摘要:Se vanagloriaba Prometeo -en boca del dramaturgo Esquilo- de haber enseñado a los hombres griegos todas las ciencias, entre las que se encontraba la escritura, a la que definía como la memoria de la Historia. Quizás no reparó en que la libertad humana olvida a veces que cuando las crónicas se subvierten bajo principios proselitistas de marcada intencionalidad política, la importancia de los acontecimientos históricos suelen rebajarse a anecdóticas interpretaciones o a explicarse como trabas que impiden un determinado desarrollo, propiciando una premeditada anulación y olvido.