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  • 标题:Jorge Edwards y La muerte de Montaigne: una lectura de la memoria y su conjetura.
  • 作者:Chandia, Miguel Angel Gonzalez
  • 期刊名称:Fu Jen Studies: literature & linguistics
  • 印刷版ISSN:1015-0021
  • 出版年度:2013
  • 期号:September
  • 语种:English
  • 出版社:Fu Jen University, College of Foreign Languages & Literatures (Fu Jen Ta Hsueh)
  • 摘要:Jorge Edwards publica su novela La muerte de Montaigne el ano 2011. Una novela que retrata parte importante de la vida y obra del famoso filosofo e intelectual frances Michel de Montaigne. Montaigne nacio el 28 de febrero de 1533 y murio el 13 de septiembre de 1592 en Burdeos. Edwards comenta que este gran intelectual frances que aprendio la lengua latina con una gran versatilidad, como muy bien lo explica en su novela adquirio no solo esta lengua, sino que, tambien, un interes mayusculo por los clasicos latinos: "Los tratados medievales se escribian en latin. Los ensayos, que empezaron a aparecer en diversos lugares de Europa durante el Renacimiento, solian escribirse en lengua vulgar. Esto es, en lengua romance, palabra, en este caso adjetivo, de la que deriva, en frances y en aleman, el termino roman o, si quieren ustedes, Roman, novela" (12). Su padre que se llamaba Pierre Eyquem era un hombre que sentia una gran admiracion por la cultura, es asi que decidio contratar un preceptor para su hijo, que solo le hablara en latin. Ya que esta iniciativa tenia por objeto que el nino la aprendiera como quien aprende su lengua materna. Edwards siente una fascinacion por personajes que la historia solo puede recordar, si se tiene en cuenta el proposito del autor de rescatar a estos para la literatura a traves de la memoria. Dicho recurso es ampliamente ejecutado por el novelista chileno, quien escribe esta narracion por el placer de develar al Montaigne intelectual y hombre de vasta cultura, si bien es cierto, Edwards tambien juega con la conjetura y la ficcion a traves de las paginas de su ultima novela.

Jorge Edwards y La muerte de Montaigne: una lectura de la memoria y su conjetura.


Chandia, Miguel Angel Gonzalez


1. Introduccion

Jorge Edwards publica su novela La muerte de Montaigne el ano 2011. Una novela que retrata parte importante de la vida y obra del famoso filosofo e intelectual frances Michel de Montaigne. Montaigne nacio el 28 de febrero de 1533 y murio el 13 de septiembre de 1592 en Burdeos. Edwards comenta que este gran intelectual frances que aprendio la lengua latina con una gran versatilidad, como muy bien lo explica en su novela adquirio no solo esta lengua, sino que, tambien, un interes mayusculo por los clasicos latinos: "Los tratados medievales se escribian en latin. Los ensayos, que empezaron a aparecer en diversos lugares de Europa durante el Renacimiento, solian escribirse en lengua vulgar. Esto es, en lengua romance, palabra, en este caso adjetivo, de la que deriva, en frances y en aleman, el termino roman o, si quieren ustedes, Roman, novela" (12). Su padre que se llamaba Pierre Eyquem era un hombre que sentia una gran admiracion por la cultura, es asi que decidio contratar un preceptor para su hijo, que solo le hablara en latin. Ya que esta iniciativa tenia por objeto que el nino la aprendiera como quien aprende su lengua materna. Edwards siente una fascinacion por personajes que la historia solo puede recordar, si se tiene en cuenta el proposito del autor de rescatar a estos para la literatura a traves de la memoria. Dicho recurso es ampliamente ejecutado por el novelista chileno, quien escribe esta narracion por el placer de develar al Montaigne intelectual y hombre de vasta cultura, si bien es cierto, Edwards tambien juega con la conjetura y la ficcion a traves de las paginas de su ultima novela.

Es posible afirmar que La muerte de Montaigne nos coloca frente a una lectura que nos proporciona elementos de la Nueva Novela Historica, una realidad contextual en la que Edwards tiende a moverse con cierta facilidad en su narrativa. Por lo pronto, tambien congrega elementos de informacion acerca de la historia que acompana la vida del intelectual frances, es decir, lo que ocurre en pleno siglo XVI. Edwards siente una fascinacion por reconstruir vidas que se relacionan deambulando por los avatares de la vida, sus pasiones, sus suenos y momentos de dolor e incomprension. Es asi que en esta novela asistimos al encuentro de Montaigne y una joven llamada Marie de Gournay; relacion que Edwards mantiene con ciertos halos de misterio. El autor se pregunta ?quien es esta Marie de Gournay? Y que tipo de relacion mantuvo Montaigne con su joven admiradora? Preguntas que siguen el curso de la lectura con entusiasmo por parte del lector, que sigue la descripcion del tipo de relacion que tenia Montaigne con las mujeres, su preparacion para la muerte, su vision del mundo y de la vida.

En este articulo intentamos describir algunos elementos que consideramos esenciales en la lectura critica de esta novela; es asi que dividimos este trabajo en los siguientes capitulos: Una introduccion, el capitulo primero, que describe la vision del mundo de Montaigne; un capitulo segundo sobre, conjeturas, impresiones y especulaciones; un tercer capitulo llamado Jorge Edwards: una breve mencion al narrador en la Muerte de Montaigne; finalmente una breve conclusion.

