摘要:El presente artículo analiza la naturaleza y las consecuencias de la peste de Atenas tal y como aparece narrada en el relato de Tucídides. Y llega a la conclusión, respecto de la primera, que se trata de una enfermedad a la que, metafóricamente, cabe caracterizar de imperialista (recorre el entero cuerpo de la víctima si no le da muerte antes) y monoteísta (reconduce todas las demás enfermedades a ella); y también de subversiva (rompe con la vieja moral) y bárbara (se presenta a veces directamente como lo antihumano). Entre las consecuencias hay que destacar la creación de una doble nueva ética, cada una centrada en un personaje distinto: la ética de la desesperación , cuyo nuevo héroe es el enfermo, y la ética de la incertidumbre , basada en el que no lo es. Con máxima probabilidad, el primero morirá físicamente a causa de la peste; el segundo perecerá como ser social y cultural de peste, aunque no por ella. Las manifestaciones de todo este mundo finalmente subvertido son la deshumanización del mundo humano y la desnaturalización del mundo natural, así como la desnaturalización del mundo social. En medio de esa tormenta moral, paradójicamente, la vida aparecerá en la primera nueva ética como un personaje recobrado y en la segunda como su protagonista principal. El mundo de deseos y de placer que ahora surgen, y que tienen al individuo desvinculado de su historia y su sociedad por centro, la tienen a ella como genuina protagonista. El nuevo (des)orden humano surgido al calor de estos fenómenos es el reino de la necesidad, cuya divisa antropológica y social reúne a la civilización y la barbarie en una misma y única moneda cultural.
其他摘要:This article analyzes both nature and the consequences of the Plague of Athens as recounted by Thucydides. It comes to conclude that nature treats itself as an infirmity that can be metaphorically characterised not only as both imperialist (invading the victim's entire body if it does not kill them first) and monotheist (making all other diseases become it), but also as subversive (breaking off from old morality) and barbaric (at times directly presenting itself as antihuman). Highlighted among the plague's effects is the creation of a new double ethics, each one distinctly characterized. The first is an ethics of desperation, in which the hero is the diseased person; next, an ethics of uncertainty, based on what it is not. The first will most likely die, physically, from the plague, and the second presents itself as the social and cultural being of -- though not out of -- the plague. The results of this finally subverted world are the dehumanisation and denaturalisation of the human and natural worlds, and the social world as well. Paradoxically, from this moral torment life presents itself in the first ethics as the recovered person, and in the second as its principal protagonist. A world of desire and pleasure now emerges, removing the individual from history and finding a central role for society as genuine protagonist. This new human (dis)order that rises up out of these phenomena is master of necessity, an anthropological and social rally reuniting civilisation and barbarism in a single cultural emblem.