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  • 标题:Medicos rurales y brigadas de vacunacion en la lucha contra la viruela en el Mexico posrevolucionario, 1920- 1940.
  • 作者:Agostoni, Claudia
  • 期刊名称:Canadian Journal of Latin American and Caribbean Studies
  • 印刷版ISSN:0826-3663
  • 出版年度:2010
  • 期号:January
  • 语种:English
  • 出版社:Canadian Journal of Latin American and Caribbean Studies
  • 摘要:Las politicas culturales en aras de la consolidacion del dominio y legitimidad del Estado posrevolucionario, como ha sido senalado por Alan Knight, Gilbert M. Joseph y Daniel Nugent, se sustentaron en la reforma agraria, en el nacionalismo, en la movilizacion obrera, asi como en importantes programas educativos y proyectos artisticos, pero tambien en la promocion e implementacion de programas de salud publica estatal (Joseph y Nugent 2002, 31-52; Knight 2002, 53-101). Por tanto, se puede asentar que la busqueda para consolidar una cultura de la higiene entre las poblaciones urbanas y rurales fue un elemento esencial de la reconstitucion y legitimacion del estado a partir de la decada de los 1920.
  • 关键词:Medical personnel;Public health;Smallpox

Medicos rurales y brigadas de vacunacion en la lucha contra la viruela en el Mexico posrevolucionario, 1920- 1940.


Agostoni, Claudia


La irrupcion, negociacion, debate e inclusion del heterogeneo y desigual Mexico rural en la cultura posrevolucionaria, la emergencia de nuevos actores, asi como la gestion de innovadoras ideas y proyectos politicos y sociales, destacan entre algunas de las tematicas que han sido examinadas en diversas investigaciones historicas recientes. En estas, ha ocupado un lugar particularmente preponderante el analisis de los objetivos, organizacion y labores desempenados por las escuelas y los maestros rurales, y de manera particular, el estudio de las estrategias a las que se recurrio para difundir modos de vida, valores y simbolos que paulatinamente irrumpieron en las vidas de los campesinos, "chocando contra ritmos y tiempos y enfrentando resistencias" (Loyo 2006; Vaughan 2001; Cano, Vaughan y Olcott 2009; Hansen y Finn Stepputat 2001). Los anhelos del Estado posrevolucionario para transformar el ambito rural se sustentaron en gran medida en una amplia reforma educativa, pero tambien y de manera simultanea, en la promocion de la salud y vigor del campesinado.

Las politicas culturales en aras de la consolidacion del dominio y legitimidad del Estado posrevolucionario, como ha sido senalado por Alan Knight, Gilbert M. Joseph y Daniel Nugent, se sustentaron en la reforma agraria, en el nacionalismo, en la movilizacion obrera, asi como en importantes programas educativos y proyectos artisticos, pero tambien en la promocion e implementacion de programas de salud publica estatal (Joseph y Nugent 2002, 31-52; Knight 2002, 53-101). Por tanto, se puede asentar que la busqueda para consolidar una cultura de la higiene entre las poblaciones urbanas y rurales fue un elemento esencial de la reconstitucion y legitimacion del estado a partir de la decada de los 1920.

La promocion de la salud y la prevencion de enfermedades evitables--como la viruela--, asi como abatir la insalubridad, los elevados indices de mortalidad y la diseminacion de numerosas enfermedades epidemicas y endemicas a lo largo y ancho del pais, fueron objeto de una muy particular atencion por parte del Estado y de muy diversos observadores sociales al concluir la fase armada de la Revolucion Mexicana (1910-1920). El proceso de reconstruccion y consolidacion del Estado posrevolucionario implico darle orden y racionalidad a las instituciones y actores medicos y asistenciales, y para ello, numerosas reglas y normas para el ambito de la salubridad fueron promulgadas. Paulatinamente, de manera erratica, desigual y fragmentada, las autoridades de salud organizaron una serie de programas que buscaron el saneamiento integral de los centros urbanos y de pueblos y pequenas localidades rurales, manifestandose mas interes en las regiones en las que se habia registrado una mayor beligerancia y movilizacion durante decada de violencia revolucionaria, o bien, por la importancia que revestian para la economia y el progreso nacional.

Los programas sanitarios requerian de una cuidadosa planificacion y de una suficiente y constante dotacion de recursos financieros, pero tambien exigian del trabajo constante y de un permanente seguimiento por parte de un heterogeneo conglomerado de agentes de salud. Es decir, unicamente a partir del trabajo sostenido de los agentes de salud, "peregrinos de la comunidad imaginada nacional", parafraseando a Benedict Anderson (1991), o bien, "evangelizadores de la salud que requerian llegar a todos los rincones del pais", retomando las palabras de Miguel E. Bustamante (1984, 58), las autoridades de salud consideraban que seria posible impulsar una profunda transformacion sanitaria y cultural del campo mexicano. Esa vasta reforma implicaba vigorizar, higienizar y fomentar una sociabilidad moderna, nacionalista y productivista; erradicar creencias y practicas medicas consideradas como nocivas para la salud individual y colectiva, asi como garantizar la presencia y trabajo de medicos diplomados y de otros agentes de salud de manera permanente y cotidiana en numerosos pueblos y pequenos municipios rurales.

Un motivo--no el unico--que incidio en la movilizacion de un amplio contingente de agentes de salud a pequenos pueblos y rancherias a lo largo del pais, fue la organizacion de las primeras campanas de vacunacion obligatorias para contener la diseminacion de la viruela, campanas que adquirieron un muy particular vigor a partir de la decada de 1920. Por ende, en este trabajo se examinara quienes fueron los agentes de salud con la tarea de inmunizar a hombres, mujeres y ninos, de donde provenian y que formacion tenian, destacandose que ese diverso conglomerado de agentes de salud formo parte esencial de la mas amplia batalla para afianzar la presencia y legitimidad del estado posrevolucionario a lo largo y ancho del pais. Aunado a lo anterior, se subrayaran algunos de los retos y obstaculos a los que esos actores o intermediarios de la salud publica estatal se enfrentaron durante las campanas de vacunacion entre 1920 y 1940, campanas de medicina preventiva que fueron esenciales para consolidar en el pais una cultura de la higiene.

