El agua es, sin lugar a dudas, el motor impulsor del desarrollo socioeconómico de las tierras del sureste peninsular ibérico; pero su escasez ha impuesto tradicionalmente una utilización razonada del recurso, al tiempo que se aseguraba su uso fuera de los espacios próximos a los cauces naturales, para lo que se hacía necesaria la construcción de una gran red de distribución. Con la creación de la Mancomunidad de los Canales del Taibilla cristaliza la vieja aspiración de garantizar el abastecimiento de núcleos urbanos y entidades estatales. Es así como se sientan las bases que impulsarían el desarrollo industrial, a partir del decenio de los cincuenta y, desde los años sesenta, el despegue de la actividad turística en el litoral. Los resultados conseguidos merced a este sistema de abastecimiento son evidentes, pero el actual ritmo de desarrollo urbano y demográfico de las principales ciudades y la nueva etapa expansionista que vive la franja litoral han puesto de relieve las limitaciones del Organismo, condicionado por la disponibilidad de recursos, por lo que este trabajo trata de esclarecer su situación actual y perspectivas de futuro.