En mayo de 1976 pronuncié un discurso en inglés para una conferencia del PEN CLUB Internacional en La Haya, Holanda. El tema que servía de base a las exposiciones y debates era: "¿Cambiar el mundo, cambiar el PEN?". Pero había un segundo sentido detrás de esa intervención: se trataba también de crear un clima emocional e intelectual, de convencer a los delegados y escritores, en su mayoría europeos y norteamericanos, de la necesidad perentoria de volver a suspender al PEN CLUB chileno, de clara inspiración y actividad fascista, lo que se logró por una abrumadora votación favorable (21 votos por la suspensión, cuatro abstenciones, uno en contra, el del chileno mismo, que debió levantarse solitariamente y retirarse de la sala de conferencias).