Antes de proceder, considero importante destacar que los programas de inmunizacion implementados por los gobiernos posrevolucionarios formaron parte de una historia de larga duracion que, para el caso de la Nueva Espana, inicio en 1803 con la introduccion formal de la vacuna Jenneriana impulsada por la Expedicion Real de la Vacuna dirigida por Francisco Xavier de Balmis (Mark and Rigau-Perez 2009, 63-94; Fernandez del Castillo 1985; Smith 2004, 119-146; Somolinos D'Ardois 1982, I: 237-248). A partir de ese momento la conservacion y propagacion de la vacuna de brazo a brazo fue constante a lo largo del siglo diecinueve en diferentes partes del pais. En 1803 se instalo en la ciudad de Mexico la Oficina Conservadora de la Vacuna - bajo la direccion del doctor Miguel Munoz - la cual funciono a lo largo del siglo. Ademas, en diferentes estados de la republica se establecieron oficinas de vacuna y casas de vacunacion. Tanto las autoridades sanitarias como las civiles, procuraron capacitar a un personal medico y no medico para la adecuada y eficaz aplicacion del recurso salvador, e informar al publico en general acerca de las virtudes, bondades y beneficios del recurso salvador. En 1841, al crearse el Consejo Superior de Salubridad (CSS), se decreto como obligatoria la declaracion de cualquier caso de enfermedad que representara un peligro epidemico - destacando la notificacion de la viruela -. Asimismo, se establecio en la ciudad de Mexico la Inspeccion General de la Vacuna. Al concluir la decada de los 1850 y con la creacion del Registro Civil (28 junio 1859), la aplicacion de la vacuna antivariolosa de brazo a brazo se ejecuto en las oficinas del registro civil en distintas partes de la republica, asi como en boticas, comandancias de policia, iglesias, casas, consultorios medicos privados y en escuelas y hospitales. Sin embargo, la vacuna y su aplicacion fueron tambien sinonimos de dificultad, penuria, escasez y temor durante el siglo diecinueve (Cramussel 2008, 101-132; Thompson 1993, 431-455; Oliver Sanchez 2008, 77-99). El inestable acontecer politico y economico del pais, asi como las constantes guerras civiles e intervenciones extranjeras, obstaculizaron la continuidad y la sistematizacion de los esfuerzos para contener la propagacion de la viruela. Ademas, la conservacion y adecuada aplicacion de la vacuna de brazo a brazo, asi como la frecuente negativa y resistencia del publico para recibirla, fueron importantes retos a vencer para generaciones de funcionarios sanitarios y medicos diplomados (Agostoni 2009, 149-173).

Durante las decadas finales del siglo diecinueve, y de manera particular durante el regimen de Porfirio Diaz (1876-1910), tuvo lugar una decidida intervencion en el ambito de la salubridad por parte del Consejo Superior de Salubridad (Carrillo 1999). El CSS, bajo la direccion del doctor Eduardo Liceaga, establecio una Oficina Central de la Vacuna con las siguientes atribuciones: conservar y propagar la vacuna en el territorio nacional; instalar sucursales de la Oficina Central de la Vacuna en las areas mas pobladas de la ciudad de Mexico, asi como en los estados de la republica. Asimismo, se creo la figura de los llamados vacunadores ambulantes, entre cuyas obligaciones destacaron aplicar la vacuna en mercados, iglesias, plazas, o bien, en todo lugar que congregara a numerosos individuos. Uno de los anhelos del regimen porfiriano fue sin duda la contencion de la viruela mediante la aplicacion sistematica y constante de la vacuna. Sin embargo, la aplicacion de ese recurso profilactico fue particularmente tenaz en las ciudades principales, no asi en el heterogeneo ambito rural.

El impetu que alento la organizacion de programas masivos de vacunacion al concluir la fase armada de la Revolucion Mexicana (1910-20), y entre cuyos destinatarios sobresalieron los habitantes del Mexico rural, estuvo estrechamente vinculado con la mortalidad causada por la viruela a nivel nacional, asi como con los imaginarios--muchos de ellos negativos - en torno al campesinado (Palacios 1999, 27-38). El campesinado, considerado como una comunidad de individuos en los que sobresalia el atraso, las caracteristicas culturales y practicas productivas rudimentarias, y entre quienes se asentaba que la diseminacion de la viruela obedecia al peso de los mitos y de las supersticiones en todo lo referente al cuidado de la salud y la prevencion de la enfermedad, requeria ser inmunizada. La vacunacion antivariolosa de las poblaciones rurales fue vista como un medio a partir del cual seria posible sobrepasar obstaculos culturales y practicas ajenas al mundo de la salud publica estatal, y claro esta, como el unico medio a partir del cual seria posible contener la diseminacion de esa largamente temida enfermedad.

Otro elemento que alento la organizacion de programas de vacunacion masivos y cotidianos fue la fabricacion de la vacuna antivariolosa elaborada con linfa de ternera en las instalaciones del Instituto de Higiene, con lo cual se abandono la vacuna de brazo a brazo. El Instituto de Higiene, sucesor a partir de 1921 del Instituto Bacteriologico Nacional (creado en 1895), se aboco a la investigacion e innovacion en materia de bacteriologia, microbiologia y de inmunologia medica, y preparo reacciones, sueros y vacunas para "combatir las epidemias, declaradas o probables, mas efectivamente y con menos gasto que cuando se tenian que importar productos biologicos de otros paises".2 Por ende, con la fabricacion masiva y local de la vacuna contra la viruela, las autoridades estatales de salud contaron con un recurso preventivo que asentaban requeria ser aplicado cotidianamente en hombres, mujeres y ninos a lo largo del pais.

De acuerdo con el Departamento de Salubridad Publica la viruela era una enfermedad de diagnostico relativamente sencillo y carente de portadores cronicos de la misma o reservorios en animales; ademas se contaba con un medio efectivo para prevenirla y sin efectos adversos de mayor trascendencia. Sin embargo, para la aplicacion eficaz de la vacuna las autoridades requerian de un amplio y debidamente preparado conglomerado de agentes de salud, asi como de una reglamentacion clara y precisa referente a la manera en las que se operaria en los programas de inmunizacion.

