Los gauchos judios de Alberto Gerchunoff en su Centenario.
Hussar, James A.
1. INTRODUCCION
Cuando Jorge Luis Borges comenta que su compatriota y contemporaneo
Alberto Gerchunoff (1884-1950) es "uno de los pocos lectores de
Cervantes" (15), le hace un cumplido, sugiriendo que Gerchunoff
pertenece a un grupo exclusivo cuyos integrantes entienden y aprecian la
obra cervantina. Usando el criterio de Borges, se puede argumentar que
los verdaderos lectores de Gerchunoff son tan escasos como los de
Cervantes. Tal carencia se nota en los cien anos de critica literaria
que siguen a la publicacion de la primera edicion de Los gauchos judios
(1910; segunda edicion, 1936), un ciclo de veinticuatro cuentos que
relata como refugiados judios de la Rusia zarista se acostumbran a una
nueva vida como campesinos en las pampas argentinas a fines del siglo
XIX. Con esta obra Gerchunoff consigue el titulo de "padre de la
literatura judia latinoamericana". A la vez, inspira a detractores
que le acusan de usar sus vinetas para propagar el crisol de razas, la
ideologia oficial de la Argentina a principios del siglo xx, y asi
asegurarse un puesto entre la elite de la nacion.
Uno de los mejores lectores de Gerchunoff, Edna Aizenberg, arguye
que la denuncia de tales detractores ignora la indole dialogica de Los
gauchos judios. En Parricide on the Pampa?, Aizenberg muestra que la
presentacion de la asimilacion en los cuentos de Gerchunoff es
ambivalente. Senala varios pasajes en Los gauchos judios en que la
interaccion con los vecinos argentinos les resulta vergonzosa o
peligrosa a los campesinos judios (28). Ademas, Aizenberg considera como
el lenguaje del texto se resiste a las presiones conformistas del
periodo, proponiendo que su uso de vocablos yiddishes y hebreos
contradice la representacion negativa del autor como apologista
interesado (25).
El argumento de Aizenberg de que Los gauchos judios es un texto
complejo sirve como punto de partida para el presente ensayo. De acuerdo
con aquel analisis, cuestiono las interpretaciones reduccionistas de la
obra y las acusaciones de capitulacion hechas en contra de su autor,
arguyendo que la perspectiva de los detractores es problematica porque
se vale de la extrapolacion descuidada de pasajes de los cuentos y
articulos del autor, sin reconocer las aprensiones relacionadas a la
asimilacion que los mismos textos expresan.
Estas aprensiones coinciden con una afirmacion consistente de la
identidad judia en el texto. Gerchunoff hace evidente desde el titulo de
su obra que ve como compatibles las culturas argentina y judia. Al
juntar los terminos "gaucho" y "judio", tambien
expresa su fe en que su patria adoptiva puede incorporar a los
inmigrantes asquenazies y acomodar sus diferentes costumbres y
creencias. Refuerza esta idea a lo largo de su ciclo de cuentos,
construyendo un argumento a favor del pluralismo cultural. En ningun
momento sugiere que la identidad judia sea obsolescente o desechable en
el nuevo entorno suramericano. Al contrario, celebra la cultura
milenaria judia y aun muestra que algunas de sus practicas y costumbres
les son superiores a sus homologos argentinos.
En consideracion al ambiente politico de la Argentina a principios
del siglo XX, tal postura le podria haber resultado controvertida al
autor. Junto con la ideologia del crisol de razas surge un nuevo
nacionalismo romantico y xenofobico que enfrenta a inmigrantes y
"nativistas" (Avni 204). Algunos de estos promueven
estereotipos antisemitas, caracterizando a los judios como no
asimilables y aun peligrosos. Entre los nativistas se encuentra Ricardo
Rojas, ideologo influyente cuyo texto La restauracion nacionalista
(1909) propone que los judios representan una amenaza para la sociedad
argentina. En este clima Gerchunoff publica el libro que les gana a los
inmigrantes judios "la verdadera carta de ciudadania en la
Argentina" (Verbitzky 86). Es decir, el autor logra defender la
etnia y fe de los recien llegados y, a la vez, asegurar su argentinidad,
a pesar de las fuerzas nativistas en su contra.
A que se debe el gran e improbable exito de Los gauchos judios,
oda al multiculturalismo en pleno periodo de homogeneizacion? Por un
lado, Gerchunoff mitiga las corrientes xenofobicas de la epoca,
enfocandose en lo que las culturas argentina y judia tienen en comun.
