摘要:Agradezco a Inger Enkvist su valentía para navegar contracorriente,
y de más está decir su sensatez y sentido común para
desenmascarar las oleadas de “modernidad” que están destruyendo en
el mundo la calidad de la educación. De hecho, concuerdo plenamente
con ella cuando ha afirmado que la educación —para tantos gobiernos
en distintas partes del mundo— se ha convertido en una mercancía
política. Es decir, que se toman medidas y se hacen reformas sólo
buscando dividendos electorales. Reformas con una pesada carga ideológica,
que buscan el aplauso de los correligionarios y que dejen contentos
a los que detentan el turno del poder. Reformas en que la calidad
es sólo una palabra vacía de contenidos, que se menciona como una
anestesia de las conciencias para dejar a todos contentos.