El problema de la identidad en Las ratas de Jose Bianco.
Li, Luisa Suh-ching
1. Las ratas: la "prehistoria de un crimen"
En Las ratas, leemos las "paginas ineditas" escritas por
Delfin Heredia, en las que relata, despues de muchos anos, la historia
de su familia y ciertos acontecimientos ocurridos durante su
adolescencia. Desde el principio, el personaje-narrador subraya que el
relato autobiografico que escribe permanecera siempre inedito:
"Estas paginas seran siempre ineditas. Sin embargo, para
escribirlas necesito pensar en un lector, en un hipotetico lector, que
se interese en los hechos que voy a relatar. Necesito tomar las cosas
desde el principio" (Bianco, Las ratas 17).
Ya en la primera pagina, Delfin menciona el hecho central del
relato: "Julio se habia suicidado" (Las ratas 13), el cual
remite al ultimo capitulo (XV), donde se narra ese desenlace. Los hechos
que se cuentan al principio de la obra--aquellos producidos a raiz de la
muerte de Julio--y que le sirven de introduccion, son como el epilogo de
la trama principal, la cual culmina justamente en la muerte de Julio
Heredia, su medio hermano.
El primer capitulo, de los quince que consta la novela, representa,
no tanto la introduccion de lo que sigue, sino un desenlace anticipado.
El relato se encuentra subordinado no solo al momento en que Delfin
escribe sus recuerdos sino, ademas, al momento en que comienza el primer
capitulo. Como observa Borges en una de las primeras resenas sobre esta
novela (publicada en la revista Sur, 1944), el tema de Las ratas
"es la prehistoria de un crimen, las delicadas circunstancias
graduales que paran en la muerte de un hombre" ("Jose Bianco:
Las ratas" 271).
De manera analoga a como sucede en su otra novela corta, Sombras
suele vestir, en Las ratas, una vez que finaliza la lectura, el lector
se ve obligado a revisar lo leido, puesto que este final contradice la
afirmacion hecha por Delfin en el primer capitulo: el
"suicidio" es en realidad un crimen, Delfin envenena a su
medio hermano. Esta es la verdad constantemente postergada por el
personaje-narrador. Como dice Lucas Mertehikian: "Las desviaciones
que el lector crea advertir en el medio son solo eso: senuelos que
Bianco deja aqui y alla para dar las pistas de una segunda (y necesaria)
lectura." (1)
Pero mientras en Sombras suele vestir el acontecimiento central--la
muerte del personaje principal, Jacinta--, solo nos sera revelado al
final, en Las ratas la muerte de Julio Heredia es un dato que el lector
ya conoce desde el comienzo mismo de la novela. De manera que si en
Sombras suele vestir los hechos estan envueltos por una serie de
pequenos enigmas que ocultan un enigma mayor, en Las ratas la muerte de
Julio se nos presenta como algo explicito, todo esta dado como una
realidad concreta, sin fisuras. Solo al final sabremos que la muerte de
Julio ha ocurrido de forma muy distinta de como nos la ha relatado
Delfin. Este termina el primer capitulo con las siguientes palabras:
En ese drama de familia, me imaginaba a mi mismo como un personaje
secundario a quien le han confiado funciones de director escenico. Creia
ser el unico en conocer realmente la pieza. Estaba en posesion de muchas
circunstancias mas o menos pequenas, y de algun hecho, no tan pequeno,
quiza decisivo, cuya importancia escapaba a los demas. (Las ratas 15)
El protagonista-narrador admite, por tanto, que oculta al lector
cierta informacion que al final sera decisiva para conocer el verdadero
significado del presunto "suicidio" de Julio. (2) El hecho de
que la mencion inicial de la muerte de este como tal suicidio, no cobre
hasta el final de la obra su valor de desenlace anticipado y de elemento
que requiere la reinterpretacion de los hechos, significa que, al igual
nuevamente que Sombras suele vestir, el trabajo principal de
interpretacion, por parte del lector, se pone en movimiento tardiamente,
aunque sin estar sometido al proceso de intensa ambiguedad que
caracteriza a esa otra obra.
