoridades
republicanas y los partidos del Frente Popular en la tragedia belica y
exponer las atrocidades cometidas. Se hacia necesario para el regimen
franquista generar una opinion publica que entendiera cuanto habia
ocurrido en territorio republicano como una sucesion de barbaries.
Pero la Causa General era un instrumento demasiado historico y
formal; al mismo tiempo se genero una produccion cultural que respaldara
esa version de los hechos. Aparecen una serie de textos literarios que
tienen por objeto significar la ferocidad del bando republicano,
insistiendo especialmente en la crueldad de la violencia en su
retaguardia para justificar asi la represion que estaba teniendo lugar
en la Espana de la posguerra. La coincidencia temporal de textos como
esos Versos de la 5a columna de Enrique Castano (que ya comente), la
novela corta La ciudad de los siete punales de Emilio Carrere (autor que
tambien incluye poemas en el Cancionero de la guerra) o la publicacion
de una breve obra de teatro que satiriza el bando republicano de Manuel
Delgado Barreto (con una amplia introduccion que explica que el autor
fue ejecutado en el Madrid de la guerra), no es un accidente.
El Cancionero de la guerra es un elemento mas en ese cuerpo
cultural. Bajo la apariencia de una antologia poetica de la guerra hay
otra ocasion para mostrar la brutalidad de la retaguardia
"roja". No se puede dudar del compromiso politico y
propagandistico de Montero Alonso: En la pagina 2 de la antologia se
anuncian otras obras suyas publicadas por la misma editorial, cinco ya
aparecidas y tres de proxima publicacion; de esas ocho, cuatro aluden en
una u otra medida a la violencia politica republicana. De hecho, es
sorprendente que Montero Alonso no eligiera un titulo mas llamativo o
explicativo para el Cancionero despues de haber titulado otras obras
suyas El incendio de los conventos o La sonrisa bajo el drama
(anecdotario de la guerra en Madrid). Probablemente se debe a que
encontro una coleccion poco numerosa de material "autentico",
de poemas escritos por autores victimas o testigos de la represion
republicana, y no pudo en justicia hacer de ellos el eje de la
antologia. Lo cierto es que este y otros productos culturales tienen una
indudable oportunidad politica, justificando las acciones del complejo
aparato represivo del regimen franquista.
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