2. La vision del mundo de Montaigne

Jorge Edwards comienza su novela presentando los origenes de Montaigne, en una forma muy interesante de describir a este personaje historico. Por ejemplo, determina en su narracion que Montaigne no era en realidad su verdadero appellido. Como bien lo indica el autor, "Montana, no era nombre de familia. El apellido familiar, tipico de esa region de vinos generosos, de magnificos productos de la tierra, de buen pescado, era Eyquem" (17). Lo que el autor llama vinos generosos, esta de acuerdo con la cultura vinicola de los chilenos y por supuesto del mismo Edwards, quien tambien aprecia lo que se relaciona con la degustacion de vinos, como lo senala en la pagina 15 del libro: "Hay un vino de Burdeos de nombre muy parecido, de especial calidad en los blancos, Yquem, pero tiene, como puede advertir el lector, una "e" menos." Y continua el autor senalando que,
   El padre de nuestro personaje se llamaba Pedro Eyquem, Pierre
   Eyquem, y era, segun testimonios coincidentes, hombre de mediana
   estatura, fuerte, bien proporcionado, excelente jinete, fiel a la
   palabra dada hasta un extremo que sorprendia a sus amigos, a sus
   parientes, a sus vecinos. (15)


Sin embargo, el proposito de Edwards es sorprendernos con la descripcion de un intelectual, que como el lo menciona era "un maravilloso lector." ?Puede sorprendernos una afirmacion como esta de labios del autor? No, si tenemos en cuenta que Edwards senala un aprecio por hombres letrados en el mundo latinoamericano. Y en especial si nos situamos en la realidad chilena de la segunda mitad del siglo XIX. "En el Chile de la segunda mitad del siglo XIX, de comienzos del XX, los agricultores ricachones, los huasos brutos, para decir las cosas con claridad, los grandes senores y rajadiablos, admiraban a un Vicuna Mackenna, a un Francisco Antonio Encina, a los hermanos Amunategui, o a un Jules Michelet, un Victor Hugo, aun cuando no los leyeran, o no entendieran una sola linea de lo que habian escrito" (16).

La afirmacion del autor que senala que Montaigne era un "maravilloso lector," de lecturas que tenian entre sus peferidos a moralistas, historiadores, por ejemplo, en primera fila, Plutarco y Seneca, no hace otra cosa que realzar el espiritu avido de aprender por parte de Montaigne,
   La austeridad, el estoicismo de Seneca; la fuerza de los retratos,
   la frase esculpida a cincel, de Plutarco. Un lenguaje sin grasa,
   sin adherencias, de acero fino. Escritores sucesivos y
   fragmentarios, que uno puede comenzar a leer desde cualquier parte.
   No sentia la misma identificacion ni la misma simpatia por el
   discurso ciceroniano. Tenia la impresion de que Ciceron era
   engolado, pagado de si mismo, y de que sus grandes golpes verbales
   solian caer un poco desviados del blanco. (21)


Luego continua el autor indicando que Montaigne era un intelectual que "tenia un sentimiento de la naturaleza, de lo natural, que toca muchas cosas, que influye en su manera de ser, en su estilo, en su forma de componer los ensayos y hasta en su manera misma de escribir ensayos y no textos literarios bien armados, escrupulosamente compuestos" (22). Por ejemplo, el sentimiento especial que tenia por la vida campesina que le rodeaba. Podria ser un "naturalista" no en el sentido del termino que hoy podemos atribuir a los hombres de ciencia que se dedican al estudio de las ciencias naturales. Por otra parte, Montaigne tenia una simpatia por la historia, que mostraba su lado intimista, segun Ewards: "era el historiador de si mismo, era un subjetivista, un intimista, un exquisito, perfectamente indiferente a las voces populares" (25). Michel de Montaigne sentia ya una fascinacion personal por el mundo moderno que comienza a partir de los inicios del siglo XVIII en Occidente. Y es asi que, la influencia de este intelectual se hizo sentir en pensadores de la talla de Moliere, de Voltaire, de Diderot, Jacques Rousseau, y tantos otros, que ven perfilarse aquel instante trascendental de la historia, particularmente en Francia. Montaigne vive en un contexto historico, social religioso y politico que abunda en hechos que podemos considerar brutales. Es el caso de la noche de la matanza de San Bartolome, que como lo senala Edwards, tenia por proposito: "exterminar a sangre y fuego a los protestantes hugonotes" (88-89), que habian llegado desde Alemania a Francia para asistir a las bodas reales. Dicha alianza se lleva a cabo en parte debido a las presiones ejercidas por parte de Catalina de Medicis, la Reina Madre de Rey Enrique III, que era un afeminado, probablemente bisexual, mujeriego y protector de los llamados mignons, hombres guapos, jovenes, que amaban las joyas y las vestimentas exageradas (86). Es asi, que la Reina Madre desea la boda de Enrique de Navarra y la hija de esta Margot. Por lo tanto, ejecuta a la perfeccion las intrigas que permiten la matanza de los protestantes. Es posible, tambien senalar que Felipe II y la Liga Catolica, (1) querian a toda costa detener la llegada al trono de Enrique de Navarra, jefe del bando hugonote. Edwards indica que en los ensayos de Montaigne se pueden encontrar largas conversaciones, lecturas compartidas y comentadas con sus amigos, reflexiones largamente pensadas, altamente ilustradas. Esos parlamentarios de Burdeos, esos juristas, esos integrantes de consejo, esos prebostes, esos hombres de letras, no eran un punado de pelafustanes, se sabe que Montaigne salia de su torre de cuando en cuando y llegaba a caballo, en un viaje de cinco, seis o mas horas hasta la ciudad. Ahi los frecuentaba, discutia, contaba historias, comia grandes chuletones y bebia vinos generosos en compania de ellos (91-92). Sin lugar a dudas, dichas conversaciones manifestaron tambien, el dolor y la tristeza de Montaigne al enterarse de lo que habia ocurrido en Paris, durante la fatidica noche de San Bartolome, y los dias que siguieron aumentando de sangre protestante las calles de la capital francesa.