Insiste en la continuidad entre el judaismo y el catolicismo argentino,
proponiendo que el anterior representa "el cristianismo
precristiano". Ademas, los chacareros judios que practican su fe
inocuamente en las pampas argentinas recuerdan a los pastores de la
Biblia hebrea, texto sagrado para ambas tradiciones.
Para realzar las posibles contribuciones de los inmigrantes judios
a la cultura argentina, el autor senala como antecedente la convivencia
espanola, creando asi el mito de una historia compartida (Rehrmann 400).
Segun la version de Gerchunoff, los argentinos son los descendientes de
los espanoles medievales mientras los judios rusos, a pesar de ser
asquenazies, representan a los herederos de la cultura sefardi que
florecio en la Peninsula Iberica durante la Edad Media. El encuentro de
los dos grupos en las Americas se presenta como una oportunidad para
reparar los abusos del pasado.
Por otro lado, Gerchunoff evoca simbolos e ideales argentinos para
montar una defensa efectiva de la identidad judia. La figura del gaucho
le resulta particularmente util porque encarna una honda argentinidad y
un espiritu independiente. El autor reconoce que el inconformismo del
gaucho no limita su estatus como icono nacional. Al contrario, el
ejemplo muestra que la cultura argentina celebra la diferencia. Al
comparar a los chacareros judios con los gauchos, Gerchunoff propone que
aquellos pueden ser patrioticos y, a la vez, mantener sus propias
tradiciones. Para darle un fundamento legal a su argumento, el autor
recita los principios de la Constitucion de la Nacion Argentina de 1853,
documento que les garantiza la libertad de culto y el derecho a la
naturalizacion a los inmigrantes. En fin, las multiples defensas de la
identidad judia elaboradas por Gerchunoff contribuyen a su tesis de que
la identidad nacional transciende las diferencias de los grupos que se
radican en la Argentina.
2. EL CASO EN CONTRA DE GERCHUNOFF Y LOS GAUCHOS JUDIOS
Si Gerchunoff aboga consistentemente por la preservacion de la
identidad judia en Los gauchos judios, por que se le vitupera al autor,
acusandolo de apoyar incondicionalmente la ideologia del crisol de
razas? De hecho, mucha de la critica de Los gauchos judios durante la
segunda mitad del siglo veinte evidencia un tono tan despectivo que
Aizenberg denomina a los criticos judios de Gerchunoff de ese periodo
como "parricidas". Segun Maggi Salgado Gordon, estos criticos
denuncian una percibida falta de caracter por parte del autor:
"There is an implication of consorting with the enemy by selling
his (Jewish) birthright for a mess of (Argentine) porridge, and
maintaining a deliberate policy of myopia toward Argentine anti-Semitism
to protect his special status as the accepted or token Jewish writer of
the elite national literary circle" (195). David Vinas propone que
Gerchunoff se preocupo tanto por su estatus que no solo apoyo la
ideologia oficial del Centenario argentino, sino que tambien ignoro
abusos cometidos por el gobierno en contra de los judios: "para
sobrevivir en La Nacion [el periodico bonaerense donde trabaja
Gerchunoff] y para ser tolerado [Gerchunoff] exalta 'el crisol de
razas' de la oligarquia en el mismo momento en que las bandas
blancas balean judios y obreros en Plaza Lavalle" (44). Saul
Sosnowski es menos caustico, pero tambien cuestiona los motivos del
autor y sugiere que estos, en parte, le ofuscan el juicio:
"[Gerchunoff's] apparent longing to join that [Argentine
ruling] class, a misdirected sense of gratitude and loyalty to his
adopted country, prevented him from an accurate reading of the
country's ills and from a rational defense that would support any
contention that Argentina in fact was the 'promised
land'" (3). Mas recientemente, Fernando Degiovanni ha senalado
las "claras manifestaciones asimilacionistas" del autor y
"su adhesion incondicional a los grupos de poder que le habian
permitido formar parte de su nucleo intelectual y cultural" (367).
Varios de estos detractores senalan la relacion entre la
publicacion de Los gauchos judios y el Centenario argentino, ocasion
para la cual Leopoldo Lugones comisiona el texto, para asociar a
Gerchunoff con la ideologia oficial del periodo. El prologo a la primera
edicion del texto refuerza la asociacion. Su autor, el escritor
argentino Martiniano Leguizamon, se enfoca en los romances entre jovenes
criollos y doncellas judias en las vinetas e interpreta la descripcion
de estas relaciones como una aprobacion del crisol de razas por parte de
Gerchunoff. Ademas, anticipa un proceso de mestizaje por el cual una
nueva generacion de jovenes mixtos reemplazara a sus abuelos ortodoxos:
La obra sera lenta, sin duda, pero concluira al fin su evolucion
inevitable cuando los ancianos judios desaparezcan y sobre el solar
poblado de biblicas anoranzas, los hijos de sus hijos, argentinos
por la fusion de sangre, encarinados a la tierra que les entrega
sus riquezas uberrimas, libres de preocupaciones y de recelos, con
la alegria y la paz del hogar risueno que les colma de dicha el
corazon, entonen en las fiestas de la nueva centuria el cantico
glorioso de la libertad argentina. (xii-xiii)
Leguizamon ve la desaparicion de los viejos judios en terminos
positivos, describiendola como la culminacion de un proceso evolutivo.