En Las ratas, al ser un relato autobiografico, la instancia
narrativa solo puede asumirse en la primera persona del
personaje-narrador, Delfin Heredia. En el segundo capitulo, este
"revela" su identidad al lector y se refiere de inmediato a su
genealogia familiar:
Me llamo Delfin Heredia. En mi, como en todos los hombres, se
acumulan tendencias heredadas. Por eso, al hacer en este capitulo una
historia sucinta de mi familia, hablare de otros Heredia que han nacido
o muerto antes que yo, pero que aun subsisten en mi, puede decirse, bajo
su forma mas negativa. Hablare de sus defectos, de mis defectos. Sera
una manera de condenar la raza para salvar al individuo, de librarme de
unos y otros a la vez, de hacerlos morir--irrevocablemente. (Las ratas
17)
Las generaciones parecen repetir un destino que va divergiendo a lo
largo de los anos. La declaracion de Delfin plantea, de entrada, el tema
de las relaciones familiares, en tanto medio que posibilita una cierta
vision irreal del mundo. Tal como senala Hugo Beccacece:
Las historias de Jose Bianco en las que estan tan intimamente
mezcladas lo fantastico con el amor y la sangre [el parentesco],
responden en verdad a una profunda y compleja investigacion sobre
la identidad. Si toda existencia es repeticion de un destino
familiar, si la libertad se limita a una mera variacion sobre temas
ya dados, la irrealidad campea sobre toda la vida. (18)
Segun esto, al "investigar" en su historia familiar,
Delfin se adentra en un ambito en el cual el individuo se interroga
sobre los enigmas del yo. (3) Delfin se propone, en sus paginas
autobiograficas, hablar de sus defectos y de los de su familia como una
manera de actualizar ese dialogo con los rasgos comunes transmitidos a
traves de la sangre, que se traduce a la vez en una especie de
fascinacion magica y de rechazo disgregador. Este conflicto de identidad
supone la puesta en escena del mecanismo de atraccion-repulsion, (4)
caracteristico en la obra de Bianco.
Si Delfin evoca a sus fantasmas familiares no es para contarnos una
historia que concuerde con la verdad de los hechos, ni por la
escrupulosa relacion de sus "tendencias heredadas": habla de
ellos para "hacerlos morir--irrevocablemente." Podria decirse,
pues, que esta "profunda y compleja investigacion sobre la
identidad" notada por Beccacece, obedece en Las ratas a una
permanente repeticion de los latentes conflictos del yo.
2. Los conflictos del yo y las leyes de la herencia
Los hechos principales que relata Delfin tienen lugar cuando este
cuenta catorce anos, dentro de un marco espacial y temporal preciso:
Buenos Aires, 1916, es decir, durante los anos de la Primera Guerra
Mundial. El padre de Delfin, Antonio Heredia, que ejercia entonces la
profesion de abogado, tuvo en su juventud inclinaciones artisticas;
estudio pintura en Francia y regreso a su pais con un baul lleno de
lienzos, entre ellos un autorretrato, el cual cobrara mas adelante
decisiva influencia en la percepcion de lo real y de lo imaginario por
parte del protagonista-narrador. Al regresar de Europa, Antonio Heredia
trajo igualmente consigo a un hijo natural de diez anos de edad, Julio,
alrededor del cual se suceden los acontecimientos centrales de la
novela.
Las relaciones de Delfin con su madre son mas bien complejas. En
ocasiones siente una cierta atraccion fisica por ella, en otras, la
juzga de manera severa (atraccion-repulsion):
Por entonces no me gustaba oir hablar de mi madre. En una ocasion,
al sorprenderla a solas despues de la muerte de Julio, la encontre tan
abrumada y deshecha, con esa expresion de falsa dulzura que la tristeza
pone en los rostros, que no pude hacer un gesto o articular una palabra
de consuelo. (...) Y yo ajustaba mi conducta a la actitud de mi madre,
trataba de "ser afectuoso con ella" facilitando su juego,
apartandome de su camino, dirigiendole estrictamente la palabra, con el
cuidado de un actor que se esfuerza en no turbar la armonia del
espectaculo y se limita a dar la replica en el momento convenido. (Las
ratas 14-15)
Pero en el tiempo presente de la narracion, Delfin necesita de su
madre para "hacerle preguntas sobre el pasado" (23), lo que
indica que, en sus paginas autobiograficas, la distancia temporal impone
una necesaria oscilacion de perspectivas, en lo que respecta a la
interpretacion del pasado. Los acontecimientos son registrados a traves
del punto de vista de Delfin, pero su testimonio esta sometido a la
incertidumbre de un silencio (5) que determina la comprension de la
historia, y en el que el personaje-narrador adjudica a su madre no poca
responsabilidad: "Mi madre insiste en que estos recuerdos han
perdido sobre ella todo poder nocivo, quiere seguir hablando. Pero yo la
obligo a callar" (25).