Edwards tambien describe a Montaigne y su admiracion no solo por la belleza de los seres humanos, sino que tambien: "la belleza de las ciudades. Conocia el Capitolio y su plan, dice, antes de que conociera el Louvre, y el rio Tiber antes que el Sena. No por experiencia, desde luego, sino por los libros, los relatos de los clasicos, los testimonios mas diferentes. Sobre Paris escribe paginas conmovedoras" (41). Montaigne tenia a Paris en alta estima, amaba esta ciudad con gran ternura. Edwards afirma que, "Y llega a exclamar, en visperas del estallido de las guerras de religion, que amenazaron con destruir la unidad de su tierra: !que Dios ahuyente hasta muy lejos nuestras divisiones!" (41). Su miedo se centraba en la actitud de los hombres que segun su entendimiento eran capaces de destruirlo todo. Edwards coloca al intelectual frances en una lucha constante por rescatar la paz y la unidad; y en su libro lo retrata de la siguiente manera:
   Porque nuestro personaje lucho para que el de Navarra moderara sus
   infulas protestantes inspiradas por su madre, Jeanne d'Albret, que
   habia heredado de su padre el reino de Navarra, y uniera a Francia
   en torno a una tradicion catolica humanista, generosa, tolerante,
   liberada del fanatismo de la Liga y de los grupos ultramontanos que
   habian seguido a Enrique de Guisa. (42)


Hasta cierto punto, segun el autor, influyo en el proceso historico de Francia, con su amor por la ciudad de Paris y como miembro del ala catolica moderada, pudo decir que Paris bien valia una misa antes de que Enrique de Navarra y IV de Francia, expresara esta afirmacion (42). Es interesante segun lo narra Edwards, no solo su amor en el presente por Paris, sino que tambien el pasado representado en la ciudad de Roma. "Citaba, a proposito, a Ciceron: '!Es tan grande el poder de evocacion de los lugares que tienen un pasado! Y se encuentra esto en esta ciudad hasta un extremo infinito, ya que, en cualquier lugar por donde caminemos, colocamos nuestras pisadas sobre la historia'" (42).

Hay que mencionar que Montaigne en medio de los conflictos generados en la Europa que sufre las guerras religiosas; no escapa a momentos de incertidumbre e incomprension. Es asi que, como lo describe Edwards: "en ese mismo ano de 1588 estuvo algunas horas en los calabozos de la Bastilla, de donde fue liberado con gran rapidez gracias a la intervencion inmediata de la Reina Madre, Catalina de Medicis. Un personaje importante de la Liga, el bando que representaba al extremismo catolico (y, segun los mal pensados, a la Espana de Felipe II), habia sido raptado por un grupo de hugonotes, y lo de Montaigne fue una represalia" (41). Y luego continua el autor senalando que: "Montaigne aunque catolico observante era mirado por los de la Liga como un tibio, un traidor en ciernes, peligrosamente cercano de Enrique de Navarra y sus amigos protestantes" (66).

3. Conjeturas, impresiones y especulaciones

No podemos dejar de mencionar esta realidad literaria que Edwards indica en muchos de sus escritos. El autor gusta de especular, de establecer conjeturas en el hecho historico. Asi lo prueban algunos de sus escritos:

es el caso de novelas como La mujer imaginaria, El origen del mundo, El inutil de la familia, Persona non grata, El sueno de la historia, La casa de Dostoievsky, por nombrar algunos. Y es que el mismo Edwards comenta que es un cronista sin tema fijo, un observador de cosas diversas, un espectador y protagonista ocasional, y no pretendo convertirme a estas alturas en critico literario ni nada que se le parezca. Que duda cabe, que el autor tambien escribe sobre la preparacion de la muerte de Montaigne desde la tribuna de un cronista que entra en la historia como un observador de cosas diversas. Es que la historia se le revela al autor como conjetura. En otras palabras, la historia tiene una importancia central en su obra, tanto en el registro personal como colectivo.

Edwards nos invita a reflexionar sobre la siguiente hipotesis: "Una literatura no atraviesa con impunidad, sin heridos, muertos y desaparecidos, por un largo periodo de crisis politica" (El whisky 109). En un contexto donde podemos encontrar una crisis politica, que "implique censura, simplificacion intelectual, polarizacion, incluso antes de que culmine y de que llegue a la censura por decreto supremo" (109). El autor refiere al proceso vivido, como crisis nuestra, y que comenzo mucho antes del 11 de septiembre de 1973 y como muy bien lo retrata el autor, una crisis que todavia no termina del todo (109), y que a la larga condujo a un adelgazamiento de la cultura del pais, junto con un receso y "perdida de su humus natural" (109). Fue este un tiempo de creacion, pero desde el exilio, es decir hubo una creacion, pero se hizo desde las catacumbas, como bien lo senala el escritor. Fue un tiempo de creacion, de comunicacion, sin embargo, nos queda la sensacion de una creacion mas original, vigorosa. "Son huellas reveladoras de salud, de vigor creativo. Indican, en las formas siempre equivocas, indirectas, metaforicas de toda literatura autentica, que la crisis ya se mira desde una distancia con perspectiva" (109). Los narradores interesantes, como puede ser el caso de Jorge Edwards, muestran las huellas de esa crisis de un pasado que se torna memoria, o bien testimonio de los hechos acaecidos, para que nunca se olviden y permanezcan en la memoria de la cultura y sociedad chilena. No es esto un retroceso, o una mirada retrograda de la historia, por el contario, mas alla del dolor de las cosas que ocurrieron, podemos vivir con ellas. Aceptar esa realidad, porque son cosas buenas y malas, de amores, de dolores, desenfrenos, aceptacion de las diferencias. Es lo que le sucede al narrador en la novela La muerte de Montaigne; es el caso del intelectual, es la vida de los personajes que deambulan junto a Montaigne, de su familia, y de todos aquellos que dan vida a un momento muy particular de la historia como fue el siglo XVI. En todo esto existe clara conviccion por parte del autor de aprender a vivir en la memoria, ser un testigo fiel de aquello. Que en todo caso "son huellas reveladoras de salud, de vigor creativo" (109).