Tambien propone que el mestizaje es condicion previa a la argentinidad,
la alegria y la libertad de los descendientes de los inmigrantes judios.
Sin duda, la asociacion de estas ideas del prologo con Gerchunoff incita
a los parricidas.
Algunos de los ensayos de Gerchunoff tambien le echan lena al
fuego. En "Los judios" (1906), por ejemplo, el autor describe
la funcion del mestizaje para la asimilacion de los inmigrantes judios a
la cultura argentina: "El arado y el martillo acompasan, en la
inevitable fusion de razas y esfuerzos, la mezcla del torturado rostro
de Jacob con el robusto nativo, el fino perfil de la hebrea con el varon
cosmopolita, todo ello ley fatal" (El pino y la palmera 14). En
"Entre Rios, mi pais", publicado postumamente en 1950,
Gerchunoff anticipa los beneficios que resultaran de la fusion de sangre
italiana, espanola, alemana, eslava y judia en las pampas argentinas:
"Las corrientes de sangre operan en el fundente etnico la amalgama
esperada, que producira, tiempo andado, en la Argentina total, una
entidad humana rica en diversidad psicologica y fecunda en su aptitud
por la coherencia intima" (Entre Rios 41). Tales pasajes, vistos
aisladamente, dan la impresion de un autor que apoya sin reservas el
crisol de razas.
La critica en contra de Los gauchos judios tambien se debe en parte
a la manera en que Gerchunoff representa la experiencia de los
inmigrantes judios en la Argentina. En los cuentos, evoca los cuatro
anos (1891-1895) de su infancia en Moises Ville y Rajil, dos colonias
agricolas patrocinadas por el Baron Maurice de Hirsch y su Jewish
Colonization Association (JCA). Describe el periodo de transicion
durante el cual los refugiados asquenazies de la Rusia zarista se
acostumbran no solo a la vida del campo, sino tambien a la cultura y
lengua argentinas. La indole idilica de muchas de estas descripciones se
cuestiona casi inmediatamente, como vemos en una carta que el autor
argentino Roberto J. Payro le dirige a Gerchunoff en 1910: " Donde
el que se volvio al comercio, hastiado de la tierra fecunda? Donde el
que, descontento de la autocracia rusa, no se satisfizo con la
pseudo-republica sudamericana, y sono en perfecciones
democratico-humanitarias mayores y mas bellas?" (242). Segun el
argumento de los parricidas, Gerchunoff ignora las dificultades
enfrentadas por los inmigrantes judios por la misma razon que celebra el
crisol de razas. Es decir, la preocupacion por su estatus determina el
contenido y el tono de su obra.
3. FALACIAS DE LOS PARRICIDAS
Los gauchos judios no es la oda al mestizaje que Leguizamon
describe en su prologo. Al contrario, los cuentos dialogicos de
Gerchunoff tambien comunican aprensiones sobre los romances entre
jovenes criollos y doncellas judias. El texto reconoce que algunos
colonos judios reaccionan negativamente a las parejas mixtas (Aizenberg
28). En el cuento "El episodio de Miryam", se expresa la
perspectiva de los colonos adultos para quienes la relacion amorosa
entre Miryam, una adolescente judia, y Rogelio, su novio criollo,
representa "algo horrible" (52). Vemos la misma tecnica en
"Las bodas de Camacho", cuento que comunica la opinion del
matarife Rabi Abraham, una figura de autoridad en la colonia, de que el
romance entre Raquel y Gabriel es "una desgracia, un castigo de
Dios" (90). Ambos pasajes muestran que los colonos ortodoxos
condenan el mestizaje como una fuerza negativa para la comunidad judia.