El personaje de Isabel, hermana mayor de Antonio Heredia y tia de
Delfin, esta descrito con algunos rasgos tenebrosos, ya que tenia
"un rostro de fantasma" (Las ratas 20). Sin embargo, quizas
sea este "fantasma" el personaje mas preciso de la novela.
Isabel pertenece al ambito del poder economico, religioso y familiar, a
la manipulacion de la conducta, a la norma social. Asi parece
reconocerlo Delfin cuando se refiere mas adelante al "mundo de
Isabel, ese mundo afirmativo, temerario, allegado a la magia, donde las
cosas parecian autenticas por el solo hecho de hallarse en el
incluidas" (20). Llama la atencion que aquello que representa
Isabel este concebido como "allegado a la magia": es posible
ver en esto una alusion a la relatividad de toda verdad--las cosas
siempre "parecen" autenticas--y al hecho de que Isabel es el
sosten material y espiritual de la familia Heredia, algo asi como un
talisman que ejerce una influencia benigna o maligna. En tal sentido, es
bueno destacar que el abuelo de Isabel, tambien llamado Delfin Heredia,
fue protegido y educado por religiosos (franciscanos), proclamandose
siempre amigo de la Iglesia, pero en determinada epoca fue el verdadero
autor de sueltos anonimos apoyando iniciativas anticlericales. Esta
relatividad--o ambiguedad--de la verdad se traduce, en cierto modo, en
un constante juego de equivocos que tiene como fin enmascarar la
duplicidad del yo, conducta que se repite en el Delfin narrador.
La trama gira en torno a estos personajes, los miembros de la
familia Heredia. Pero hay ademas otros personajes: Cecilia Guzman, amiga
de la madre de Delfin, que se hospeda durante un tiempo en su casa y que
sera objeto del deseo tanto de Delfin como, principalmente, de Julio, y
Claudio Nunez, maestro de piano de Delfin. Son personajes marginales,
aunque la presencia de Cecilia Guzman da lugar a un hecho que sera
decisivo en el desenlace de la novela (cuando sus amores con Julio son
descubiertos por la madre de este).
Delfin nos cuenta su etapa de "iniciacion" a la vida y se
centra en el momento en que el adolescente, como hemos dicho, tiene
catorce anos, dentro de una experiencia artistica determinada: la
musica. Delfin estudia piano y en esa epoca prepara la dificil Sonata en
si menor de Franz Liszt. A traves de la musica se opera una compleja
identificacion Delfin / Julio, lo cual significa un patente desajuste en
la logica del discurso narrativo. Pero la musica refleja asimismo cierto
estado, en el que el individuo se "disgrega" en lo que se
podria llamar su "nada esencial," es decir, en una nocion de
origen que anula cualquier otra nocion de realidad; dice Delfin:
"Despues de todo, lo que buscamos en la musica es una
representacion del cosmos antes que el hombre exista, una pequena orgia
de infinito" (Las ratas 78). De este modo, el elemento musical
parece desempenar el papel de introductor de reflexiones y
cuestionamientos en torno al origen de un orden reconocible. Al
preguntarse por ese orden, Delfin esta de algun modo adentrandose en un
ambito donde es posible la manifestacion de lo otro o, como senala
Victor Bravo, donde "las diversas manifestaciones de lo otro
desprenden al ser de las certezas de lo real y lo sumergen en ese
transito entre lo real y lo irreal, entre lo subjetivo y lo objetivo que
es la incertidumbre" (17).
