La posición geográfica que ocupa la ciudad de Alicante en el litoral del sureste peninsular viene justificada por la convergencia sobre este lugar de dos vías naturales de penetración hacia el interior y su contacto con el Mediterráneo, al abrigo de los relieves bélicos que la libran de las incidencias puntuales de los vientos de levante, de manera que la bahía junto a la que se asienta permanece durante gran parte del año con aguas tranquilas en las que las naves se encuentran a salvo. En definitiva, va a ser la estructuración realizada por los movimientos alpinos, en el Mioceno superior, de los relieves bélicos orientales, la que marque las directrices que condicionarán la circulación viaria terrestre y portuaria de este territorio, en la actualidad convertidos en uno de los impulsores del desarrollo socioeconómico de la ciudad.