Los sociólogos y los científicos políticos afirmaron el fin de las ideologías al final de la de la II Guerra Mundial. Sin embargo, las realidades políticas actuales y los resultados de un nuevo paradigma psicológico presentan bases sólidas para retomar el estudio de ideología. La distinción liberalismo-conservadurismo sigue siendo un medio válido y sencillo de organizar pensamientos, sentimientos, y conductas (para los legos y los científicos sociales). Los estudios revelan que hay diferencias políticas y psicológicas significativas relacionadas con el autoposición ideológica. Variables de tipo situacional –como la amenaza y la percepción de la muerte- y variables disposicionales- como abierto a la experiencia y responsabilidad- afectan al grado en que una persona se siente atraída por líderes, partidos y opiniones liberales vs. conservadores. Un análisis psicológico también es útil para entender la división política entre “estados rojos” y “los estados azules” en los Estados Unidos.
The end of ideology was declared by sociologists and political scientists in the aftermath of World War II. However, current political realities and results from an emerging psychological paradigm provide strong grounds for returning to the study of ideology. The liberalism-conservatism distinction remains a pervasive and parsimonious means of organizing thoughts, feelings, and behaviors (for both laypersons and social scientists). Studies reveal that there are indeed meaningful political and psychological differences that covary with ideological self-placement. Situational variables -including system threat and mortality salience- and dispositional variables -including openness and conscientiousness- affect the degree to which an individual is drawn to liberal (leftist) vs. conservative (rightist) leaders, parties, and opinions. A psychological analysis is also useful for understanding the political divide between “red states” and “blue states” in the U.S.A.