El siglo XXI es el siglo de la información y el conocimiento; el hombre nuevo ha de prepararse para vivir y crecer al ritmo acelerado que demandan el desarrollo de las ciencias, las tecnologías y su propio accionar en la sociedad. La información, que en lugar de constituir una narración expresa y digerible por sus características y se fundamenta con expresiones numéricas, debe reunir ciertas cualidades para que su comunicación sea extensible y asequible a cualquier receptor.