Viruela, legislacion y campanas

Al concluir la fase armada de la Revolucion (1910-20), Mexico continuaba siendo una nacion eminentemente rural. De acuerdo con diversas estimaciones, mas de 70% de los 15 millones de habitantes se dedicaban a labores agricolas en pueblos de menos de 2,500 habitantes. Como nota Engracia Loyo (2006, 274), a casi el 90 por ciento de los pueblos "no llegaban ni el ferrocarril ni el telegrafo, carecian de servicio telefonico, de correo, de medicos, boticarios, sacerdotes, mercados, tractores de acero," mientras que "el promedio de las comunidades con dificultad alcanzaba 300 (personas) agobiadas por la pobreza", debilitadas por enfermedades endemicas y presas de la propagacion de enfermedades infectocontagiosas. Ademas, y de acuerdo con los diagnosticos posrevolucionarios de la vida rural, la poblacion campesina requeria ser asimilada a la civilizacion occidental, lo cual implicaba fomentar y promover una cultura de la higiene, o bien, nacionalizar y reorganizar al pueblo mexicano. Lo anterior implicaba promover y fomentar la educacion higienica, extender los programas de medicina preventiva, en particular, las campanas de vacunacion antivariolosa, asi como alentar a los medicos diplomados y a otros agentes de salud a que mantuvieran un estrecho, constante y responsable contacto e interaccion con los habitantes de numerosas comunidades rurales.

De acuerdo con lo establecido en la Constitucion Politica de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, la salubridad era un deber esencial del Estado y por tanto, al Congreso se le faculto para dictar leyes sobre ciudadania, naturalizacion, colonizacion, emigracion, inmigracion y salubridad general de la Republica. En consecuencia, a partir de 1918, correspondio al Departamento de Salubridad Publica (DSP) emitir, regular y supervisar la aplicacion de la legislacion e implementar medidas especificas para contener la diseminacion de enfermedades endemicas y contagiosas, entre otros elementos (Arechiga Cordoba 2005, 122).

Contener la diseminacion de la viruela era para las autoridades de salud un requerimiento de particular relevancia en vista de que esa enfermedad no solo causaba la muerte, deformidad o incapacidad de numerosos individuos, sino sobre todo debido a que se contaba con un eficaz metodo para su contencion. Por tanto, vacunar y revacunar contra la viruela al mayor numero de personas se erigio como una labor impostergable durante el gobierno del general Plutarco Elias Calles (1924-28). En 1925 se emitio el Reglamento de vacunacion y revacunacion en el que se asento que la vacuna era obligatoria al igual que la revacunacion de la poblacion cada cinco anos, argumentandose que "seria absurdo ... esperar los destrozos del mal para atacarlo, en vez de prevenir". En el mismo Reglamento se preciso que la viruela:
 es una enfermedad cuyo desarrollo obedece simplemente a la falta de
 cultura de los habitantes de un pais, ya que disponiendose de una
 vacuna que inmuniza por lo menos temporalmente contra ella, no hay
 consideracion que justifique el abstenerse de usarla; y es por otra
 parte una de las obligaciones fundamentales del Estado, acudir en
 defensa de los habitantes, imponiendoseles los medios que
 asegurasen la salud y la vida. (3)


La obligatoriedad de la vacuna se reforzo en el Codigo Sanitario de los Estados Unidos Mexicanos expedido en 1926, un documento normativo a partir del cual las acciones sanitarias federales y locales fueron precisadas. El Codigo determino que para controlar la propagacion de enfermedades trasmisibles se requeria aislar a los enfermos, aplicar sueros y vacunas, desinfectar ropas y habitaciones, organizar servicios de vacunacion y revacunacion ordinarios y extraordinarios, asi como crear Brigadas Sanitarias especiales para ese proposito. Asimismo, se asento que el publico en general requeria dar parte a las autoridades pertinentes de todo caso de viruela o de cualquier otra enfermedad infectocontagiosa de la que tuvieran conocimiento. (4) Ocho anos despues, el Codigo Sanitario promulgado en 1934 reitero lo establecido con anterioridad, pero con la diferencia de que el enfasis en las campanas de vacunacion paso a contemplar de manera muy particular el ambito rural.

La diseminacion al parecer incontenible de la viruela llevo a que tan solo entre 1922 y 1930 ocupara el quinto lugar entre las causas evitables de mortalidad a nivel nacional (Bustamante 1984, 43) (5), al margen de que la aplicacion de la vacuna contaba en el pais mas de un siglo de historia y que su produccion en el Instituto de Higiene era constante y eficaz. Asi, en foros nacionales y del extranjero, en publicaciones medicas y de divulgacion, asi como en la prensa, se destacaba que la vacuna requeria devenir en una practica sistematica y masiva. Solo asi los brotes de viruela que se registraban en diferentes regiones de los estados de Aguascalientes, San Luis Potosi, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz, o bien Oaxaca y Yucatan, sin pasar por alto los que tenian lugar en el Distrito Federal, podrian ser controlados (Erosa-Barbachano 1992, 547-548). Sin embargo, la eficaz aplicacion de la vacuna requeria de numerosos centros y oficinas permanentes e itinerantes de vacunacion, asi como de un eficiente y bien preparado personal para aplicarla.

En la ciudad de Mexico durante la segunda mitad de la decada de 1920, operaban las Oficinas de Vacuna Fernando Malanco, Doctor Iglesias, Doctor Jenner, Doctor Balmis, Doctor Luis Munoz y la Doctor Miguel Munoz, asi como diez Oficinas Foraneas de Vacunacion creadas en 1922. La vacuna tambien se ofrecia de manera gratuita en las iglesias, como en el Sagrario Metropolitano, en templos protestantes, (6) asi como en los Centros de Higiene Infantil instalados en las colonias mas pobres y densamente pobladas de la capital entre 1922 y 1927. (7)

La diseminacion de la viruela en los estados, y de manera particular en Veracruz, llevo a que en 1925 las autoridades consideraran como impostergable implementar una energica campana de vacunacion. El DSP, sustentandose en la fraccion XVI del articulo 73 de la Constitucion de 1917, envio brigadas de vacunacion al puerto de Veracruz y a Cordoba y Orizaba. Tan solo en dos meses y medio mas de 150,000 personas fueron vacunadas (Alvarez Amezquita 1960, II: 217). La medida--calificada como la puesta en practica de una "dictadura sanitaria"--reforzo la organizacion de una serie de campanas ordinarias y extraordinarias de vacunacion.