Delfin busca en la musica una cierta "representacion" de
lo originario que es, asimismo, una investigacion en los enigmas del
mundo y una persistente incertidumbre de hallarse sometido a un
extranamiento frente a ese mundo configurado. Y no olvidemos que quien
realiza esta busqueda es un adolescente: el tiempo de la adolescencia es
el de la fabulacion, la ensonacion, la transgresion de lo racional. En
una ocasion Julio le ha dicho que la musica es "enemiga del
pensamiento" (Las ratas 64). Cuando toca la Sonata de Liszt, Delfin
se situa justo ante lo otro, porque a traves de la comunicacion musical
se ha revelado el enigma de ese otro: su medio hermano, que es tambien
el mismo, desdoblado o reflejado en el otro (el conflicto de la sangre,
o del parentesco, indicado ya por Beccacece).
En el capitulo XIII, Delfin hace un viaje en tren para conocer la
casa que le servira de albergue durante las vacaciones de verano;
despues de conversar con dos sacerdotes jesuitas, intenta leer un libro:
"Quise leer, pero al cabo de un momento observe que en los
cristales de la ventanilla se reflejaba el vacio rosado de la lampara,
un brazo, la mano, el libro. Entonces, armandome de valor, resolvi
mirarme a la cara. Soy Delfin Heredia, pense. No lo puedo negar"
(Las ratas 90). El problema de la identidad se plantea aqui con toda su
carga subversiva de sentido. En tanto narracion en primera persona, el
protagonista-narrador de Las ratas indaga hasta tal punto sobre las
oscilaciones del yo, que acaba siempre "de cara" ante las
incertidumbres que esto provoca, lo cual se constituye como centro de un
circulo vicioso al cual todo nos devuelve. El acto de mirarse al espejo
para reafirmar la propia identidad ("Soy Delfin Heredia, pense. No
lo puedo negar"), guarda cierta analogia con la organizacion misma
del texto, en el sentido de que el Delfin narrador tambien es un
personaje creador en la medida en que redacta el relato, y nos lleva a
preguntarnos, por ende, si esa creacion no es tambien una forma de
ilusion o irrealidad. Tal conflicto del yo encontrara su momento de
inflexion cuando Delfin Heredia se identifique con un cuadro: el ya
mencionado autorretrato de su padre, que es tambien una equivoca
duplicacion de la imagen de su medio hermano Julio. (6)
Las leyes de la herencia, a fuerza de repetirse y de postularse
como obsesiva interrogacion sobre el yo y sus relaciones con la esfera
de lo real, terminan siendo invadidas por lo irreal, lo que da pie a la
recreacion de una realidad nueva, o a la realidad que conviene al
imaginario de Delfin. Como senala Beccacece: "De esa sensacion de
irrealidad que produce la herencia, la repeticion de un destino, solo
puede liberarnos el artista que a traves de su obra recrea un nuevo
orden que trasciende las normas biologicas y sociales" (18). Para
Delfin, por consiguiente, la imagen del destino--"Por un momento
hice mias esas hipoteticas ventajas que podia ofrecerme el destino"
(Las ratas 36)--remite a las fuerzas incomprensibles que condicionan la
percepcion del mundo y a la irrealidad ultima que representa "la
caducidad de las cosas humanas" (13), segun palabras del
protagonista-narrador.
3. Las ratas como metafora del mal
La imagen de las ratas no es ajena a todo esto. Segun su
significado simbolico, la rata se halla en relacion con la enfermedad y
la muerte, y se le asimila tambien al demonio, esto es, al mal (vease
Cirlot 382). "Las ratas me atraian" (Las ratas 43), dice
Delfin, declaracion que refleja de algun modo la atraccion que siente el
adolescente por el mundo de Julio, ese mundo tan ajeno a su
sensibilidad, ya que Julio es un cientifico que hace experimentos
bioquimicos con las ratas (oposicion arte/ciencia), y que en ultima
instancia estara imbuido de enfermedad (moral) y muerte (producida esta
mediante el crimen, es decir, un acto que podemos situar bajo el signo
del mal). "El mal--senala Bianco--da frutos sorprendentes. Puede
ser fecundo en el buen sentido de la palabra, extraordinariamente
fecundo" (Bianco, Ficcion y reflexion 151). La identificacion
Julio/ratas cabe verla de este modo como la representacion de aquello
que ejerce una atraccion turbia, equivoca, prohibida, y que induce a la
transgresion del orden establecido. (7) Delfin nos presenta esta
identificacion bajo una apariencia inocente: "Sacaba [Julio] de los
estantes rata por rata y las iba pesando sucesivamente en una balanza.
