摘要:Es claro que por la penuria de la inacción que hoy padecemos ante los acontecimientos lingüísticos,nos es difícil impedir que arraiguen en la lengua los entuertos de la mala traducción que hoy la aquejan.Por eso precisamos una acción más enérgica que prevea y se anticipe a los efectos de una gran lengua quenos acoge y nos cobija —pero que, lamentablemente y sin quererlo, también nos absorbe— a fin de evitarque su injerencia adultere y subvierta la vital esencia de la nuestra. Así le haremos un favor no solo a lanuestra estirpe, sino también a la del resto de este gran pueblo norteamericano que, compartiendogenerosamente con nosotros, nos recibe en su casa.