摘要:En las últimas décadas Venezuela se ha caracterizado por un crecimiento alto que supera el 3% interanual, el cual al ser extrapolado al año 2005, refleja una tendencia a situarse alrededor del 2%, catalogado como crecimiento moderado, que de seguir a este ritmo de crecimiento la población tiende a quintuplicarse en la segunda mitad del siglo XX (Camargo, M., 1996). Dicho crecimiento poblacional ha estado acompañado de cambios en la distribución de la población, como resulta ser la concentración de ésta en las áreas urbanas, donde se ha incrementado, en una manera acelerada, la demanda de servicios e infraestructuras, por parte de la población, para satisfacer sus necesidades básicas. Frente a esta situación, el país ve disminuidos sus ingresos económicos, una creciente deuda externa que limita la utilización de sus ingresos, un Estado acostumbrado a satisfacer las necesidades de la población como gobierno patriarcal y un pueblo con mentalidad de rico que no busca nuevas alternativas para optimizar sus recursos (Camargo, R.,l995). Situación que comienza a tener sus efectos sobre la calidad de vida del país, la cual se ve día a día disminuida por la aparición de nuevos problemas sociales y económicos o por el agravamiento de los ya existentes. En las áreas urbanas se observa el incremento de numerosas unidades de viviendas insalubres que conducen a un hacinamiento espacial y dentro de las mismas viviendas; deficiencia en la calidad y disponibilidad en los servicios públicos, poco competentes y accesibles que no logran cubrir las necesidades de la población, como resulta el déficit en el suministro de agua potable en lo que se refiere al volumen demandado y a su calidad, y la falta de aprovisionamiento de cloacas y sistemas de evacuación de excretas que en muchas oportunidades son las causantes de la contaminación de los principales ríos que atraviesan las grandes ciudades, entre otros (Celecia,l994). Ante tal situación se hace necesario evaluar la situación del bienestar social de la población venezolana, desde una perspectiva amplia e integrada, no en forma sectorial, que permita detectar los resultados que se están obteniendo de este gasto público. Esta evaluación debe ser realizada a través de un índice que permita integrar los problemas económicos, sociales y ambientales, que cuantifique los resultados de la inversión pública y la capacidad del Estado para satisfacer las necesidades de los venezolanos como una condición variable en el espacio, detectando problemas y posibilidades, proporcionando las bases para la definición de posibles estrategias que permitan minimizar el deterioro de la calidad de vida de los venezolanos. Para ello se presenta una operacionalización del concepto de calidad de vida como instrumento para la planificación urbana.