El presente artículo propone un análisis semiótico-estructural de la película de Quentin Tarantino Los ocho más odiados (The Hateful Eight, 2015). Nuestro trabajo incorpora elementos provenientes de la narratología fílmica, en particular la idea del unreliable narrator de Emily Anderson, quien plantea la posibilidad de un narrador no confiable al interior del discurso. El análisis demuestra que el filme, tanto al nivel del relato como del discurso, presenta una serie de simulacros manipulatorios que les permiten a sus actantes organizar la dimensión cognitiva del saber y el creer. Se revela un dispositivo que no solo permite a los personajes engañar a otros con sus discursos, sino también al enunciador que opera en un nivel superior. De este modo, el filme convierte la subinformación y la contrainformación en sus instrumentos clave.