摘要:Las exigencias de la sociedad sobre la administración pública pasan por profundizar en el comportamiento y en la dedicación profesional, sobre todo, de los administradores y gestores públicos. Todo ello no es más que trasunto del principio de buena administración que, como ya he destacado, es hoy un derecho de los ciudadanos, que reclama mayor objetividad en la toma de decisiones, mayor intensidad en la defensa de los derechos de los ciudadanos, más transparencia, más control y, sobre todo una más proactiva rendición de cuentas. Se trata, en definitiva, de imbuir a los gestores públicos y a los ciudadanos que más frecuente y estrechamente se relacionan con ellos, de sentimientos de ética, de rectitud y de honestidad capaces de impedir prácticas corruptas.