En 1993, el gobierno de Canadá y la etnia Inuit acordaron crear una nueva provincia, llamada Nunavut, nuestra tierra. Por su administración, los Innuit recibirán 1.1 billones de dólares canadienses durante 14 años pero no harán más reclamos de tierras en Canadá. Los Inuit de Nunavut tienen planes de manejo de fauna y están invirtiendo en nuevas empresas propias, con el apoyo del gobierno, pues crear fuentes de empleo es una prioridad. Nunavut es una oportunidad para rescatar prácticas de caza y pesca en un nuevo contexto, y se espera un renacer del esencialismo étnico. El gobierno canadiense y los Inuit demuestran así que las minorías étnicas pueden ser dueñas de su propio destino.