摘要:En este artículo se presenta un apretado recorrido por Occidente, Mesoamérica y los Andes centrales que devela puntos comunes que llevaron al hombre desde un período temprano de la humanidad a crear un universo simbólico que respondía a su forma de explicar los hechos del mundo circundante y que le permitía predecir el comportamiento de fenómenos que garantizaran su subsistencia. Estos caminos los halló en el firmamento. Su capacidad de raciocinio y de observación, lo llevaron a dar los primeros pasos en la ciencia. Mirando el cielo comenzó a encontrar determinismos y regularidades y a establecer las primeras relaciones entre los hechos del firmamento y los fenómenos mundanos. La comprensión inicial del universo requirió de un registro de datos que dio lugar tanto a la escritura como a los primeros calendarios. Las coincidencias en el desarrollo, los referentes comunes y los hallazgos arqueológicos recientes, dan cuenta de la existencia de un orden subyacente que nació en el seno de cada cultura con el fin de alumbrar la oscuridad del desconocimiento del mundo, comprender, construir, crear, enseñar y sentar las bases, para dar solución a los problemas cotidianos dejando a su paso las huellas indelebles de su proceso de matematización, es decir, de su raíz etnomatemática. Particularmente, la observación de la Luna y el Sol, no sólo dio origen a los calendarios, sino que dio lugar a una serie de códigos simbólicos que se fueron transmitiendo, y recreando, por interacción social, conformando un simbolismo cosmológico cuya influencia es innegable en el desarrollo de la geometría, de la aritmética, de la trigonometría, de la astronomía y del devenir histórico del hombre como ente bio-psico-socio-cultural.