Las relaciones con los criollos tambien les pueden resultar
peligrosas a los colonos judios. Varios cuentos caracterizan a los
vecinos gauchos como asesinos. En "El boyero", el personaje
del titulo, don Remigio Calamaco, acuchilla a su propio hijo. Ademas, un
peon, don Goyo, mata a sangre fria al matarife en "La muerte de
Rabi Abraham", y un grupo de bandidos criollos asesinan a un joven
judio, Moises, en "La lechuza". En estos cuentos los criollos
representan una amenaza para los inmigrantes, y no futuros esposos,
cunados y yernos. Las descripciones de su naturaleza violenta justifican
el miedo de los colonos adultos con respecto al mestizaje.
De todas maneras, el mestizaje no es condicion previa a la
argentinidad para Gerchunoff. En su "Autobiografia" (1914),
propone que su amor profundo por el paisaje argentino es capaz de
quitarle el estigma de inmigrante e incorporarlo al pais: "En
aquella naturaleza incomparable, bajo aquel cielo unico, en el vasto
sosiego de la campina surcada de rios, mi existencia se ungio de fervor,
que borro mis origenes y me hizo argentino" (Entre Rios 26). El
narrador de "Las bodas de Camacho" expresa el mismo
sentimiento cuando menciona "la colonia judia, donde aprendi a amar
el cielo argentino y mi alma se mecio en musica de la tierra" (91).
En ambos casos, el autor identifica la naturaleza, y no la fusion de
sangre, como factor operante en la argentinizacion.
El "gaucho judio" tampoco es producto del mestizaje. El
termino se les aplica a los inmigrantes rusos que se asimilan a la
cultura pampeana mientras preservan su identidad judia. En "El
poeta", el personaje del titulo, Favel Duglach, representa el
arquetipo del gaucho judio. Encarna lo mejor de las tradiciones
argentina y judia: "En su espiritu se habian fundido las bellezas
de las tradiciones hebreas y gauchas" (129). Como resultado de su
habil negociacion de ambas culturas, Duglach goza de "unanime
estima" (129) en las comunidades criollas y judias. En "El
medico milagroso", uno de los dos cuentos adicionales en la edicion
de 1936, el personaje del titulo, Dr. Nahum Yarcho, recuerda a Duglach.
Su pericia medica y generosidad le ganan la admiracion de los colonos y
criollos. El rabino declara: "Era un santo. Nunca vi un judio mas
hondamente judio" (188). A la vez el comisario opina: "Era un
gran gaucho" (188). Tanto Duglach como Yarcho muestran que
Gerchunoff favorece una asimilacion limitada a la cultura argentina, no
la erradicacion de la identidad judia de que le acusan los parricidas.
La caracterizacion de Jacobo, un joven acriollado, tampoco cuadra
con la lectura de los parricidas. A diferencia de Duglach y Yarcho,
Jacobo abandona su identidad judia cuando trata de asimilarse a la
cultura argentina. En su ansia de asimilarse se aleja de todos y, por
ende, fracasa. Por un lado, los colonos ortodoxos critican a Jacobo por
su actitud rebelde y su negligencia de los preceptos religiosos. En
"La siesta", dona Raquel lo recrimina: "Dejelo a ese
gaucho; no sabe mas que contestar. No ve, todo un gaucho! Bombachas,
cinturon, cuchillo y hasta esas cositas de plomo para matar perdices; en
cambio, en la sinagoga, permanece mudo y no sabe rezar" (22).
Israel Kelner expresa un sentimiento parecido en "La
revolucion" cuando le dice a Jacobo: "Eres siempre el mismo
muchacho; a nadie respetas" (139). Por otro lado, los criollos
tambien rechazan a Jacobo. Su otredad es evidente en "Historia de
un caballo robado", cuando don Brigido Cruz, un vecino criollo, lo
llama "gringuito" (123), un termino despectivo para
extranjeros de ascendencia europea.
El argumento de que Gerchunoff obvia las dificultades enfrentadas
por los inmigrantes judios en Los gauchos judios tambien es
cuestionable. Es cierto que sus descripciones bucolicas suelen idealizar
la vida campestre. Sin embargo, la naturaleza no es siempre bondadosa en
el texto. Por ejemplo, una plaga de langostas destruye una huerta en
"La huerta perdida" y un aguacero amenaza a un ternero en
"La lluvia". Las acciones y actitudes de los vecinos criollos
tambien son imprevisibles. Aparte de violentos, algunos son antisemitas;
en "Historia de un caballo robado", el criollo don Brigido
Cruz acusa falsamente al Rabi Abraham de haberle robado un jamelgo, y la
denuncia absurda hace que el matarife contemple "el juicio eterno
sobre los hebreos" (127), es decir, la persecucion secular de los
judios.
