摘要:Tomado de: Ollivier Dyens. Le web et l’´emergence d’une nouvelle structure de connaissances. 2002. HAL. Traducción del francés al español de Luis Alfonso Palau Castaño, Medellín, agosto 27 de 2016. Soy muy afortunado. Comencé a enseñar de tiempo completo en la universidad relativamente muy joven. Tenía apenas treinta años. A pesar de eso, como muchos profesores mayores con los que compartía mi tarea, percibía a mis estudiantes como peligrosamente sub-educados. Impotentes para concentrarse, dedicados a lo superficial y a lo aleatorio, sin conocimientos históricos y enciclopédicos, incapaces de escribir bien; los estudiantes que frecuentaban mis clases me parecían mal preparados para afrontar los desafíos y problemas de una sociedad que no paraba de hacerse más compleja. Y, sin embargo, mientras que numerosos profesores y yo mismo hacíamos este diagnóstico, las tecnologías operaban una transformación radical de la estructura de la economía, acompañada del crecimiento más importante en la historia de Occidente. Nuestras economías se desmaterializaban, intercambiando átomos más bien que octetos (así como lo subrayaba Nicholas Negroponte), acumulando pasajes y chorreos más bien que objetos, intercambiando estilos de vida en vez de materias (así como lo analizaba Naomi Klein) y esto, gracias a una industria, la de la informática, creada por completo por esos estudiantes que habían frecuentado nuestras instituciones. Actualmente, la economía contemporánea es del trueque memético ‹de memes›, del crecimiento cognitivo, del producto intelectual interno bruto. En menos de diez años, esos jóvenes hombres y mujeres cuya formación intelectual me parecía profundamente inadecuada, han logrado trastocar las fundaciones económicas e intelectuales de Occidente.