出版社:Institut Nacional d´Educació Física de Catalunya (INEFC)
摘要:El premio más lucrativo para una ciudad, en el mundo del deporte, es ser escogida como anfitriona de los Juegos Olímpicos: el terreno está abonado por la habitual debilidad humana. En el momento de la elección en 1986 para los Juegos de 1992, las cantidades gastadas para conseguir la nominación eran grotescas y en el momento en que la anfitriona de los Juegos del Centenario de 1996 iba a ser nominada en la sesión de Tokio de 1990, todavía fue peor. Cuando Atlanta fue escogida para 1996 en lugar de Atenas, que por motivos históricos se consideraba la ciudad favorita, la opinión mundial fue muy crítica con el COI. La imagen del COI empeoró más durante 1991 con las revelaciones del "USA TODAY", que denunció diversos procedimientos financieros ilegales cometidos por parte del Presidente del Comité Olímpico de Estados Unidos y miembro del Consejo Ejecutivo del CIO que había sido especialmente recomendado por el Presidente del CIO. Después de la dimisión de este miembro del Consejo del CIO se atraviesa una seria crisis moral. La carta del COI fue clara. No podía ser más clara. La norma 20, subsección I, párrafo 5, afirma "Los miembros del COI no pueden aceptar ningún mandato procedente de gobiernos, organizaciones u otras entidades legales o personas físicas que puedan vincular o interferir en la libertad de su acción o voto". Es intolerable el comportamiento que había dado pie a la opinión de los que alegaban que la elección de Atlanta podía haber estado manipulada. Los gastos durante la candidatura para los Juegos del Centenario habían sido tan excesivos que se iban a sugerir desde el mismo Consejo nuevas y rigurosas regulaciones para evitar las prácticas corruptas. Las dos ultimas ocasiones —las votaciones para los Juegos de verano 1996 y los Juegos de invierno de 1998— han sido perjudiciales para el COI. En los Juegos de verano ha quedado muy claro durante más de un año que Atenas, en muchos aspectos, no era la ciudad candidata más práctica. El nombre de Atenas podía haber prosperado como candidato único o bien ser indiscutible por razones de tradición histórica. El hecho de permitir que Atenas entrase en competición abierta, con la posibilidad de ser derrotada, ha representado un duro varapalo para la reputación del COI.