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文章基本信息

  • 标题:Cómo aumentar la actividad física de los niños durante el período del recreo en las escuelas
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  • 作者:John J. Chin ; David Ludwig
  • 期刊名称:American journal of public health
  • 印刷版ISSN:0090-0036
  • 出版年度:2014
  • 卷号:104
  • 期号:Suppl 2
  • 页码:S200-S207
  • DOI:10.2105/AJPH.2012.301132s
  • 语种:English
  • 出版社:American Public Health Association
  • 摘要:Objetivos . Analizamos si la participación de las escuelas en el Programa de Mejoramiento del Recreo (PMR) en la primavera del año 2011 estuvo asociada a tasas más altas de actividad física intensa en los niños. Métodos . En el PMR, un coordinador dirige a los niños para que practiquen juegos adecuados para la edad a fin de aumentar su nivel de actividad física. Durante el recreo en 25 escuelas primarias públicas de la ciudad de Nueva York (15 participantes en el PMR, 10 no participantes en el PMR) los investigadores observaron algunas áreas predeterminadas (n = 1 339 observaciones) y registraron el número de niños que estaban sedentarios, caminando o muy activos. Resultados. Tras el análisis estadístico con múltiples variables se encontró que la participación en el PMR era una variable predictiva significativa (P = 0,027) de la tasa de actividad física intensa (porcentaje de niños muy activos en las áreas de observación) cuyas medias de los mínimos cuadrados fueron de 41% en las escuelas participantes en el PMR y de 27% en escuelas no participantes en el PMR. En las escuelas participantes en el PMR se siguió registrando una tasa significativamente superior incluso cuando el coordinador de juegos no estaba en el área de observación, lo que sugiere un cambio en la cultura del recreo en las escuelas que participan en este programa. Conclusiones. La tasa de actividad física intensa en las escuelas participantes en el PMR fue 14 puntos porcentuales (o 52%) superior a la tasa registrada en las escuelas no participantes en el PMR. Esta intervención de bajo costo podría ser un agregado valioso a las herramientas para combatir la obesidad infantil y podría valer la pena reproducirla en otros sitios. Un número considerable de niños a no hace ningún tipo de actividad física fuera de la escuela, 1 lo que sugiere que las clases de educación física y los períodos de recreo en la escuela pueden ser oportunidades especialmente importantes para lograr que los niños cumplan las recomendaciones sobre ejercicio físico vigentes a nivel federal. Estas recomendaciones establecen que los niños y adolescentes deberían realizar algún tipo de actividad física durante al menos una hora cada día2; sin embargo, muchas escuelas han reducido las clases de educación física. En Dale et al.,3(p241) por ejemplo, se determinó que la participación de los alumnos en clases de educación física (en los Estados Unidos) había descendido de 3,6 a 3 días por semana entre 1984 y 1994, en parte debido a limitaciones presupuestarias. En el 2006, solo 3,8% de las escuelas primarias públicas y privadas requerían que todos los estudiantes tuvieran clases diarias de educación física.4(p265) Estas tendencias nacionales también se registran en la ciudad de Nueva York, donde se llevó a cabo nuestra investigación. En un estudio del Defensor Público de la Ciudad de Nueva York se encontró que 57% de las escuelas primarias inspeccionadas ofrecían educación física solamente una vez a la semana,5(p3) lo que infringe los reglamentos estatales que requieren clases diarias de educación física. Los recreos son mucho más frecuentes que las clases de educación física, 4 pero los períodos de recreo pueden no aprovecharse adecuadamente para hacer actividad física puesto que algunas escuelas permiten que los niños no salgan al patio para que puedan en cambio terminar la tarea o jugar en las computadoras. 3 Aumentar el nivel de actividad física de los niños es un objetivo importante de salud pública, especialmente en vista del aumento de las tasas de obesidad infantil. Desde 1980, la prevalencia del índice de masa corporal para la edad en el percentil 95 o un percentil superior (correspondiente a la a veces denominada “obesidad”) se triplicó en los niños y adolescentes en edad escolar6(p242) y, a partir de 1999, se estabilizó en alrededor de 17% para la mayoría de los niños. Este índice no ha disminuido desde entonces y, en realidad, ha aumentado en los varones (de 6 a 19 años de edad) en los índices más altos de masa corporal para la edad (≥ percentil 97), a pesar de la ejecución de una amplia gama de iniciativas para prevenir la obesidad. 6 Los niños con sobrepeso corren riesgo de hiperlipidemia e hipertensión 7 y de obesidad en la edad adulta. 8,9 Los adultos obesos corren mayores riesgos de morbilidad por hipertensión, dislipidemia, diabetes de tipo 2, cardiopatías coronarias, accidentes cerebrovasculares, colecistopatías, osteoartritis, apnea del sueño y problemas respiratorios, así como por cáncer de endometrio, próstata, mama o colon. El mayor peso corporal se asocia también a un aumento de la mortalidad por todas las causas.10(pxi) Los beneficios de la actividad física en los jóvenes incluyen mayor capacidad cardiorrespiratoria, más fuerza muscular, una composición corporal favorable (es decir, menor porcentaje de grasa corporal) y mejoras de la salud cardiovascular y metabólica, así como de la salud ósea y la salud mental. 11 Las deficiencias de los programas escolares de educación física pueden ser difíciles de subsanar cuando hay limitaciones financieras considerables. Las inversiones de capital consistentes en agregar infraestructura e instalaciones recreativas, que se correlacionan positivamente con un aumento de la actividad física, 12,13 también pueden estar fuera del alcance de muchas escuelas. La importancia que puede tener el estímulo de parte de los adultos para que los niños sean físicamente activos, 14 así como el tiempo estructurado y la supervisión adulta que se asocian a una mayor actividad física en los niños, 15,16 sugieren que puede resultar eficaz introducir algunos enfoques menos costosos en las actividades escolares ya existentes. Algunos resultados relativamente constantes en la bibliografía, que indican que los varones en general son más activos que las niñas, 13,16–19 sugieren que las intervenciones deben intentar incluir a ambos sexos por igual. En un análisis de estudios anteriores se encontró que los indicadores de la situación socioeconómica no se relacionaban con la actividad física infantil. La mayor parte de los estudios mostró que los niños de minorías étnicas eran tan activos como los blancos no hispanos.13(p965) En consecuencia, examinamos si la participación de las escuelas en el Programa de Mejoramiento del Recreo (PMR) en la primavera del 2011 se había asociado a tasas más altas de actividad física intensa en los niños.
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