Las vinetas tambien describen discordia entre los colonos. El
conflicto generacional entre los inmigrantes ortodoxos y sus hijos
propensos a la asimilacion es evidente a lo largo del texto. Ademas, hay
disputas entre los adultos. "La revolucion" relata cuan
contenciosas son las elecciones para alcalde de la colonia y como un
grupo de disconformes depone a uno por no cumplir con sus promesas.
Tales ejemplos muestran que Gerchunoff reconoce las dificultades
relacionadas con los procesos de colonizacion y aculturacion.
4. GERCHUNOFF COMO DEFENSOR DEL PLURALISMO CULTURAL
Algunos criticos proponen que Gerchunoff cambia su manera de
escribir sobre la asimilacion en las decadas despues de la publicacion
de Los gauchos judios. Segun Leonardo Senkman, empieza a abogar por el
"crisol cultural" hacia 1924 (209). Para Salgado Gordon, su
nuevo enfasis en la multietnicidad o el multiculturalismo data de la
decada de los 40 (191). Sin duda, tales eventos como la "Semana
Tragica" en Buenos Aires en 1919, la revolucion militar en
Argentina en 1930 y las atrocidades de la Shoah hacen que Gerchunoff
intensifique su critica del tratamiento de los judios no solo en la
Argentina sino al nivel mundial. Ademas, el autor cuestiona abiertamente
el crisol de razas en su ensayo "El problema judio" (1944):
" es absolutamente, fatalmente imprescindible esa asimilacion a
fondo para ser buen britanico, buen frances, buen yanqui o buen
argentino? Asimilarse a fondo significa para el judio su
despersonalizacion religiosa, etnica e historica" (El pino y la
palmera 165). En el mismo ensayo, Gran Bretana, Espana e Italia
representan naciones cuyo exito con el pluralismo cultural sirve como
modelo para la Argentina.
Mientras Gerchunoff se refiere mas explicitamente al
multiculturalismo en sus ensayos de la decada de los veinte en adelante,
su posicion respecto a la importancia de preservar la cultura judia es
consistente desde el principio de su carrera como escritor. Segun
Beatriz Marquis Stambler, el autor "nunca, bajo ninguna
circunstancia, renego de lo judio, pero en esta epoca de su vida [la
segunda decada del siglo veinte] eso quedo arrinconado, con un tanto de
aire exotico, que agregaba una nota mas a su pintoresca figura"
(82). Manuel Kantor, el yerno de Gerchunoff, corrobora el argumento de
Marquis Stambler cuando afirma que su suegro "[h]izo desde 1906 a
1950 la apologia y la defensa de su pueblo, la divulgacion de su
historia, el esclarecimiento de sus problemas" (5). Hace estas
cosas en la primera edicion de Los gauchos judios, proponiendo que los
judios inmigrantes a la Argentina tienen el derecho de observar su fe y
preservar su cultura sin que su patriotismo se cuestione.
Para montar su defensa de la diversidad cultural y religiosa,
Gerchunoff se vale de los ideales de la Constitucion de la Nacion
Argentina de 1853. Evoca los conceptos y palabras claves de los
articulos 14, 16 y 20, los cuales garantizan la libertad de culto, la
igualdad y la nacionalizacion de los extranjeros. El autor establece la
libertad como tema central del ciclo desde su epigrafe: "Con su
fuerte brazo, el Senor nos libro de Faraon, en Egipto" (1). Sigue
una descripcion de la celebracion de la independencia argentina, la cual
el narrador caracteriza como una "Pascua magna" (1).
Gerchunoff elabora sobre esta celebracion en "El himno", la
ultima vineta de la primera edicion. En ella, el autor retrata como los
colonos recien llegados a la Argentina observan el 25 de Mayo segun la
tradicion judia, reuniendose en la sinagoga para un acto que incluye
lecturas de los textos sagrados, parabolas y oraciones. Ignoran el color
de la bandera argentina (174) y el nombre del presidente (176) y no
saben una palabra de espanol (172); sin embargo, experimentan una
epifania colectiva cuando el comisario recita el himno argentino:
No lo comprendian los israelitas; pero al llegar a la palabra
libertad, el recuerdo de su antigua esclavitud, de la amargura y
las persecuciones seculares sufridas por la raza, revolvio sus
corazones y con el corazon y con la boca, todos exclamaron, como en
la Sinagoga:
- Amen! (177)
Al resaltar el tema de la libertad de este modo en las ultimas
lineas, Gerchunoff no solo apela a la magnanimidad de los argentinos
sino que tambien les recuerda sus obligaciones constitucionales.
La caracterizacion de los chacareros judios como gauchos, igual que
las referencias a la Constitucion, evoca la argentinidad y la libertad.
