出版社:Servicio de Publicaciones de la Universidad Complutense
摘要:Una supuesta adúltera, un marido celoso y una venganza.¿Y s i hiciéramos de la tragedia de Otelo un espectáculo de fantoches grotescos? Sobre la escena de un paupérrimo teatrito, Pasolini nos muestra en Che cosa sono le nuvole (1967) a unos títeres vivientes interpretando el Othello de Shakespeare bajo la batuta de un demiurgo.La respuesta del público será inesperada.Por otro lado, en Los cuernos de don Friolera (1930), Valle-Inclán hace de su Otelo un esperpéntico guardia civil en plena España pacata y caciquista, representada en un teatro de títeres y vista por dos intelectuales que reflexionan sobre la posteridad y sus vanaglorias.La tragedia se disfraza de risa grotesca y la ficción supera los límites del teatro tradicional para hacernos cómplices y, como diría Shakespeare, jugadores.Un ejercicio de muñecas rusas que recuerda la experiencia Meninas de Foucault: «c’est le regardeur qui fait le tableau», que diría Duchamp, nosotros terminamos la obra, los mirones estamos dentro.La musa funambulesca ha hecho de las suyas y la escena teatral se ha vuelto un espejo.
其他摘要:A supposed adulteress, a jealous husband and a vengeance. What would happen if we transferred Othello’s tragedy to a puppet show? On the stage of a miserable theater, Pasolini displays in Che cosa sono le nuvole (1967) the story of some living puppets that are drawn to represent Shakespeare’s Othello on demand of an omn ipotent puppeteer. The audience’s answer will be unexpected. On the other hand, in Los cuernos de don Friolera (1930) Valle- Inclán masks his own Othello as a grotesque guardia civil trapped in the middle of rural, moral and despotic Spain; the story of whom is, again, seen by an audience, in this case, two intellectuals that reflect on art, posterity and triumph. Tragedy, disguised by laughter and fiction, exceeds the frontiers of tradit ional theatre to make us accomplices and, as Shakespeare would say, players. A game of Russian dolls that reminds us of the Foucaultian Meninas experience: us, the voyeurs, are effectively inside the scene, we finish the work of art. The funambulesque muse has played her game, and the theatrical stage has become a mirror.