Entre las campanas extraordinarias de vacunacion fueron particularmente relevantes las organizadas durante festividades religiosas debido a las grandes concentraciones de personas que estas generaban. Asi, durante los primeros dias de diciembre de 1931, poco antes de la celebracion del dia de la Virgen de Guadalupe (el dia 12 de diciembre), el DSP expreso su enorme consternacion ante la inminente llegada de numerosos visitantes y posibles portadores de enfermedades infecciosas a la ciudad de Mexico, resaltandose sobre todo la inquietud que despertaba el ingreso del "elemento indigena y de la clase humilde" a la capital. Ante la posibilidad de la propagacion de la viruela en la ciudad de Mexico, el DSP procedio a instalar tres carpas equipadas con el personal, mobiliario e instrumentos requeridos para vacunar. Durante quince dias los agentes de vacuna aplicaron la linfa vacunal de ternera a un promedio de entre 200 y 400 personas diariamente (en dos turnos), con y sin el consentimiento de los peregrinos, ademas de canalizar a todo enfermo de viruela, varicela y lepra a diversos hospitales al margen de la oposicion. (8)

Aunado a lo anterior, el "Reglamento de vacunacion y revacunacion" de 1935, determino que para garantizar la inmunizacion de ninos y adultos "todos los oficiales del registro civil y los ministros de los cultos practicados en el pais, tendran la obligacion de exigir el certificado de vacunacion antivariolosa ... para inscribir en sus registros el nacimiento de las personas mayores de cuatro meses y para poder efectuar el acto del culto o ceremonia a los que se atribuya la incorporacion de las mismas a cualquier doctrina". (9) Esa determinacion establecio que los sacerdotes y curas de los ambitos urbanos y rurales estaban obligados a fungir como agentes sanitarios y como divulgadores de la propaganda y de la medicina preventiva. Lo anterior obedecia a que los curas tenian la capacidad de convocar a grandes contingentes de personas durante la celebracion de ritos especificos, pero tambien debido a que numerosos curas y sacerdotes a lo largo de la historia de la vacunacion en Mexico promovieron y defendieron publicamente las virtudes de la inmunizacion. Fuese en sermones durante las misas dominicales, permitiendo que las iglesias devinieran en "centro de vacunacion", o bien acompanando a los ninos y preparando a los padres para el ritual de la vacuna, la participacion de las instancias eclesiasticas en aras de la contencion de la viruela fue un rasgo que acompano a la empresa vacunal desde el ocaso de la epoca colonial (Cooper 1965; Fernandez del Castillo 1985).

Ademas, dado que la vacuna requeriria administrarse en la ninez entre el bautismo y la confirmacion, a esta se le atribuyo una clara funcion liberadora. Mientras que el bautismo liberaba el alma del pecado original, la vacuna liberaba a los infantes del peligro de la viruela. El empleo de una terminologia eminentemente religiosa y de metaforas cristianas para referirse a la viruela, como por ejemplo "masacre de los inocentes", o bien, afirmaciones que asentaban que la vacuna era un "milagroso descubrimiento", un "regalo del cielo", o "gracia de la providencia", tuvo lugar desde el pulpito por parte de diversos curas foraneos, instados por el arzobispo de Mexico para que trabajaran a favor de la lucha contra la viruela. Mas aun, las autoridades sanitarias buscaron el apoyo de diversas asociaciones femeninas, como el de las Damas Catolicas y las Hijas de Maria, esperando que sus integrantes se reunieran periodicamente con los jefes de los servicios de vacuna, quienes les prepararian para convertirse en agentes de vacuna. De acuerdo con las autoridades de salud, esas mujeres catolicas que contaban con "preparacion cultural, entusiasmo y capacidad" recibirian un curso de adiestramiento similar al que recibian los maestros rurales, para con ello propagar los beneficios del recurso salvador entre amplios sectores sociales. (10)

El consentimiento y la colaboracion entre las autoridades locales, sanitarias y eclesiasticas, en muchos casos, tuvo buenos resultados pero en otros no. Durante la decada de los 1920, por ejemplo, cuando la legislacion vigente en materia de vacunacion exigia que todos los ninos fuesen vacunados antes de los cuatro meses de edad, el medico inspector encargado de aplicar la vacuna en la Catedral Metropolitana destaco que "el elemento militar que concurre a dicho templo . se opone de una manera terminante a que sus hijos o familiares sean vacunados", argumentando que tenian "ciertas jerarquias" o bien, que unicamente sus medicos particulares podian tocar a sus hijos. Cuando el publico congregado en el Sagrario Metropolitano percibio que la Sra. Guadalupe Cervantes de Almada se negaba a que su hija fuese vacunada, "las demas madres que llevaban a sus hijos en brazos dispuestas a que fuesen vacunados" se vieron "tentadas a resistir" y resistieron. (11) El medico inspector solicito el apoyo de los sacerdotes, la intervencion del Departamento de Salubridad Publica, de las instancias eclesiasticas y militares para vencer de manera conjunta los obstaculos a los que se enfrentaban los programas de inmunizacion. Por otra parte, en diferentes estados del pais era comun y recurrente que las poblaciones expresaran su renuencia a recibir la vacuna argumentando que esta no tenia utilidad alguna y que "cuando les llegara la hora" fallecerian, dado que decian que unicamente dios disponia en que momento se nacia y se moria. (12)

Prodigar los beneficios de la medicina moderna a ciudades, pueblos y rancherias fue sin duda alguna una tarea primordial de los gobiernos posrevolucionarios. Para ello, era indispensable el apoyo de muy diversos actores sociales, destacando las instancias y actores eclesiasticos, asi como el trabajo de los maestros rurales. Sin embargo, para las autoridades de salud era impostergable conformar un verdadero "ejercito sanitario" en cuyas manos recaeria la tarea de "implantar efectivamente la higiene redentora". (13)

Al despuntar la decada de 1930, el pais contaba con 4,767 medicos diplomados para una poblacion que superaba los 16.5 millones de habitantes, es decir, la proporcion era de un medico para cada 3,451 habitantes. En 1940 la cifra era de 6,664 medicos, o bien, un medico para cada 2,901 personas. Aunado a lo anterior, la distribucion de los medicos no era la misma en toda la republica, registrandose la mayor densidad de medicos por habitante en la region central, sobre todo en la ciudad de Mexico, siendo que diversos lugares, como el estado de Queretaro, contaban con un medico por cada 52,000 habitantes dis tribuidos a lo largo de 6,179 kilometros cuadrados, o bien, Quintana Roo, donde por cada medico correspondia en promedio un territorio de 7,879 kilometros cuadrados (Aguirre Beltran 1947, 42). Frente a la ausencia de un bien preparado y numeroso personal medico con la disposicion de ejercer en el campo, y entre cuyas labores destacaba propagar los beneficios de la vacuna en regiones aisladas, mal comunicadas y carentes de las comodidades de la vida moderna, en lo que sigue, examinare algunas de las estrategias a las que recurrieron las autoridades de salud para conformar un nutrido conglomerado de agentes de salud. La conformacion de un eficaz y preparado grupo medicos, agentes de vacuna, enfermeras sanitarias y otros agentes de salud fue un elemento fundamental para materializar los anhelos encaminados a sanear el ambito rural y para la efectiva inmunizacion de la poblacion. Asimismo, la vacunacion antivariolosa fue un medio a partir del cual se busco consolidar la presencia del Estado posrevolucionario en muy diversas regiones y poblados del pais, asi como difundir los mensajes y las estrategias requeridas para afianzar en el pais una verdadera cultura de la higiene.

