摘要:Vehículos tradicionales que ruedan por la geografía colombiana llevando historias, relatos y costumbres en medio del trasegar cotidiano; el relieve inconquistable parece dominar a sus conductores. Pericia, conocimiento y práctica. Los conductores se confiesan en las manos de estos camiones de escalera que entre el sonido de su claxon y la carga de la cosecha y sus pobladores transportan a diario la cotidianidad de la ruralidad más apartada, que cumple la cita matutina en sus mercados, plazas y parques. Estos carros son la muestra de una práctica social y cultural alrededor del diseño y el decorado de unos automotores que se convierten en obras rodantes y símbolos del campo nacional. Detrás de su decorado, de sus nombres de pila y de sus colores, hay familias y generaciones dedicadas a mantener una actividad que va más allá del sector transportista y que reconocen como vocación heredada. Propietarios, conductores, decoradores, alistadores y carroceros: todos al unísono perfeccionan un trabajo artesanal. No hay escuelas ni ensambladoras industriales: solo la labor de generaciones que entregan el legado al interesado. Y algunos ya creen que la extinción del sistema de transporte y sus protagonistas es una amenaza latente.