El artículo compara las experiencias económicas de Irlanda y Finlandia, que son los dos países que en el periodo 1994-2004 alcanzaron las tasas de crecimiento más altas de toda la Unión Europea. En este tiempo, las dos economías se han reorientado hacia un nuevo patrón de especialización basado en sectores de tecnología avanzada, que se ha mostrado extraordinariamente competitivo a nivel internacional. La aplicación de una política industrial de largo plazo ha sido determinante en el éxito de estas dos experiencias. Sin embargo, la orientación estratégica de esas políticas ha sido muy diferente, si bien es posible detectar algunas coincidencias relevantes entre ellas. La conclusión más destacada del trabajo es que la estrategia irlandesa parece más brillante pero la experiencia escandinava es más consistente.