摘要:¿Puede Zygmunt Bauman ayudarnos a entender la volatilidad de las alianzas en Oriente Medio? Su concepto de “modernidad líquida” describe una situación de cambio permanente, de fragilidad y vulnerabilidad. Adjetivos que él aplicó al ámbito laboral, a la comunidad o al individuo pero que también pueden aplicarse al orden regional, sus instituciones y sus protagonistas. Bauman sostiene que las estructuras sociales que condicionan el comportamiento de los individuos se deshacen más rápidamente de lo que tardan las nuevas en formarse. No hay tiempo, nos dice, para desarrollar una estrategia consistente, no hay pensamiento ni planificación a largo plazo. Tras cada movimiento surge un nuevo elenco de oportunidades y amenazas. El miedo se perpetúa y da lugar a respuestas defensivas. El principal temor es quedar apartado, o, en palabras de Bauman, a perder el tren o a salir disparado por la ventana de un vehículo en aceleración. Algo parecido les sucede a los dirigentes de Oriente Medio. No hay bloques sólidos y cuando se forja una alianza no se fundamenta en una identidad o proyecto común sino en el miedo. La percepción de qué o quién representa una amenaza cambia en función de acontecimientos puntuales y es así como proliferan alianzas que se circunscriben a un tema y suelen tener fecha de caducidad. Son alianzas líquidas que se adaptan al relieve. La otra cara de la moneda es que las rivalidades también son líquidas. Actores tradicionalmente enemistados hacen frente común en un tema concreto sin con ello reconocerse como aliados. Lo líquido ha ido ganando a lo sólido sin sustituirlo plenamente. Por eso, tan importante como intentar entender las alianzas líquidas, es explicar por qué hay actores que persisten en la voluntad de forjar alianzas sólidas y también por qué algunas rivalidades son constantes. Para encontrar respuestas es útil poner el foco en conflictos regionales como Siria, Yemen y Libia pero también en los altibajos que han caracterizado las relaciones entre Rusia y Turquía, por un lado, y entre Arabia Saudí y Egipto, por otro. También es relevante ver si este baile de alianzas se circunscribe a Oriente Medio o ha desbordado hacia el Magreb. Y si hablamos de alianzas, Estados Unidos ocupa un papel central con lo que habrá que preguntarse si la elección de Trump solidifica el esquema de alianzas existente o les infunde mayor liquidez.