La liberación de la mujer no es el resultado automático de las revoluciones socialistas o nacionalistas. Es más bien uno de los elementos más olvidados por los revolucionarios, después del triunfo de 'su' revolución. Avances en la situación legal no compensan la existencia de las viejas tradiciones machistas, de las costumbres y valores de las sociedades patriarcales, aún en los países socialistas. La experiencia sandinista demuestra cómo el proceso revolucionario combina la retórica socialista con un progreso real en la participación de la mujer en asuntos públicos, continuando, sin embargo, su marginación y opresión. Parece que hay problemas fundamentales en la lucha de las mujeres, más allá de la formación política e ideológica de las sociedades, que deben ser superados por todas las mujeres de todas las clases y todas las naciones.