摘要:La idea de una escuela inclusiva reside en la equidad
y la justicia social. Si entendemos la educación
como un proceso integral de aprendizaje, las
situaciones de vulnerabilidad o exclusión social
no deberían ser un obstáculo para que niños y
niñas pudieran desarrollarse independientemente
de sus situaciones de partida. Por ello, el sistema
educativo vasco no puede obviar las desventajas de
salida que presentan cada vez más menores. Más
bien, debe ser garante de que estas situaciones no
condicionen los procesos académicos individuales,
apoyando al profesorado a través de profesionales
preparadas para responder de una forma científica
a las demandas y complejidad social. Entre ellos y
ellas se encuentran los y las trabajadoras sociales.
Una figura desconocida y con mucho que decir en
el ámbito educativo y en su interacción con otros
sistemas de protección. Este artículo pretende
mostrar la visión del trabajo social ante las nuevas
demandas sociales en el sistema educativo.