摘要:El estallido de la burbuja inmobiliaria y el inicio de la crisis financiero-inmobiliaria se han traducido, en España, en la mayor proliferación de las ejecuciones hipotecarias y desahucios de Europa occidental. Ello pone en evidencia las lógicas depredadoras del modelo inmobiliario español, el cual ha alimentado un gigantesco proceso de desposesión de vivienda. El artículo aporta evidencias del desigual desarrollo de la crisis hipotecaria en las ciudades españolas a partir de la explotación de datos del stock de vivienda en manos de la SAREB proveniente de ejecuciones hipotecarias. El análisis territorial de la distribución de las viviendas propiedad de la SAREB en tres ciudades (Alicante, Murcia y Zaragoza) permite identificar los barrios con una especial afectación de procesos de desposesión de vivienda. Los resultados demuestran como las ejecuciones hipotecarias están tendiendo a concentrarse en los barrios más vulnerables, profundizando su situación de precariedad. Ello evidencia como la crisis financiero-inmobiliaria está contribuyendo a profundizar las desigualdades urbanas.
其他摘要:The bursting of the housing bubble and the onset of the financial and real estate crisis have resulted, in Spain, in the biggest proliferation of foreclosures and evictions than any Western European countries. That situation reveals the predatory logic of the Spanish real estate model, which has fuelled a huge housing dispossession process. The article provides evidences of the uneven development of the mortgage crisis in the Spanish cities. The study is based on data exploitation of housing stock in the hands of the SAREB acquired through foreclosures. The spatial analysis of the distribution of housing units owned by SAREB in three cities (Alicante, Murcia and Zaragoza) has allowed identifying neighbourhoods with a special concentration of housing dispossession processes. The results show how foreclosures are tending to focus on the most vulnerable neighbourhoods, which translates to a deepening of their precarious situation. These findings show how the financial and real estate crisis are contributing to deepening urban inequality.