Hacia la conformacion de un ejercito sanitario

Durante la presidencia de Plutarco Elias Calles se registro una profunda reorganizacion en los servicios sanitarios federales, determinandose las obligaciones y funciones que los delegados sanitarios requeririan seguir al pie de la letra en los estados, puertos y fronteras, y reiterandose que la vacunacion y revacunacion contra la viruela era obligatoria. En 1925 la Escuela de Salubridad Publica (creada en 1922 siguiendo el modelo de la Escuela de Salud Publica de la Universidad de Johns Hopkins), abrio sus puertas al publico en general para preparar a un personal tecnico, no necesariamente graduado en medicina, y en cuyas manos recaeria sentar las bases para consolidar en el pais una cultura de la prevencion. Esa institucion ofrecia los siguientes diplomas: ayudante de laboratorio - quimico y bacteriologico; agente de desinfeccion; agente de enfermedades infecciosas; inspector de bebidas y comestibles; ayudante de bebidas y comestibles, enfermera visitadora y agente sanitario (Valdespino y Sepulveda 2002, 36; Briones 1923, 149). (14)

Paralelamente a los programas de capacitacion impulsados por la Escuela de Salubridad, el DSP se aboco a la creacion de las llamadas Brigadas Moviles de Vacunacion Antivariolosa, conformadas por tres medicos, cuatro practicantes y cuatro enfermeras. A los miembros de esas brigadas se les llamo "soldados de las vanguardias de profilaxis", y se les encomendo con la tarea de adentrarse en las "mas agrestes regiones para llevar hasta los hogares rurales" la vacuna y las ensenanzas de la higiene publica y privada (Alvarez Amezquita 1960, 269-270). Paulatinamente, a esos agentes de salud se sumaron otros actores. Por ejemplo, en 1926 las autoridades organizaron un "curso express" para dotar de inspectores, agentes sanitarios y enfermeras a las Delegaciones Sanitarias Federales instaladas en los estados de Aguascalientes, Colima, Michoacan, Tepic, Chiapas y Zacatecas, entre otros. (15) Asimismo, es importante mencionar que a partir de 1918 diversos funcionarios y personal de la Fundacion Rockefeller tuvieron una activa presencia y participacion en los programas para el combate de enfermedades especificas, como la fiebre amarilla y la uncinariasis en estados como Veracruz y Morelos. (16)

De acuerdo con Miguel E. Bustamante, primer director del Servicio de Higiene Rural (a partir de 1932), y al frente de los Servicios Coordinados de Salud, es decir, de la red federal de unidades de salud que comenzo a funcionar en 1934, los problemas derivados de la escasez de un personal debidamente preparado y con la conviccion de ejercer en el campo no podian continuar postergandose. Una medida con la que se busco paliar ese problema tuvo lugar en 1936, cuando se determino organizar el programa de Servicio Social para los pasantes de medicina durante el gobierno de Lazaro Cardenas (Carrillo 2005). El proyecto, en consonancia con su programa de gobierno y que entre otros elementos busco fortalecer el agro, fue organizado conjuntamente por la Universidad Nacional Autonoma de Mexico y por el Departamento de Salubridad Publica, bajo la coordinacion del medico Gustavo Baz Prada.

El programa determino que los pasantes de medicina serian enviados a diversas localidades rurales durante seis meses para impulsar la educacion higienica y para que proporcionaran servicios profilacticos y curativos individuales y colectivos. Unicamente despues del servicio, los pasantes podrian optar por el titulo profesional. De acuerdo con doctor Baz, entonces director de la Escuela de Medicina, corresponderia a esos agentes de salud "competir con curanderos y brujas"; ejercer "su ministerio entre gentes primitivas y rudisimas, hijos incultos de la sierra, del bosque y del paramo que no tienen la mas leve noticia de lo que es el moderno arte de curar", asi como "introducir siquiera los rudimentos imprescindibles de la sanidad publica, ensenar nociones de higiene, y recoger hechos, datos, estadisticas sobre el genero de vida de cada lugar". (17) Sin duda alguna, se trato de una medida que busco evitar la concentracion de los medicos diplomados en las ciudades, alentar a los futuros medicos a que tuvieran contacto de primera mano y experiencia acerca de las problematicas epidemiologicas, higienicas y sanitarias mas apremiantes del pais, asi como iniciar un proceso de conversion en lo que toca a las practicas medicas de amplios sectores de la poblacion. Sin embargo, la medida tambien denoto un claro rechazo y desconocimiento hacia la pluralidad medica del pais, en la que destaco la sobrevaloracion de la medicina academica diplomada por encima de cualquier otra.

Para el envio de los pasantes de medicina al campo, el Departamento de Salubridad Publica recopilo informacion referente a los poblados con menos de 5,000 habitantes que carecian de medicos, asi como informacion relativa a los apoyos materiales y economicos que los pasantes requeririan recibir al trasladarse a alguna de las localidades que exigian de sus servicios. Esa informacion era dada a conocer en la Escuela de Medicina de la Universidad Nacional, asentandose que los pasantes estarian autorizados para cobrar honorarios medicos unicamente en caso de "tratamiento curativo de enfermedades," pero que en ningun caso podrian cobrar por tratamientos preventivos. Los pasantes tenian instrucciones precisas de prestar sus servicios atendiendo a "un criterio de necesidad, mas que a la posibilidad de que los pacientes esten o no en condiciones de pagarlo" (Whetten 1984, 171), y destaco entre sus obligaciones la aplicacion de la vacuna antivariolica.

