摘要:En mi pasado profesional, a partir de 1978 me encontré inmerso en ámbitos institucionales donde primaba un uso pertinazmente “suelto” del lenguaje, que oscilaba entre la ofuscación y la metáfora disolvente. Mi confrontación con estas prácticas lingüísticas durante mis años de funcionario de organismos internacionales y nacionales me llevó a ocuparme de tratar de encontrar caminos estructurantes que transformaran al lenguaje proyectual metaforizado, común a las instituciones proyectoras, en un lenguaje ético y ejecutivo. Resumí algunos de los resultados de mi búsqueda en un artículo publicado en Cuaderno Urbano N.° 6 (2007). En esta publicación las experiencias más estrictamente institucionales quedaron en un segundo plano. El presente trabajo se dirige ahora a rescatar dos casos, como ejemplos de una serie de casos de “arquitectura institucional” que desarrollé durante mis actividades profesionales. Los dos casos pretenden demostrar la aplicación de la “metodología dialógica” (Wittgenstein/Bakhtin) a dimensiones institucionales cuya esencia es la organización de respuestas a problemáticas sociales a través de una arquitectura del lenguaje. Quiero así demostrar la utilidad del método dialógico para domar los excesos lingüísticos de propuestas técnico/políticas que no llegan a fruición porque no parten de una metodología para ordenar política y administrativamente sus ideas.