Aun Domingo F. Sarmiento, cuyo Facundo (1845) propone que la
erradicacion del gaucho es necesaria para la civilizacion de las pampas,
reconoce la relacion intima entre la figura del gaucho y la identidad
argentina: "el espiritu de la Pampa esta alli en todos los
corazones [argentinos], pues si levantais un poco las solapas del frac
con que el argentino se disfraza, hallareis siempre el gaucho mas o
menos civilizado, pero siempre el gaucho" (99). Durante la segunda
mitad del siglo diecinueve en la Argentina, el arquetipo del gaucho
experimenta una rehabilitacion y, hasta cierto punto, una domesticacion,
como se ve en La vuelta de Martin Fierro (1879) de Jose Hernandez. Para
1910, el gaucho ya no representa una amenaza sino un legado de heroismo
y espiritu independiente.
La transformacion del gaucho en simbolo nacional hacia principios
del siglo veinte es ironica porque varias de sus cualidades, entre ellas
la rebeldia y la lealtad regional, socavan la autoridad central durante
un periodo de consolidacion politica e ideologica. La dualidad del
jinete pampeano le atrae a Gerchunoff, quien la usa para formular su
argumento a favor del pluralismo cultural en su obra maestra. Se refiere
al gaucho para mostrar que la Argentina tiene una larga tradicion de
acomodar la diferencia y la disidencia. Al asociar a los inmigrantes
judios con los gauchos iconoclastas, afirma la argentinidad de aquellos
mientras defiende su otredad.
Para Gerchunoff, la manera en que el gaucho negocia sus identidades
nacional y regional establece un precedente para los colonos judios. En
sus ensayos, se enfoca en el individualismo del gaucho y sus fuertes
lazos a Entre Rios, representandolo como el predecesor de un tipo social
distinto: el hombre entrerriano. El gaucho y el hombre entrerriano son
productos del mismo ambiente y comparten cualidades importantes; ambos
aceptan las diferencias religiosas ("Dimension espiritual de Entre
Rios", Entre Rios 65), se identifican con la cultura local y
valoran la libertad ("Autobiografia", Entre Rios 26). De
hecho, los dos insisten en la autonomia local y entienden su
argentinidad como una extension de su identidad regional. Segun
Gerchunoff,
El de Entre Rios es individuo esencialmente sensible al dominio
local. Concibe al pais a traves de la provincia y a esta a traves de la
villa menuda o de la ciudad en que la escuela, la sociabilidad, las
manifestaciones iniciales de la vida de relacion esbozaron su espiritu y
lo imantaron con el amor regional. ("Entre Rios, mi pais",
Entre Rios 42)
El mismo ensayo menciona a los judios como uno de varios grupos de
inmigrantes que se han vuelto hombres entrerrianos y que continuan la
tradicion gaucha (42). Gerchunoff se ofrece como ejemplo, declarando su
devocion a la "patria chica" y repitiendo una variante de la
frase "Yo soy de alla, amigos mios" cuatro veces en el ultimo
parrafo (58-59).
Gerchunoff se vale del arquetipo del gaucho para abogar por la
autonomia de las colonias agricolas en Los gauchos judios. Los
inmigrantes de sus vinetas viven en paz, practican su fe y eligen a sus
propios lideres. Ademas, resuelven conflictos segun la ley judia,
refiriendose a los textos sagrados para zanjar disputas entre vecinos
("La huerta perdida"), tratar el caso de una novia fugaz
("Las bodas de Camacho") y llegar a un acuerdo respecto a una
peticion de divorcio ("Divorcio"). La presentacion del proceso
juridico en la colonia, el cual les garantiza la justicia y la dicha a
los judios (120), se contrasta con la de su equivalente argentino, que
permite la victimizacion de un judio inocente en "Historia de un
caballo robado".
La manera en que Gerchunoff describe la vida en las colonias
coincide con la vision original del Baron de Hirsch para las comunidades
agricolas en la Argentina. Segun Theodore Norman, "[t]he
Baron's dream and desire had been to establish an independent,
self-sufficient, self-supporting and self-governing community of Jewish
farmers in Argentina" (73). El filantropo intento garantizarles
cierta autonomia a los inmigrantes judios a traves de la compra de
vastas extensiones de terreno y la colonizacion en masa (Norman 20; Avni
107). Su orden de crear una milicia judia en la colonia Mauricio muestra
hasta que punto imaginaba las colonias como territorios autonomos dentro
de la Argentina (Alpersohn 71).
