摘要:Hasta hace algún tiempo, pensar en lo tradicional, y entre ello en deportes tradicionales de mi propia cultura, era algo que no me interesaba: ni siquiera tenía una idea muy clara de lo que significaba. Pensaba que era algo que ya había pasado, algo de tiempos y conceptos irrecuperables, de cuentos de los abuelos, algo que ya no vivía, algo muerto. Durante el Festival entré en contacto por primera vez de una forma concreta con tradiciones de movimiento aún vivas, entre ellas, la de mi cultura, que todavía no se habían perdido en la desatención de la cotidianidad.