Labores generales de los pasantes de medicina

Las "Instrucciones y Reglamentos Generales de la Campana antivariolosa" en vigor de 1935 a 1945, establecieron que correspondia a los pasantes de medicina vacunar y revacunar a la poblacion de toda region a la que llegaran;18 instruir a la poblacion sobre los las virtudes y beneficios de la higiene publica y privada, asi como realizar minuciosas topografias medicas de la localidad en la que se asentaran. Es decir, al igual que los medicos diplomados, las enfermeras visitadoras y sanitarias y otros agentes de salud, los pasantes requerian sumarse a la empresa de contener la viruela y consolidar una cultura de la prevencion en el pais. Uno de esos pasantes de medicina, el Sr. Guillermo Zamudio (1950, 11-12) consideraba que solo despues de realizar el servicio social en el campo mexicano un individuo podia afirmar con orgullo ser "medico":
 ... alejados de la capital y de los grandes nucleos de poblacion y
 de medicos, abandonamos el encubridor padrinazgo de los hospitales
 y nos enfrentamos decididamente ya en la choza de carrizos, ya en
 la sierra agresiva, o en nuestros humildes consultorios a la triste
 realidad mexicana, sin mas consejero que nuestros escasos
 conocimientos, sin mas respaldo moral de un corazon bien puesto y
 sin mas recursos terapeuticos a veces que nuestros consuelos y
 nuestra fe puesta en Dios.


La percepcion de Zamudio, marcada por el romanticismo y la idealizacion de la practica medica, idealizacion que se fortalecio a partir de la decada de los 1920 en consonancia con la vasta reforma cultural implicita en los programas de salud publica, le llevo a anadir que en el campo los medicos devenian en verdaderos "personaje(s) simbolico(s)" (1950, 29), admirados por unos y no admirado por otros, pero reconocidos y respetados por todos. Mas aun, consideraba que gracias a ese respeto y admiracion los pasantes de medicina no escatimaban esfuerzos para erradicar prejuicios y magicas creencias, con lo cual contribuian a la promocion de una cultura de la prevencion. Siendo la vacuna el instrumento por excelencia de la cultura de la prevencion, los 3,000 pasantes de medicina que entre 1936 y 1943 realizaron su servicio social en diversas localidades rurales, fueron portadores esenciales de los mensajes revolucionarios de la salud y el vigor de la nacion.

La idealizacion de la practica medica y el valor que la salud adquirio en los discursos y programas posrevolucionarios, estan mas que presente en los relatos y apreciaciones de algunos de los actores que estuvieron directamente involucrados. Asi, los pasantes de medicina relataban que desafiando lluvias, tormentas o heladas, a traves de caminos rudimentarios para llegar a pequenas comunidades rurales, apoyaban las labores de las brigadas de vacunacion y se erigian como la encarnacion de la lucha contra el curanderismo, la hechiceria, el abandono y la ignorancia que, de acuerdo con las autoridades de salud, prevalecian en la mayor parte del pais.

A partir de la decada de los 1930 las campanas de vacunacion adquirieron una magnitud no vista hasta ese momento y el radio de accion de las Brigadas se multiplico, llegando a abarcar los estados de Guerrero, Hidalgo, Michoacan, Morelos, Oaxaca, Puebla, Tlaxcala y Zacatecas, entre otros. (19) La consigna que tenian era "acorralar a la viruela en sus mas reconditos reductos" (Fernandez de Castro 1997, 101). En 1935 las autoridades de salud determinaron que en toda localidad carente de servicios permanentes de vacuna, los habitantes estaban obligados a recibir la vacuna o la revacunacion "precisamente en el plazo que permanezcan en dichos lugares las Brigadas enviadas al efecto", precisandose lo que se cita a continuacion:
 Las Brigadas de vacunacion emplearan todos los medios apropiados
 para conseguir su objeto, incluyendo el de citar a los vecinos para
 que concurran a las horas de labores, al lugar en que se instale el
 servicio de vacunacion para ser vacunados, con apercibimiento legal
 para el caso de desobediencia. Los menores e incapacitados seran
 presentados por sus representantes, salvo en caso de imposibilidad
 material, que haran del conocimiento de la brigada para que la
 vacunacion se haga a domicilio. (20)


Para realizar lo anterior las Brigadas requerian trasladarse a localidades previamente asignadas con la vacuna depositada en cajas con hielo, verificar la efectividad de producto biologico, evitar perdidas del recurso salvador, asi como vacunar al mayor numero de personas ante de que iniciara la temporada de lluvia, cuando muchos caminos y brechas se tornaban francamente intransitables. Frente a la necesidad de proveer atencion medica al ambito rural, a las Brigadas de Vacunacion, los pasantes de medicina, enfermeras sanitarias, agentes de vacuna, medicos y agentes sanitarios, se sumaron otros actores. Me refiero a los medicos y las enfermeras rurales egresados del Instituto Politecnico Nacional.

La mayor parte de los medicos que egresaban de las diferentes escuelas medicas del pais optaban por ejercer su profesion en las ciudades, por considerar que unicamente los centros urbanos les proporcionarian los medios para subsistir y ascender profesionalmente. Mas aun, diversos medicos capitalinos con importantes puestos en el sistema medico hospitalario, o con una relevante y bien nutrida clientela, asentaban que la practica de la salud publica--con un marcado enfasis en la prevencion--les alejaria del verdadero ejercicio de la profesion: curar; erosionaria la relacion medico-paciente y les distanciaria de la practica medica hospitalaria. El deseo de las autoridades de salud para que los medicos fungieran en algunos casos como "oficiales sanitarios", o bien como decia Miguel E. Bustamante "como medicos rurales y municipales" llevo a que durante la celebracion de los dos Congresos Nacionales de Higiene Rural, el primero en Morelia (Michoacan) en noviembre de 1935, y el segundo en la ciudad de San Luis Potosi en 1938, se reiterara la importancia que tenia la formacion de medicos y enfermeras cuya labor primordial se concentrara en el ambito rural.

En el Congreso de 1935 convocado por el llamado Bloque de Medicos Revolucionarios, que conto con la participacion de los doctores Jesus Diaz Barriga y Enrique Arreguin--cercanos colaboradores de Lazaro Cardenas -, con la presencia de un numeroso contingente medico, de maestros rurales y de la prensa, las siguientes tematicas fueron abordadas: el ejercicio de la medicina, la higiene, el saneamiento, la legislacion y la educacion higienica, asi como la lucha contra enfermedades transmisibles en areas rurales y semi-rurales (Bloque de Medicos Revolucionarios 1935).