Una de las impresiones que coteja el autor en sus escritos, en particular aquellos que llevan a cabo una descripcion de la historia en forma de narracion literaria, atiende a un tema central para el escritor. Dicho tema, es una reflexion acerca de la que el senala desde el principio del libro como interes creciente por la lectura historica por parte de los chilenos. Aunque el autor se mantenga en el plano de la suposicion senalando, "Supongamos, digo, ya que me mantengo aqui en el terreno de la conjetura, de la pura ficcion literaria" (109). Es por esta razon que Edwards, escribe una cronica para discutir en breve este punto en su obra El whisky de los poetas. El escritor hace llegar al lector una vision critica de esta impresion que hace notar la realidad de los chilenos. Se pregunta el autor: ?los chilenos tienen mala memoria? Segun Edward, muchas veces el si es la respuesta. Luego anade, los chilenos tienen una pesima memoria. Un estado de verdadera amnesia colectiva. Ademas, funcionan mecanismos destinados a mantener la hipnosis, la somnolencia general. Hay programas televisivos que podrian definirse como sesiones de hipnotismo para las masas (El whisky 32). Si bien es cierto, el autor, quiere comunicar una reflexion sobre la realidad de una sociedad o estado que reacciona frente a la historia de la manera como previamente lleva a cabo su argumentacion; no es menos cierto afirmar, que su obra quiere interrumpir este status quo. Edwards dirige su mirada hacia el testimonio de la historia, y la incesante busqueda de la afirmacion de la memoria como un elemento central en su narrativa. Se trata de una valoracion completa de lo que significa la memoria. No puede ser parcial una deformacion de la historia, como lo sugiere en el texto. Por esta razon, Edwards considera a nuestro modo de entender que es necesario evitar esta deformacion frecuente que se lleva a cabo a traves del promover memorias parciales.

En dicho contexto el autor contempla el uso de un quiza cuando refiere a hechos de la vida de Montaigne, donde no existe la seguridad del retrato historico que se mantenga en dicha realidad. Sino que, por el contrario utiliza esta figura para hacer posible el encuentro entre la realidad historica y la ficcion literaria. Sirva como ejemplo lo que el autor afirma en el libro,

Quiza Montaigne, desde un siglo convulsionado y a la vez altamente ilustrado, precursor de los siglos ilustrados que vinieron mas tarde, es uno de los forjadores de una sabiduria que tendemos a llamar burguesa, pero que es, tambien preburguesa, y lateral, y en alguna medida universal. (La muerte 36)

Luego continua mas adelante en el relato senalando: "Podemos imaginar que Miguel de Montaigne se encontraba en el palacio de Blois o en sus cercanias en los dos dias del asesinato (ejecucion por ordenes reales) del duque y del cardenal de Guisa" (112). Asimismo, por ejemplo, cuando el autor especula sobre la relacion que existio entre Marie de Gournay y Montaigne. Segun Edwards, es dificil encontrar documentos que ofrezcan una lectura objetiva acerca de esta relacion. Y es aqui donde el autor puede inventar y especular para llevar a cabo la ficcion literaria de la historia. En el libro, Edwards senala que Montaigne segun diversas opiniones "fue un excelente marido" (33); ahora bien su unica relacion extramarital seria con su llamada "hija de adopcion,"
   Se produjo cerca del final, a cuatro anos de su muerte y cincuenta
   y tantos de su edad, con una admiradora exaltada, entusiasta, de
   ventidos anos. No se sabe en que consistio su relacion con ella,
   pero confeso en algunos textos que la amaba apasionadamente y que
   la habia admitido para siempre como "hija de adopcion". Por lo
   demas, ella, en la carta en que se presentaba y le declaraba su
   admiracion incondicional, le habia pedido que la tratara de esa
   forma. (33)


Segun el autor estamos aqui en pleno uso del metodo conjetural. Un metodo que Edwards aprovecha para llevar a cabo un relato que resulta atractivo para el lector. Nos imaginamos hechos que forman parte de una relacion particular entre Montaigne y Marie de Gournay. Edwards escribe en su libro que, Montaigne conocio a Marie de Gournay por el ano de 1588, durante un largo viaje, a Paris, a Chartres, y como se ha ya dicho el tenia cincuenta y cinco anos de edad y Marie de Gournay ventidos (44). De ella recibio ese ano una ardiente carta, eso si al menos en un sentido espiritual, de una joven que habia leido sus ensayos y habia quedado traspuesta. Esta joven le comenta que no puede vivir sin conocerlo. Montaigne fue a visitarla al lugar donde ella y su madre se hospedaban. Y como menciona el libro, "Que esperaba, que esperaria: aventura, inspiracion, experiencia, es decir, una forma de experiencia, por fugaz que fuera?" (45). Edwards senala que Marie de Gournay resulto "ser una muchacha energica, segura de si misma, enamorada de la literatura, tercamente decidida a ser escritora. Enamorada de Montaigne, en consecuencia, ya que Montaigne, desde su descubrimiento de los ensayos a la salida de la adolescencia, era la encarnacion misma de la literatura: el mito, la leyenda, transformados en persona de carne y hueso. No sabemos cuanto duro ese encuentro, ni en que parte, en que lugar de Paris se produjo, y tampoco sabemos si la madre de Marie actuo de chaperona o de testigo" (45). Indudablemente, que la relacion que buscaba Marie era la de padre e hija. Y este era su deseo ardiente, asimismo, Montaigne sentia esta pasion, de adoptarla como fille d' Alliance o fille d'adoption. En todo caso, las referencias del intelectual a Marie no son muchas. Sin embargo como lo indica Edwards, "Las de ella a el en los mas diversos escritos--prologos, cartas, recuerdos, ensayos filosoficos, una novela probablemente mala y pretenciosa--son, en cambio, muy frecuentes, tanto en vida del maestro como largas decadas despues de su desaparicion"(47). Ellos sin embargo, guardaban celosamente las apariencias. Sin duda, proclamaban su amor, "Ma fille d'alliance, mi hija por adopcion, mi aliada, mi complice hasta la muerte y despues de la muerte, mi heredera literaria, albacea" (47).