Las ratas lo conocian. Julio se permitia jugar con ellas, entreabrirles
la boca con el indice curvado para que en el asentaran sus largos
colmillos: nunca lo mordian" (Las ratas 43).
Pero en la escena final de la obra, el "suicidio" de
Julio esta precedido por el mismo acto de pesar las ratas, y
"anunciado" luego por una rata que se escapa del laboratorio y
atraviesa el jardin. Asi como la presencia de las ratas no hace mas que
recalcar la sombria atmosfera moral de la familia Heredia, sobre todo a
raiz de las relaciones de los dos hermanos con la madre, la rata que se
escapa del laboratorio de Julio cumple su cometido como
"mensajero" de la muerte.
En el episodio del crimen no se narra ni la muerte del personaje en
si, ni el momento en que bebe el vaso de limonada que contiene el
veneno: el anomalo recorrido de la rata da a conocer ese hecho y senala
al acto transgresor de Delfin (el crimen) como punto culminante del
proceso de "desrealizacion," llevado a cabo mediante el
"suicidio" del otro. En este sentido, las ratas suponen
tambien el anuncio constante de la transgresion, que se cifra en
enfermedad y muerte y en imagen indeleble del mal. Las ratas traduce,
pues, el ejercicio de la transgresion como medio para negar una
legalidad incapaz de afrontar el indisoluble misterio de las cosas.
Por otra parte, cabe afirmar que ratas son tambien los miembros de
la familia Heredia, cuyos conflictos--envidias, antagonismos, rencores
ocultos--no son mas que los signos equivocos de "ese mundo familiar
cerrado, cargado de insinuados desdoblamientos del protagonista,"
tal como observa Susana Zanetti (73). Segun este planteamiento, la
novela se lee como la cronica de la crisis y de las turbias
contradicciones de una familia. Bianco se refiere a ella en los
siguientes terminos:
Cuando aparecio Las ratas, muchos encontraron una correspondencia
manifiesta entre los personajes de la novela y el laboratorio donde el
hermano mayor hace experimentos con ratas y venenos. Yo no presentaba
una familia, decian, sino un grupo de personas que vivian juntas y que
no estaban vinculadas por lazos afectivos de orden comun, sino por
secretas aversiones mas o menos disimuladas. ?Pero que otra cosa podia
esperarse de la institucion de la familia en la actual sociedad
burguesa? Etc., etc. (Torres-Fierro 405)
El acto transgresor de Delfin (el crimen) se constituye igualmente
como una negacion de esas aversiones y antagonismos, que sustentan en lo
fundamental el "mundo afirmativo" de Isabel. Dicho acto, aun
mas, hace que prevalezca finalmente lo que siempre ha estado oculto tras
esa legalidad impuesta por la tia, pues esa rata que transpone la
frontera del jardin y entra en la casa representa tambien la trayectoria
de la conducta de Julio, la cual significa la impugnacion del sistema de
valores sostenido por Isabel (desafio a la autoridad de la tia,
relaciones ambiguas con la madre, el hecho de ser hijo natural). De ahi
que Delfin imagine a ambos formando "una especie de Pieta
monstruosa," y se refiera al desconcierto de la tia, "sin
saber que hacerse del cadaver del sobrino que le han colocado en el
regazo, vacilando entre arrojarlo lejos de si o abjurar de sus
convicciones" (Las ratas 14).
