摘要:Es unánime la afirmación contundente (y así lo demuestra sobradamente este homenaje), de que la monumental producción científica de Rosario Camacho ha transformado el paisaje de la provincia de Málaga y a todos nos ha dado otros ojos con los que mirar, no solo esta tierra, sino cualquier otra ciudad, cualquier otra manifestación cultural que nos rodea. Durante décadas hemos asistido a la peor versión de la «tragedia de la cultura» de la que hablara Georg Simmel. Se ha abierto un abismo entre el objeto cultural y el sujeto que lo produce y que lo alimenta de significado; con esa disociación se ha incrementado exponencialmente nuestro desapego por las manifestaciones del pasado. La teoría del patrimonio cultural ha querido restaurar estos lazos a través de la institución, ya sea administrativa o académica, con un éxito loable pero siempre insuficiente. De poco puede servir el adoctrinamiento institucional si la sensibilidad y el compromiso con la cultura se quedan encerrados en las oficinas y en las aulas, si aquellos que la producen y la reciben día a día no están directamente involucrados.