Ahora bien, dice el autor que podemos especular por la pasion que sentia Montaigne por Marie de Gournay. Segun lo narra en su libro, "El Senor de Montaigne se sentiria probablemente atraido por aquella piel, turbado, quiza avergonzado de su propia excitacion" (57). Y mas aun existe en la conjetura de parte del autor una descripcion plena de erotismo por parte de Montaigne: "A lo mejor, a pesar de los anos, notaba en su bajo vientre una ereccion fuerte, y una vez mas se hacia preguntas acerca de ese organo tan ajeno a la voluntad personal, que a veces, sin que uno lo quisiera, dormia, y que otras, en el momento menos pensado, despertaba y levantaba la tela del pantalon en forma curiosamente indiscreta" (57).

Edwards especula en una escena de su libro con el hecho de que Marie con un peineton de carey que le sujeta el mono se autoinfiere varias heridas en su brazo con la lanceta de metal del peineton. Segun el texto hasta provocar "un verdadero chorro de sangre". Y continua el relato con un Montaigne asustado al contemplar dicha escena: "Maria--gritaria el, alarmado--, !que te pasa!" (58). En lo que sigue a continuacion, notamos una forma libre, propia de la inventiva del autor de jugar con sentimientos y pasiones que sumergen a ambos protagonistas. Edwards lo narra de la siguiente manera,

La sujeto con las dos manos, la sostuvo por la espalda durante largos segundos, mientras ella lo miraba directamente a los ojos, y entonces la beso en la boca, sin el mas minimo pudor, y despues la beso en la herida y le chupo la sangre. Ella, ahora tenia una expresion de voluptuosidad agonica, de virgen en estado de martirio gozoso. El le acaricio las mejillas, y el cuello, y puso la mano izquierda encima del pecho del lado derecho, por encima de la blusa plisada, y despues deslizo esa mano por debajo de la blusa, desde la cintura, y se las ingenio para sacar el pecho de sus ataduras y acariciar el pezon. (La muerte 58-59)

En otra imagen de esta interesante forma que posee el autor para narrar hechos que especulan sobre la relacion de Montaigne y Marie de Gournay, encontramos lo siguiente en relacion a lo citado previamente. Se especula en el libro, si Montaigne entro o no a la habitacion de la muchacha. O si se quedo en su cama de brazos cruzados. Lo cierto es que el juego de amor y de pasion entre los protagonistas vuelve mas adelante en el libro en la siguiente narracion: "Deslizo la mano derecha por debajo de la bata y del chaleco de lana de punto y acaricio el pecho por encima de la camisa, primero suavemente, en seguida con mas fuerza, con mas intencion, sin que ella se retirara, mientras ella cerraba los ojos" (83). Edwards lleva a cabo estas conjeturas, a sabiendas de que no tenemos los datos precisos, ni testimonios de ninguna especie, ni el de terceras personas. Sin embargo, continua este delicioso relato, especulando que Marie se despojo de la bata y desnuda ingreso en la cama del maestro. Y senala el autor: "Es muy probable, me digo o mas bien, no es en absoluto improbable, y ya sabemos de buena fuente que Miguel de Montaigne, o Eyquem de Montaigne, no era ningun inocenton, ningun pajaron, ningun caido del catre" (84). El relato del libro continua mas adelante senalando que ella, Marie, en la conjetura de su admiracion y pasion por Montaigne, le puede ofrecer su cuerpo compacto, o bien su brazo herido y desnudo, sus pechos firmes, sus piernas robustas que ahora se entrelazaban con las suyas. Sin embargo, ella era en verdad su hija de adopcion, pero solo por decision comun, por convenio, en virtud de la alianza propuesta por ella, con su sorprendente voluntad de nina y aceptada sin mayores vacilaciones, cerrando los ojos, por el maestro, de modo que no habia incesto ni nada parecido y tampoco habia impedimento de caracter ideologico, religioso y moral por parte de ella (84-85). Dicho relato es en verdad un relato apasionante que Edwards narra con lo senalado previamente. Resulta fascinante una narracion que expresa con sensibilidad una relacion de amor y de admiracion de la literatura y el saber, que se indica con tanto fervor por parte del autor. Tambien, nos encontramos en otras paginas con la palabra de Edwards que se queda pensativo nuevamente absorto en la relacion entre el maestro y su hija de adopcion. Este relato tiene como trasfondo el descanso eterno de Montaigne, como bien lo escribe Edwards: "Dejamos los restos de Michel de Montaigne, separados de su corazon, enterrados en la iglesia bordelesa de los Feuillants. Nos imaginamos el dolor de su mujer, de su hija, las caras de circunstancias de los vecinos que asistieron a la misa de difuntos, de la servidumbre" (243). En este contexto expresamos una palabra por su mujer, Francoise de La Chassaigne, la mujer legitima, una mujer de la que se cuenta que era una anfitriona magnifica, "que no olvidaba detalle, atenta a la cocina, a la postura de la mesa, a los calefactores de hierro que colocaba en las camas de los huespedes" (55). Segun el autor, no se sabe mucho acerca del trato que tenia con el maestro; o la relacion de este hacia ella. Mas alla de una convivencia complicada con un escritor, se dice de una mujer que le cuida, que lleva de buena forma la casa y que le brinda seguridad a Montaigne.