Entre las resoluciones a las que se llego, destacan las siguientes: los problemas sanitarios del campesinado no se podian desvincular de la dotacion de tierras y de la efectiva resolucion de la cuestion agraria; era impostergable la agremiacion o asociacion de todos los medicos rurales del pais para alcanzar nuevas modalidades para el ejercicio de la profesion; una reforma integral en la formacion medica era necesaria, reforma que requeria incluir cursos especiales sobre medicina rural y medicina social. Ademas, se determino que los medicos, parteras, enfermeras y dentistas que ejercieran en los medios rurales requeririan hacerlo durante un ano-obligatoriamente--, para lo cual seria necesario reformar los articulos 4[degrees] y 5[degrees] constitucionales referentes a la libertad de profesiones. De acuerdo con los congresistas, el ejercicio de la medicina bajo la base del sistema liberal era inadecuado para otorgar a la colectividad rural servicios higienicos y medicos mas fundamentales, asentandose que era necesario "socializar" el ejercicio de la profesion (Kapelusz-Poppi 2001a, 2001b; Hernandez Llamas 1984). (21) Los debates no se dejaron esperar. En 1938 durante el 2[degrees] Congreso de Medicina Rural el profesor Miguel Othon de Mendizabal recalco que si bien era mas que insuficiente la asistencia medica proporcionada a los campesinos, y que si bien la mayor parte de la poblacion rural no habia tenido contacto alguno con la medicina diplomada, el servicio social era francamente insuficiente para atender las necesidades mas basicas del campesinado.

Othon de Mendizabal, uno de los mas importantes impulsores de la carrera de medico y enfermera rural en el IPN que a partir del 4 de marzo de ese ano inicio los cursos para preparar a medicos rurales en la Escuela Superior de Ciencias Biologicas, destaco que el servicio social era en muchos casos motivo de franca resistencia entre el medio estudiantil "dada la psicologia peculiar de los medicos de tipo liberal y de las condiciones del medio rural mexicano, particularmente del indigena ..." (Mendizabal 1947, 531). (22) Mas aun, con el servicio social se decia, "lejos de producir los efectos que eran de desearse, no han servido sino para hacer un vano alarde caritativo durante la temporada de vacaciones, por brigadas de alumnos sin programa definido de trabajo disfrutan de descuentos en tarifas de pasajes para visitar diversas poblaciones de la Republica" (Memoria de la Escuela Superior de Medicina Rural 1960, 25). De acuerdo con Mendizabal el pais requeria de un nuevo tipo de medico, "penetrado de la funcion social que esta llamado a desempenar ..." y proponia intensificar la formacion de medicos rurales en el IPN, asi como en otras escuelas medicas del pais (Mendizabal 1947, 531).

La formacion de medicos rurales en la Escuela Superior de Ciencias Biologicas a partir de 1938 tuvo por finalidad capacitarles para ejercer su profesion alejados de las ciudades, otorgandoles una "clara orientacion tecnica dedicada especificamente a la solucion de uno de los grandes problemas de nuestro pais: la insalubridad del medio y la precaria salud de la poblacion" (Instituto Politecnico Nacional 1947, 17). Se asentaba que esos medicos devendrian en el "medio campesino" en "agentes culturales que ayudaran a que la transformacion social de Mexico se efectue con mayor rapidez", y que entre sus labores se encontraba fomentar la medicina moderna (Instituto Politecnico Nacional 1947, 18). De acuerdo con las autoridades del IPN, "nuestros Medicos Rurales, constituiran ... un personal tecnico al servicio del Estado, respondiendo a la demanda urgente de socializar esta profesion" (Memoria de la Escuela Superior de Medicina Rural 1960, 26) y senalando que el medico rural era ante todo "un medico del Estado, provisto no solo de suficiente cultura y de amplia ilustracion medica, sino de un sentido de responsabilidad social" (Memoria de la Escuela Superior de Medicina Rural 1960, 26). (23) Seis anos despues, es decir en 1944, se creo la Escuela Superior de Medicina Rural, al margen de serios enfrentamientos entre la clase medica nacional en torno al sentido del ejercicio de la profesion y la responsabilidad social de los medicos.

Medicos rurales, agentes de vacuna, enfermeras, pasantes de medicina, curas locales, maestros rurales todos fueron actores fundamentales en la materializacion de los programas de salud y esenciales para las campanas de vacunacion. Si bien en algunos casos afrontaban la agresion de los pobladores, motivo por el cual solicitaban el resguardo de un "piquete o por lo menos de una pareja de soldados", o bien, optaban por desempenar sus labores armados (Fernandez de Castro 1997, 102) en muchas ocasiones tambien eran recibidos con beneplacito y las poblaciones buscaban sus servicios.

Reflexiones finales

La aplicacion sistematica, masiva y cotidiana de la vacuna contra la viruela durante las decadas de 1920 a 1940, la restriccion del numero de infectados y el control de cualquier posible foco de contagio destacaron entre los principales objetivos de las autoridades de salud. Si bien las cifras de mortalidad por viruela declinaron de manera pronunciada y constante a partir de la decada de 1920, y si bien en 1952 el entonces presidente de la republica, Miguel Aleman Valdes declaro que la viruela habia sido erradicada del pais, (24) los programas de inmunizacion requirieron de un amplio, heterogeneo y numeroso personal. Al margen de las dificultades a las que se enfrento la empresa estatal en aras de la contencion de la viruela, es necesario subrayar que las labores de los vacunadores y de las brigadas fueron particularmente relevantes para la generalizacion de una cultura de la prevencion en el pais. Mediante sus labores de convencimiento, persuasion y coercion, a partir de la organizacion de intensos programas de educacion higienica--esenciales para las campanas de vacunacion--, presentaron la conservacion de la salud como un elemento constitutivo de la cultura posrevolucionaria. Por ende, sus labores se pueden equiparar con las desempenadas por las escuelas y los maestros rurales, verdaderos artifices del proyecto cultural de la revolucion. La constante movilizacion de esos agentes de salud, asi como el reclutamiento de muy diversos actores sociales para desempenar los trabajos de vacunacion y con ello, consolidar una verdadera cultura de la prevencion, hizo posible que la salud y su preservacion pasaran a formar parte de las nociones de modernidad, cultura y nacion enarboladas por los gobiernos posrevolucionarios.

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Notas

(1) Agradezco enormemente los comentarios y sugerencias que realizaron los dictaminadores de este trabajo, asi como el apoyo de los proyectos PAPIIT IN400807 e IN403010 de la DGAPA, UNAM.

(2) Departamento de Salubridad Publica. 1927. El Nuevo Instituto de Higiene, p. 3. En 1927 el Instituto de Higiene fue renombrado Nuevo Instituto de Higiene, al cual se doto de un moderno y amplio edificio inaugurado por Plutarco Elias Calles el 17 de septiembre, mismo que contaba con la capacidad de producir los siguientes recursos preventivos: suero antidifterico, suero antitetanico, suero antiescarlatinoso, tuberculina, toxinas difterica y escarlatinosa, vacuna antivariolosa, vacuna pertusis, entre otros. Dos estudios que analizan los origenes del Instituto de Higiene son los de Saldana y Priego (2000, 225-241), y Servin Massieu (2000).

