En toda Europa, a partir de 1910, empiezan a desarrollarse unas concepciones artísticas renovadoras y fuertemente iconoclastas cuyo auge será alcanzado en el llamado período entreguerras.
Este cambio se da en todas las dimensiones del hacer y pensar; entenderíamos sólo a medias lo que significó el vanguardismo si no nos diéramos cuenta de que en todo lo demás supuso un intento de borrón y cuenta nueva: en la ciencia física, en la arquitectura, pintura, escultura, en la sociedad y en la conciencia literaria.
El término vanguardia que proviene del francés “avant-gardé”, fue forjado en los días de la Primera Guerra Mundial (1914/1918) o al menos durante esos días adquirió carta de naturaleza en las letras francesas, extendiéndose luego a otros países.