Una de las proposiciones más aceptadas en los estudios sobre género en los procesos electorales es que los partidos políticos tienen una cierta reticencia a presentar candidaturas femeninas. Este recelo es consecuencia de la creencia de que los electores prefieren votar a hombres antes que a mujeres. Con el fin de comprobar esta supuesta discriminación electoral de los votantes contra la presencia de candidaturas femeninas hemos analizado las elecciones al Senado español de marzo del 2000. El estudio pone de manifiesto que los candidatos de los principales partidos reciben en general más votos que sus compañeras de partido. No obstante, esta desventaja electoral de la mujer es básicamente consecuencia de la posición ocupada en la papeleta de voto. Aunque el orden de presentación de los candidatos en las listas para las elecciones al Senado español es alfabético, las mujeres quedan relegadas, en la mayoría de los casos, a puestos intermedios o finales.
A well-known proposition in the literature on gender and electoral processes is that political parties are reluctant to run women candidates for election. This party prejudice is based on the belief that voters prefer to vote for male candidates rather than female ones. In order to test this presumed voter bias against women candidates, we have analyzed the 2000 Spanish Senate election. Our study shows that, in general, men candidates of the principal parties received more votes than women candidates. Nevertheless, the electoral disadvantage of women candidates in this Spanish Senate election can be mainly explained by their positioning on the ballot. Although candidates of the same party are ranked in alphabetical order on the ballot, women candidates were in most instances placed in lower positions than their male party colleagues on party lists.