El anuncio del presidente Alan García, en 1985, de que Perú no destinaría más del 10 por ciento de sus exportaciones al pago de la deuda externa, creó una expectación justificada en toda América Latina, e incluso más allá de la región. Sin embargo, pronto los detalles de esta iniciativa innovadora quedaron sin trascender fuera de Perú, ocultados por la reacción producida dentro del país ante otro tema, la llamada «nacionalización» bancaria. Aunque Perú terminó pagando 31,3 por ciento de sus exportaciones a los acreedores, y no el 10 por ciento programado, se lograron algunos objetivos. Este artículo da cuenta del trayecto del 10 por ciento hasta 1988, sus logros, bloqueos y perspectivas, cuando Perú encara una deuda externa de 21 000 millones de dólares, incluyendo la mora producida en los pagos.