La entrada en funcionamiento de los pantanos del Cenajo y Camarilla en 1957 y 1960, respectivamente, incrementó los volúmenes regulados en la Cuenca del Segura en 233 Hm3/año. El aumento del volumen embalsado garantizaba la ampliación del regadío, que se realizó según determina el Decreto Orden Ministerial de 1953. La repercusión en el Bajo Segura, objeto de análisis de esta investigación, se valora en la transformación inicial de 3.500 Ha elevadas a 14.000 por los aportes de redotación del trasvase Tajo-Segura. El ejemplo de la Comunidad de Regantes de San Onofre- Torremendo es el modelo referencial que explica el paso de una extensión concedida de 321 Ha casi 2.000 Ha de regadío, con la consiguiente mejora económica y social de su población.