摘要:En el origen del formalismo como teoría de las artes, y en torno al debate con cierto “materialismo” teórico de corte determinista (el de G. Semper), se plantea una antinomia entre la dimensión perceptual o fenoménica del arte y su dimensión físico-material. Ambas parecen igualmente necesarias para determinar la especificidad del arte, la cual implica, para el formalismo, la diferencialidad de las diversas artes entre sí. La antinomia está vinculada a la pretensión formalista de fundamentar la autonomía de las artes, determinándolas mediante un doble principio: uno “estético”, que acentúa la especificidad de sus respectivas “esferas sensoriales”, y otro “poiético”, que acentúa la pluralidad de sus procesos técnicos. Eduard Hanslick (autor fundacional del formalismo a mediados del siglo XIX) formuló esta problemática como cuestión de los “materiales elementales de la música”. Tras examinar dicha formulación, señalaremos los paralelismos con Konrad Fiedler y Alois Riegl, autores formalistas de la misma época. Terminaremos indicando cómo, en la futura deriva “modernista” del formalismo como discurso sobre el arte moderno, la perspectiva del acto creativo irá siendo desplazada por la de la recepción y el espectador, a la hora de abordar este problema de la “materialidad” del arte.