摘要:Pocos documentos en la historia de la humanidad expresan con tanta fuerza
el deseo y la posibilidad de la paz perpetua que ya anhelaba Kant, como la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, promulgada en 1948 por
la ONU después del horror de la Segunda Guerra Mundial. En su voluntad
de generar un documento que manifestara la esperanza de una convivencia
justa e indicara un camino para alcanzarla, la ONU se hizo eco de un movimiento
que, con su gesto, contribuyó a consolidar de forma definitiva: el proceso
por el cual los derechos humanos, después de una larga historia de desarrollo,
se convertían, más allá de meras listas de derechos que los estados deberían
reconocer a sus ciudadanos, en el lenguaje universal con que hablar de la justicia.