(3) "Reglamento impreso sobre la vacunacion y revacunacion de la viruela en Mexico", 27 marzo 1925. Archivo Historico de la Secretaria de Salud (en adelante AHSS). Fondo: Salubridad Publica, Seccion: Servicio Juridico, vol. 2, expediente 9, 1921-1925.

(4) Capitulo II. Profilaxis de las enfermedades transmisibles, Articulos 103 a 132. En Codigo Sanitario, 1926.

(5) La diarrea, enteritis, paludismo, tos ferina y viruela, en ese orden, eran las primeras causas de mortalidad por enfermedades prevenibles a mediados de la decada de 1930.

(6) "Vacunacion antivariolosa en los templos", 1922. AHSS. Fondo: Salubridad Publica, Seccion: inspeccion de vacuna, caja 3, exp. 22, 1922, 3 fojas.

(7) "Relacion de las oficinas de vacuna", 1922. AHSS. Fondo: Salubridad Publica, Seccion: inspeccion de vacuna, caja 3, exp. 23, 1922, 1 foja.

(8) "Informe del Servicio extraordinario de vacunacion antivariolosa, practicada en la Delegacion de Guadalupe Hidalgo, durante el mes de diciembre de 1931". AHSS. Fondo: Salubridad Publica; Seccion: inspeccion de vacuna, caja 4, expediente 16, 1932, 10 fojas, foja 3.

(9) "Expediente relativo al Reglamento sobre vacunacion y revacunacion antivariolosa", 1935. AHSS. Fondo: Salubridad Publica, Seccion: Servicio Juridico, vol. 42, exp. 18, 1935, foja 8.

(10) "Problemas para la vacunacion antivariolosa del pais". AHSS. Fondo: Secretaria de Salubridad y Asistencia. Seccion: Subsecretaria de Salubridad y Asistencia, caja 31, exp. 3, 1947, fojas 257.

(11) "El Dr. Martinez Vaca informa de las dificultades para aplicar la vacuna a los asistentes a la Catedral Metropolitana". AHSS. Fondo: salubridad Publica; Seccion: Epidemiologia, caja 22, exp. 15, fojas 5.

(12) Aunque se mueran, no quieren los vacunen. El Universal, 14 agosto 1934.

(13) Informe sintetico de los trabajos desarrollados por la Oficina de Higiene Rural y Medicina Social. 1939. Boletin de Salubridad e Higiene, II, 7, pp. 640-641.

(14) Sobre la formacion de las enfermeras visitadoras ver Agostoni (2007).

(15) El Codigo Sanitario de 1926 determino que se establecerian servicios sanitarios en los estados, y que estos serian sostenidos por el gobierno federal. Las Delegaciones Federales de Salubridad fueron establecidas en Aguascalientes, Aguascalientes; Apiaxco, Tlaxcala; Campeche, Campeche; Colima, Colima; Cozumel, Quintana Roo; Ciudad Victoria, Tamaulipas, Cuernavaca, Morelos; Culiacan, Sinaloa; Chihuahua, Chihuahua; Durango, Durango; Guadalajara, Jalisco; Hermosillo, Sonora; Iguala, Guerrero; Leon, Guanajuato; Mexicali, Baja California, La Paz, Baja California, Morelia, Michoacan; Monterrey, Nuevo Leon, Merida, Yucatan; Oaxaca, Oaxaca; Puebla, Puebla; Queretaro; Tepic, Nayarit; Torreon, Coahuila; Tuxtla Gutierrez, Chiapas, y en el estado de Zacatecas. Ver Alvarez Amezquita (1960, 281).

(16) Para un examen de los trabajos de la Fundacion Rockefeller en Mexico y las negociaciones, conflictos y acuerdos que tuvo con el DSP, ver Birn (2006).

(17) Palabras de Gustavo Baz en septiembre de 1936 al enviar a los primeros 260 estudiantes al campo mexicano en servicio social. Tomado Conmemoracion del 50 Aniversario de la Instauracion del Servicio Social en Mexico (1986, 19).

(18) "Instrucciones y reglamento generales de actividades de Campana antivariolosa". AHSS. Fondo: Salubridad Publica; Seccion: Epidemiologia, caja 60, exp. 8.

(19) De particular trascendencia para lo anterior fue la creacion en 1931 de las Brigadas Sanitarias Moviles de los Servicios de Sanidad Federal de los Estados, la promulgacion de un nuevo Codigo Sanitario (1934), la creacion de los Servicios Coordinados de Salubridad (1936), asi como la organizacion y puesta en marcha de la Campana Nacional Antivariolica en 1943, entre otros elementos.

(20) "Expediente relativo al Reglamento sobre vacunacion y revacunacion antivariolosa, 1935". AHSS. Fondo: Salubridad Publica, Seccion: Servicio Juridico, vol. 42, exp. 18, 1935, foja 4.

(21) Alvarez Amezquita, Servicios medicos rurales cooperativos en la historia de la salubridad y de la asistencia en Mexico, en Alvarez Amezquita (1960, 93-107). Los articulos 4[degrees] y 5[degrees] de la Constitucion de 1917 aluden a dos distintos aspectos de la libertad de trabajo. El 4[degrees] faculta a las personas a que escojan la profesion, industria, comercio o trabajo licitos que deseen, mientras que el 5[degrees] libera a los individuos, en terminos generarles, de la obligacion de prestar servicios personales si no media su consentimiento y si no perciben una justa retribucion.

(22) Mendizabal, 1947, p. 531.

(23) Cabe senalar que la creacion de la carrera de medico y enfermera rural en el IPN desato la energica oposicion de la Universidad Nacional Autonoma de Mexico y de numerosos medicos, y que solo fue en 1943 cuando la carrera fue aceptaba y aprobada por la Universidad Nacional y la Escuela Medico Militar.

(24) El ultimo caso de viruela en Mexico se notifico el 2 de junio de 1951 en una poblacion en el estado de San Luis Potosi. La viruela se declaro erradicada del pais el 16 de junio de 1952. Ver Fernandez de Castro (1997, 99-106).

CLAUDIA AGOSTONI [1]

Instituto de Investigaciones Historicas,

Universidad Nacional Autonoma de Mexico
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