Pero volvamos a Marie de Gournay y Edwards senala de los posibles encuentros nocturnos lo siguiente: "Sabemos que en visperas de la partida de Montaigne de la casa de su hija de alianza o de adopcion, al termino de largas semanas, ella y el maestro, ella con la cabeza reclinada en los hombros de el, leyeron historias de amor de Plutarco" (243). Y luego el autor especula a traves de preguntas que hace al lector de su obra, ?Como seria esa lectura, que sucederia, que comentarios suscitaria, hasta donde llegaria la emocion de la despedida? (243). Y el autor nos entrega al respecto una pieza de informacion que responde en parte a estas preguntas: "En algun momento, Montaigne le regalo a Marie un diamante de gran calidad con una M mayuscula inscrita en el reverso ?Que representaba ese diamante, que compromiso, que historia secreta, que alcance?" (243-244). Sin embargo, la especulacion y la impresion del relato y sus impresiones nos deja lo que sigue, que a fines de 1594, Francoise de La Chassaigne le envio a Marie un ejemplar de una edicion de los ensayos de 1588, con anotaciones y corregido por el mismo Montaigne (244). Dichos materiales fueron preparados por Marie de Gournay y enviados por ella a la imprenta, que sirvieron de base para la edicion de 1595 de A. L'Angelier, que relata en su texto, lo que le cuenta Marie al maestro, de su relacion por el, y que este, a su muerte, habia dejado entre sus papeles, quiza sin haberlos leido. Pero, mas alla de lo que podamos argumentar del valor que dicho libro posea, nos detenemos como lo estima Edwards en el prologo, donde nos narra el autor lo que sigue,
   La autora se enreda por momentos en erudiciones inutiles, que
   tratan de imitar las referencias eruditas del propio Montaigne,
   pero que no lo consiguen ni de lejos. Parece una mujer segura de si
   misma, puntillosa, bastante ambiciosa, un poco ridicula. En alguna
   etapa de la escritura, sin embargo, consigue aclarar sus ideas y el
   resultado es mas interesante de lo que uno habria podido esperar.
   (244-245)


Si bien es cierto como lo explica el autor que ha leido muy poco sobre Marie de Gournay, nos queda la sensacion de una joven que aspiro en su vida a ser la hija de adopcion del maestro. Como ella se refiere al maestro: "Llamo a Montaigne mi padre, escribe y no puedo llamarlo de otra manera, 'ya que no soy yo misma sino en la medida en que soy su hija.' Es una formidable declaracion de amor literario, de amor sin calificativos" (246). El relato menciona que luego de preparar la edicion de 1595, "ella visito a Francoise, la viuda del maestro, y se quedo mas de un ano en Montaigne en compania de la viuda y de Leonor, la hija. Despues de todo, era un triangulo femenino extrano, un tanto enigmatico" (248). Finalmente podemos senalar que Marie vivio muchos anos, incluso despues de la muerte de la viuda y la hija de Montaigne. Fue una mujer que conocio el mundo intelectual de Paris, que escribio mucho, y una de sus ediciones le dedico al mismisimo cardenal Richielieu en 1635. Es curioso notar que estos ensayos bajo la proteccion del cardenal, no eran pocos: los Ensayos "planteaban problemas politicos, filosoficos, teologicos, de fondo" (249). Un libro que fue colocado en el Indice de los Libros Prohibidos por el Vaticano en 1676. Sin embargo, el libro fue prohibido no por razones filosoficas o teologicas, sino por su obscenidad, por escenas impropias que el autor habia recogido en Plutarco, en Virgilio, en Horacio, y en otros autores, por el uso de palabras gasconas populares, no admitidas por la Academia Francesa, y cuyo tono pasaba la raya de la decencia (249).

Puede este caso particular que citamos formar parte de la que el llama una "deformacion frecuente que consiste en la promocion de memorias parciales." Y una prueba de esto menciona el autor en la cronica "La mala memoria," como si se tratase de mantener en el recuerdo; "El caos, el desorden, el desabastecimiento, las colas, el mercado negro, entre tal fecha y tal otra" (Edwards, El whisky 32), que atiende a un momento particular de la historia politica de Chile. Si bien es cierto, el recuerdo de cosas que han pasado, no solo en la politica, sino tambien aquel incidente con la estatua, tiene para Edwards un sentido especial. Mas alla de recordar y contar el hecho en su narracion, involucra tambien una afirmacion, por muchos pensada, y a la cual el trata de responder: "Siempre se ha dicho que los escritores contribuyen a sostener la memoria historica de los paises" (Edwards, El whisky 32). Sin embargo, esta situacion le acarrea al autor muchos sinsabores, como el lo manifiesta, "reciben palos en vida y honores postumos," luego, cita a Balzac, que definia al novelista como el historiador privado de las naciones: el hombre que reconstruye, utilizando andamios verbales, la vida secreta, afectiva, artistica, social, economica, de una sociedad en una epoca determinada. Por ejemplo indica el autor, sin La Comedia Humana, nunca podriamos saber exactamente lo que fue la Restauracion, el ascenso de la burguesia francesa en el siglo XIX, los comienzos de la banca moderna (Edwards, El whisky 32). Bien valga de labios del autor esta afirmacion que confirma la forma en que especula alrededor de la historia fidedigna del intelectual frances.

