Durante la guerra civil española de 1936-39, la provincia de Alicante, pese a su situación de retaguardia, tuvo un movimiento natural con graves dificultades, sobre todo en 1939, a resultas del clima de inseguridad y las dificultades económicas creadas por el conflicto; el fuerte aumento de la mortalidad infantil entre 1937 y 1941, así como la sobremortalidad acumulada durante 1936-41, subrayan la fortísima incidencia del conflicto. La migración neta, negativa para la provincia entre 1888 y 1930, fue muy positiva en 1931-40, debido, entre otras causas, a los desplazamientos provocados por la guerra, especialmente significativos para la ciudad de Alicante.