4. Conclusion: el problema de la identidad como transgresion de lo
real
Si Julio transgrede con su conducta los codigos sociales y morales
que sustentan a los Heredia, su medio hermano Delfin, al identificarse
con su el, transgrede no solo esos mismos codigos, sino que transgrede
tambien el concepto de verdad y el concepto de realidad,
"corrige" en cierto modo el determinismo del destino. Pero el
personaje de Julio, al decir de Pezzoni, "es pura metonimia: es
aquello que se quiere poseer y no se puede o no se quiere poseer. Es lo
definitivamente dicho que no puede o no debe formularse. Por eso se lo
mata" ("El autor que elegia a sus lectores" 5). En tanto
figuracion subjetiva o imaginaria, Julio solo puede llegar a ser para su
medio hermano Delfin el "verdadero Julio," mediante el
reconocimiento y negacion del otro que se escenifica dentro de su
conflictivo imaginario, porque como dice Beccacece: "La fantasia
tiene tanta realidad que puede provocar la muerte" (15).
Al final de esta sugestiva novela queda insinuada otra de las
insistentes ambiguedades del relato: no sabemos que sucede despues del
crimen, como evoluciona realmente la personalidad del adolescente
asesino. Nos basta con citar las palabras de Bianco en las que se
refiere a The turn of the screw (1898), la genial novela de fantasmas de
Henry James que nuestro autor tradujo como Otra vuelta de tuerca:
"El lector queda en libertad de adoptar la hipotesis que le plazca.
Pero, en cierto sentido, pierde toda libertad: ya nunca podra sustraerse
a la horrible fascinacion de una historia sombria, tragica, diabolica, a
la vez que luminosa, brillante, poetica" (Las ratas 37).
Digamos, por ultimo, que el problema de la identidad y la
repeticion del destino en Las ratas de Jose Bianco nos informan de esa
"horrible fascinacion" por la irrealidad que acecha tras las
convenciones y certezas de aquello que aceptamos normalmente como
realidad. O como dice, para finalizar, Lucas Mertehikian: "Asi
narra Bianco: con una distancia marcada que le permite una mirada
extranada del mundo, nunca ingenua y casi perversa, pero honesta con la
idea de que tambien la literatura puede producir sus propias
verdades."
Notas
(1) Andres Ibanez senala por su parte que los libros de Bianco
"estan llenos de equivocos y sutilezas y tienen la forma de
complicados laberintos mentales."
(2) Enrique Pezzoni senala que "es el protagonista quien
demora el dato revelador, quien al enganarse, nos engana"
("Jose Bianco" 89).
(3) "Quien trata de desentranar--dice Beccacece--las leyes de
la herencia, como Bianco, se esta preguntando por la propia identidad.
Mas aun, se pregunta ?que es la realidad? ?Un individuo solo puede ser
el mismo una vez que se ha desembarazado del pasado?" (18).
(4) E. Pezzoni alude a "su sinuosa ambiguedad, sus
inquietantes sugerencias, tan equivocas (tanto en el nivel de los
acontecimientos, como en el de las estrategias para contar y como en el
de las atracciones-repulsiones que unen y apartan a los
personajes)" ("El autor que elegia a sus lectores" 5).
(5) Sobre este concepto vease Rosalba Campra, "Los silencios
del texto en la literatura fantastica."
(6) A este respecto, conviene recordar la presencia de retratos y
autorretratos en la literatura occidental, ejemplificada en El retrato
de Dorian Gray (The Picture of Dorian Gray, 1891), de Oscar Wilde.
(7) A proposito de esto observa J. G. Cobo Borda: "Nitida y a
la vez compleja, en esta novela cada expresion se ahonda y un silencio,
musical y compacto, recorre las frases, dilatando su resonancia: ?crimen
por celos?, ?confrontacion entre la biologia y la musica, entre el
hombre de ciencias y el artista?, ?o la acumulacion, danina, en un solo
cuerpo, de multitud de fracasos heredados, que estallan, salvando al
individuo y condenando a la raza?" (71).
Bibliografia
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Campra, Rosalba. "Los silencios del texto en la literatura
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Espana e Hispanoamerica. Madrid: Quinto Centenario, 1991. 49-73.
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Matamoro, Blas. "Jose Bianco: El teatro del viento."
Letras Libres 42 (2002): 38-45.
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Pezzoni, Enrique. "Jose Bianco." En: Orgambide, P. y R.
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Torres-Fierro, Danubio. "Conversacion con Jose Bianco."
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1988. 399-407.
Zanetti, Susana. "La transparencia de Jose Bianco."
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[Received 27 May 2013; accepted 10 July 2013]