4. Jorge Edwards: una breve mencion al narrador en La muerte de Montaigne

Queda claro a nuestra vista que uno de los narradores de esta novela es el mismo personaje, el intelectual y pensador Montaigne, quien a su vez se acerca a nuestra historia. Parece ser que esta es la apuesta audaz que nos presenta Edwards. El mismo corre el riesgo de perder esta apuesta al entregarnos una narracion donde su personaje central se acerca a nuestros dias. Aunque el autor precisa en las primeras paginas de su libro una cierta comparacion de su personaje que tenia o gozaba de una reputacion y relacion con las gentes sencillas de su entorno, Edwards tambien comenta lo que sucede en el Chile del siglo XIX. En primer lugar, destaca el autor que Montaigne critica de su padre, en forma de burla, lo siguiente

Lo unico que critica en su padre, en Pierre Eyquem, es una paradoja, quiza una broma de intelectual: su excesivo respeto por el conocimiento, por la cultura, por la academia, actitud que atribuye, precisamente, al hecho de que fuera una persona mas bien rustica, de conocimientos limitados. (La muerte 16)

Es asi que lleva a cabo una cierta comparacion con lo dicho previamente sobre la realidad del campo chileno en pleno siglo XIX. "En el Chile de la segunda mitad del siglo XIX, de comienzos del XX, los agricultores ricachones, los huasos brutos, para decir las cosas con claridad, los grandes senores y rajadiablos, admiraban a un Vicuna Mackenna, a un Francisco Antonio Encina, a los hermanos Amunategui, o a un Jules Michelet, un Victor Hugo, aun cuando no los leyeran, o no entendieran una sola linea de lo que habian escrito" (16). Edwards se sirve de la narracion para senalar que el dia de hoy: "en cambio sucede exactamente al reves: los brutos solo admiran la brutalidad ajena, y la gente culta, para que no le falten al respeto, esta obligada a disimular lo que sabe" (16). Sin embargo, mas alla de estas precisiones, el narrador tiene en gran parte de la novela conocimientos de la historia y de la memoria de Europa. Una historia y una memoria que resulta ser un momento tragico para muchos. Pero como muy bien lo indica Edwards, citado en la obra Jorge Edwards: el novelista que deambula por la historia: La novela es lo mas creativo que tiene el escritor, y la memoria es un instante que el autor recoge en su labor creativa. (2) Ademas anade Edwards en referencia al Sueno de la historia: "Yo creo que los paises tienen que ponerse de acuerdo con sus memorias, o incluso creo que deben soportar su memoria, sacar conclusiones y reflexionar sobre cosas que pasaron." (3) Valga como ejemplo de lo dicho previamente, el relato que lleva a cabo el narrador de la historia, "La derrota de la Invencible Armada ha sido narrada centenares, miles de veces. Armada que fue derrotada por los elementos desencadenados, por las tempestades de los mares del norte de Europa." (4)

El narrador-testigo que cuenta los hechos, y que eleva al lector las siguientes preguntas en la pagina 102 del libro: "?que pensaba Montaigne, en que posicion se colocaba? ?Quien era Michel de Montaigne, exactamente?". En el transcuros de la obra asistimos a una detallada descripcion del intelectual. Una descripcion llevada a cabo con fineza, con sensualidad y cierto romanticismo, especialmente cuando refiere a los hechos de la vida personal de Montaigne. Esta enumeracion de hechos en los cuales el autor juega con el descubrimiento que lleva a cabo el Senor de la Montana y Marie de Gournay. Sin embargo, no solo se refiere el autor-testigo de la historia en forma de suposicion de dicha relacion, sino que tambien, al relato de un Montaigne amante de todo lo que le rodea, de su montana, de su pueblo Burdeos, asimismo de cada lugar que visitaba, donde pedia siempre que no le cocinaran comida francesa, sino que a su paso por Suiza, Alemania, Italia, exigia que le cocinaran los platos de cada lugar que visitaba, como tambien dormir en una cama suiza, alemana, italiana, etc. Mas adelante en el libro se pregunta el narrador-autor, ?puede existir una etapa contemporanea del intelectual? Pregunta que nos sirve para caer en al cuenta de una lectura que bien se puede llevar a cabo del Montaigne modero o posmoderno, como bien los afirma Edwards en su calidad de narrador-autor. Luego asevera el autor lo siguiente:

La mejor de las lecturas modernas suyas, para mi gusto es la que hizo, la que hacia todas las noches, Gustavo Flaubert. El tono de los Ensayos se encuentra en La educacion sentimental, en Madame Bovary, en Un corazon sencillo, el ultimo de sus extraordinarios Tres cuentos, el que inspiro El loro de Flaubert de Julian Barnes. Era un pajaro que encarnaba de alguna manera, en su locura, la sabiduria del Senor de la Montana. (La muerte 282)

Todo esto dicho sea de paso en una manera particular que exalta la memoria de Montaigne, al que Flaubert considero su padre adoptivo. Del cual estima que habria sido un excelente companero de cenas y charlas abundantes. Lo mismo considera el autor al senalar en su libro que: quizas no lo habria elegido para estos menesteres, sino que, le habria encantado
   espiarlo durante alguno de sus encuentros en tierras de Perigord,
   entre amigos gascones, bebiendo vino, hablando en forma desordenada
   atropellada, chispeante, comiendo piernas de cordero, costillares
   de chancho, tortolitas rellenas de foie gras, con la mano y
   mordiendose los dedos, sacandose sangre, de puro entusiasmo, de
   pura gula. (282-283)


