Cuando el presidente Patricio Aylwin dijo, el 7 de agosto de 1991, que «la transición ya está hecha», reponía a su país en el Guiness político de los fenómenos excepcionales. Chile, con el primer régimen demócrata cristiano en América Latina (Eduardo Frei, 1964-1970); el primer proyecto socialista-marxista del mundo legitimado electoralmente (Salvador Allende, 1970-1973), y el modelo económico neoliberal más puro, también a escala mundial (Augusto Pinochet, 1973-1990), pasaba a convertirse en el país de la transición más veloz entre una dictadura y una democracia; menos de diecisiete meses, contados desde el 11 de marzo de 1990, fecha de la toma de posesión del presidente Aylwin.