El representar la vision de Hirsch durante una epoca de
homogeneizacion le puede haber perjudicado a Gerchunoff. Sin embargo, el
contenido de Los gauchos judios nunca se considera subversivo; muy al
contrario, el texto se admite al canon de la literatura argentina tan
facilmente que a su autor se le acusa de capitulacion a la ideologia
oficial. La estrategia de invocar las garantias de la Constitucion y la
figura del gaucho respalda el argumento a favor del pluralismo cultural;
ademas, el autor apela a la idea de que la cultura argentina y la judia
son compatibles. Para establecer la compatibilidad, se enfoca en lo que
los judios y los argentinos tienen en comun respecto a sus creencias e
historias.
Por esta razon evoca las figuras de la Biblia hebrea, texto sagrado
tanto para los judios como para los catolicos. Identifica a los
inmigrantes judios como "israelitas"; los viejos colonos, con
sus barbas largas y blancas, se parecen a los patriarcas judios, y sus
hijas recuerdan a "las mujeres augustas de la Escritura" (14).
Los gauchos tambien se comparan con los antiguos hebreos; en "El
poeta", el personaje del titulo propone que ambos "son
patriarcales y nobles. Viven vida sencilla y dulce, entre su hogar y su
ganado" (133). Las referencias a los israelitas crean un parentesco
simbolico entre los inmigrantes judios y los argentinos catolicos,
mitigando asi las diferencias entre los dos grupos.
El volver al periodo que precede a la ruptura entre el judaismo y
el cristianismo no solo permite que Gerchunoff muestre la continuidad
entre las dos tradiciones, sino que tambien posibilita que el enfatice
la primacia del judaismo. En El cristianismo precristiano, le recuerda
al lector que el cristianismo tuvo su matriz en el judaismo,
caracterizando aquel como la universalizacion de las creencias judias
(5). Tambien nota que las figuras mas importantes del cristianismo,
entre ellos Jesus (22) y los autores de los Evangelios (6), eran judios.
La asercion de Kantor de que Gerchunoff "no [les] cedia a Cristo a
los antijudios, ni renunciaba a el" (5) se corrobora en sus
cuentos; un agonizante Rabi Abraham se parece a "Nuestro Senor
Jesucristo, velado por los ancianos y las santas mujeres de Jerusalem
[sic]..." (67), los rasgos de un viejo colono "recuerdan a los
santos pescadores que acompanaban a Jesus por los arrabales" (43) y
los ojos de la labriega Raquel "tienen el azul que tiembla en las
pupilas de la Virgen" (14). La asociacion de los inmigrantes judios
con las figuras veneradas de la tradicion cristiana complementa la de
los inmigrantes con los gauchos a lo largo del ciclo, y Gerchunoff se
vale de ambas para minimizar la otredad de los colonos judios y defender
su presencia en la Argentina.
Tambien compara a los colonos con los judios ibericos de la Edad
Media, representando asi la convivencia espanola como precedente para el
encuentro de catolicos y judios en Hispanoamerica. Los colonos de Los
gauchos judios aprecian y se apropian facilmente de la cultura y
sabiduria sefardies a pesar de su ascendencia asquenazi. En "La
lechuza", una muchacha campesina se identifica con la letra de una
copla que le ha ensenado su maestro marroqui:
Hemos perdido a Sion
Hemos perdido a Toledo
No queda consolacion. (71)
En "Divorcio", se efectua el mismo enlazamiento del
Israel biblico, la Espana medieval y la Argentina del siglo diecinueve a
traves de don Moises Urquijo de Abinoim, un judio marroqui que esta de
visita en la colonia y que representa "un descendiente de los
talmudistas del siglo de oro espanol" (118). Los colonos,
respetuosos de la tradicion sefardi, le otorgan a su huesped el honor de
presidir el primer divorcio en la colonia, cargo que ejerce
magistralmente.
Aun el estilo narrativo de Los gauchos judios refuerza la conexion
entre los sefardies medievales y los colonos asquenazies. Vinas (78) y
Senkman (43-44), entre otros, comentan que Gerchunoff emplea un espanol
cervantino en sus vinetas. El frecuente uso de arcaismos espanoles en
las vinetas anticipa el argumento elaborado por Gerchunoff en "Los
judios en la lengua castellana" (1926), donde propone que los
inmigrantes judios de la Argentina podran "recobrar" el idioma
que habia sido suyo durante la Edad Media (El pino y la palmera 32). En
el mismo ensayo, afirma la incomparable elocuencia de los escritores
judios espanoles del Medioevo: "En su obra, la lengua llega a su
termino completo y es la que nos ofrece mayor opulencia en modismos,
proloquios y creaciones proverbiales" (31-32). Al mencionar este
precedente, Gerchunoff abre paso a que los "nuevos
sefarditas", los inmigrantes judios de la Argentina, hagan una
contribucion parecida a las letras hispanoamericanas y aun que superen
los modos expresivos de los escritores "nativos". Por si las
dudas, no habia logrado ambas cosas Gerchunoff? Borges opina que si:
elogia el excepcional dominio del espanol del autor cuando comenta que
este "casi llego a escribir con todas las palabras" (13).
