A finales del siglo XIX, alrededor del manicomio del Paraje Bermejal, empieza la historia urbanística de lo que hoy es la zona nororiental de Medellín. Francisco Jaramillo Ochoa y su esposa Juana Francisca Ruiz, propietarios de esas tierras, entregaron al Obispo de Santa Rosa de Osos, monseñor Miguel Angel Builes, un documento según el cual: "si pasados cien años los herederos no habían levantado mortuoria, estas tierras quedarían a bien de una entidad beneficiaria para los pobres".2 Unas pocas casonas fueron los núcleos de la construcción de los primeros barrios del sector, considerados barrios obreros, entre ellos El majal, hoy La mansión; Pérez Triana, hoy Manrique central 1 y 2, Campo Valdés, Aranjuez y Berlín cerca de 1932. En esa época tuvo lugar la recesión de la minería, lo cual explica la atracción de los emigrantes por el auge industrial