Sin lugar a dudas, este reconocimiento por parte del narrador que hemos senalado previamente, resulta interesante y atractivo. No hace otra cosa que resaltar la figura de un Montaigne gozador y gran amante de la vida, ademas de revelar lo que sus escritos senalan, poseedor de una madurez que transmiten un placer, la alegria y una gozosa libertad que denota el placer que sintio al escribir todo lo que experimento en vida (283). Nos permitimos la libertad de terminar lo que con humildad rescatamos de la vida y pensamiento de este insigne intelectual, que la pluma sensible, y llena de emocion y sentimiento de Edwards trae a la memoria historica. "Montaigne es un voluptuoso, un gozador del instante, un maravilloso contemplador de la belleza. Tiene una indiferencia blindada, que lo salva de compromisos tontos, una indiferencia frente a todo o casi todo. Para que no lo persigan los inquisidores, los poderosos, los grandes validos, distribuye en su prosa, de tanto en tanto, frases ortodoxas que cumplen funciones de pararrayos, defensivas, pero la esencia de su estilo consiste en tomar distancia frente a los dogmas...." Y luego continua, "A proposito de los principes mas poderosos (des plus suffisons princes), y de las autoridades eclesiasticas, aun cuando se abstuviera, en este ultimo caso, de afirmarlo de manera explicita, sostenia: 'Se les debe toda inclinancion y sumision, salvo la del entendimiento; mi razon no esta acostumbrada a doblarse y a inclinarse, solo mis rodillas'" (283-284).

Conclusion

Jorge Edwards con esta novela lleva a cabo una descripcion fascinante de este insigne intelectual frances Michel de Montaigne. Una descripcion que muestra no solo el lado cultivante de la extraordinaria vision cultural de Montaigne, sino que tambien su lado intimista. Una opcion que el autor recoge con gran atencion, especialmente cuando se refiere a la relacion que se establece entre el Senor de la Montana y su discipula Marie de Gournay. Esta parte de la novela historica entremezcla asimismo, conjeturas, impresiones y especulaciones, que hacen referencia al tipo de relacion que existio entre ambos protagonistas. El mismo Edwards senala que las cartas que existen sobre Montaigne y que resaltan la existencia de Marie de Gournay, no entregan con claridad informacion sobre dicha relacion, es decir, si de verdad existio o no, entre ambos una relacion amorosa. Es aqui donde el novelista encuentra el lugar indicado para especular sobre dicha relacion. Es decir, se le presenta una gran oportunidad para recrear y especular acerca de la relacion intima, que podria haber existido entre Montaigne y Marie de Gournay su hija de adopcion. Edwards afirma que esta parte de la vida del Senor de la Montana, hace que la novela resulte atrayente e interesante a los ojos del lector. Edwards, escribe esta novela como el mismo lo senala, porque confirma despues de todo su identidad de escritor. Esto le ha dado la oportunidad de escribir una novela, sintiendose en la persona del intelectual frances: Escribir en el tercer piso de la torre de Montaigne, mirando de vez en cuando el paisaje por los boquetes de las ventanas, paseando, abriendo un libro, bajando a estirar las piernas, a tomar unos sorbos de vino de Castillon o de Saint-Emilion, me parece una de las formas mas perfectas de felicidad que pueda concebir un ser humano (288). Por ultimo, el autor agrega que, "Montaigne escribia en medio de una guerra civil sangrienta, que no daba tregua, donde las matanzas, los incendios, las torturas mas bestiales, eran cosa de todos los dias. Habia llegado a la conclusion de que la pacificacion de los espiritus, el entendimiento entre las personas, la unificacion del pais, eran bienes superiores. Creia, sin duda, que tanto la religion protestante como la catolica podian abrir el camino para la salvacion del alma de un cristiano. Matar a los demas por diferencias religiosas, y sobre todo inferirles una muerte lenta, le parecia una aberracion absoluta" (288). Indudablemente que es posible continuar esta interpretacion critica de la obra, de un visionario como Montaigne. Particularmente, luego de lo senalado previamente en el parrafo anterior. Es que dicha afirmacion abre el apetito para continuar hurgando la vida de este magnifico personaje, y sobre todo, continuar el analisis critico de la obra de Jorge Edwards. Puede ser este motivo de un estudio posterior, especificamente lo que dice relacion con la memoria y los personajes historicos vistos tambien a traves de la ficcion.

Notas

(1) La Liga Catolica fue una coalicion de estados alemanes catolicos formada el 10 de julio de 1609 bajo el liderazgo del Duque Maximiliano I de Baviera como respuesta a la formacion de la Union Protestante un ano antes.

(2) Gonzalez Chandia 100. Dicha afirmacion la lleva a cabo en relacion a su vision de la historia chilena de la Colonia en la novela El sueno de la historia. Frase que revela parte importante de esta narracion. Ver Figueroa.

(3) Ver Edwards, El sueno de la historia; Alfieri 123; Molina.

(4) La muerte de Montaigne 68. Vease, lo que el autor como narrador de la historia introduce con su relato en las siguientes paginas (69-73).

Obras citadas

Alfieri, Carlos. "Jorge Edwards: la ficcion de la memoria." Cuadernos Hispanoamericanos 571 (1998): 123-138.

Edwards, Jorge. El sueno de la historia. Mexico: Tusquets, 2000.

__. El whisky de los poetas. Santiago: Editorial Universitaria, 1994.

__. La muerte de Montaigne. Barcelona: Tusquets, 2011.

Figueroa, Sebastian Julio. "El sueno de la historia de Jorge Edwards: puesta en crisis de la idea de historia." Alpha 22 (2006): 1-8.

Gonzalez Chandia, Miguel Angel. Jorge Edwards: el novelista que deambula por la historia. Taipei: Fu Jen UP, 2011.

Molina, Diego. "Entrevista con Jorge Edwards: la invencion del pasado." Ideele 151 (2002): 112-114.

[Received 18 Oct. 2012; accepted 29 Apr. 2013]
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