Pero la pericia linguistica de Gerchunoff no se limita a un solo
idioma. Aizenberg observa que Los gauchos judios contiene muchos
vocablos yiddishes y hebreos (25) y Stavans especula con que Gerchunoff
ideo las vinetas en yiddish antes de escribirlas en espanol (xiv). Como
entender la combinacion de espanol cervantino, yiddish y hebreo en Los
gauchos judios, particularmente cuando su autor declara en 1918 que
"[e]l idioma es la verdadera nacionalidad" (Feierstein 8)? En
mi opinion, el uso de multiples registros linguisticos es otra faceta
del argumento a favor del multiculturalismo. Es decir, el poliglotismo
refleja el potencial de la Argentina para acomodar la diversidad, del
mismo modo que el texto acomoda varios idiomas diferentes.
5. CONCLUSION
Para Gerchunoff, la argentinidad no niega la diferencia religiosa y
etnica sino que la transciende. El autor comunica esta idea en el ultimo
parrafo de su autobiografia: "Yo no aspiro a cantar unicamente la
vida judia: soy ante todo argentino y mi caracter de tal orienta mi
existencia de hombre de letras" (36). El mismo mensaje emerge a lo
largo de Los gauchos judios. En sus vinetas, Gerchunoff afirma la
argentinidad de los inmigrantes mientras defiende su identidad judia.
Con respecto al crisol de razas, cuestiona tanto la prudencia del
mestizaje como el celo asimilador de los colonos jovenes que abandonan
los preceptos religiosos. En cambio, celebra a los personajes capaces de
negociar lo gaucho y lo judio, entre ellos Favel Duglach y el Dr.
Yarcho. Estos armonizan los mejores aspectos de ambas tradiciones,
sirviendo asi como emblemas del multiculturalismo.
Mientras las culturas argentina y judia se presentan como
compatibles en Los gauchos judios, Gerchunoff privilegia a la segunda en
varias de las vinetas. Las leyes milenarias practicadas por los colonos
les son superiores a sus analogos argentinos; a la vez, las figuras mas
importantes del catolicismo se identifican como judios. Aun el lenguaje
del ciclo remite a las contribuciones de los sefardies del Medievo a la
literatura hispana. A pesar de esta oposicion tacita a las fuerzas
homogeneizadoras de la epoca, Los gauchos judios no solo se integra casi
de inmediato al canon argentino sino que inspira a una generacion de
detractores que le acusan a Gerchunoff de oportunista.
Mucha de la critica se enfoca en la representacion de la Argentina
como Sion en el texto. Segun los parricidas, Gerchunoff obvia serios
problemas en la Argentina para congraciarse con la elite intelectual del
periodo. Aquellos ignoran que Gerchunoff no se propone retratar de
manera realista la Argentina de 1910 sino representar la vision de la
nacion proyectada por la Constitucion de 1853. Mira hacia el futuro y, a
la vez, se vale de las garantias constitucionales para defenderles los
derechos a los inmigrantes judios de principios del siglo XX. Al invocar
los principios fundadores de la nacion, crea un argumento imponente a
favor del pluralismo cultural.
Esto no quiere decir que Gerchunoff apele a la Constitucion solo
por razones retoricas. La vida y la obra del autor afirman su fe en la
compatibilidad de la identidad judia con la argentina. En "Historia
de un caballo robado", anticipa el presente ano y la erradicacion
del antisemitismo: "Yo quiero creer, sin embargo, que no siempre ha
de ser asi y los hijos de mis hijos podran oir en el segundo centenario
de la republica, el elogio [sic] de proceres hebreos, hecho despues del
catolico Tedeum, bajo las bovedas santas de la catedral" (127). Sin
embargo, Gerchunoff no se engana: las aprensiones evidentes en este
cuento siguen reverberando en "El candelabro de plata", la
segunda de las dos vinetas anadidas a la edicion de 1936, y la ultima
del texto. En su funcion de epilogo, el relato subraya una constante en
la obra de Gerchunoff: una cautela que atenua su optimismo con respecto
al futuro de los judios en la Argentina y que contradice su injusta fama
de apologista.
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